CARLOS ESPINOSA DOMÍNGUEZ. En un artículo publicado en Cubaencuentro.com titulado “Voluntarios por la libertad” el autor recuerda que en julio de 2016 se cumplieron ocho décadas del inicio de la Guerra Civil española. Terminaría en 1939, cuando Adolf Hitler había comenzado la suya, al invadir Checoslovaquia. Se puede afirmar, pues, que el conflicto que desangró el país ibérico no fue, como ha hecho notar M.A. Bastener, “un gran ajuste de cuentas entre dos maneras de entender España, sino el preludio de la gran conflagración ideológica de todos los tiempos, la II Guerra Mundial”. “Aquella guerra, en efecto, significó el preámbulo y el puente de la que vino inmediatamente después. De hecho, en ella no solo tomaron parte los españoles. En ayuda del sublevado general Francisco Franco llegaron soldados de los ejércitos de Alemania e Italia, enviados por Hitler y Mussolini. Aunque es menos conocido, algo similar hicieron los fascistas polacos. Contingentes de desempleados de ese país fueron mandados a Alemania, con el pretexto de que se iban a dedicar a labores agrícolas y fabriles. Una vez allí, fueron hechos prisioneros y enviados a pelear en España en el bando falangista, a las órdenes de jefes polacos y germanos”. Y en las filas republicanas, voluntarios comunistas de numerosos países de todo el mundo. Ahora resulta que a la pacífica España vinieron a pelear los idealistas de todo el planeta, según esta crónica de Carlos Espinosa Domínguez en Cubaencuentro.com:
«Otro cubano que luchó en España fue Pablo de la Torriente Brau (1901-1936). Al igual que Candón, formaba parte de la Brigada del Campesino. Estuvo entre los primeros que murieron en combate. Tres meses después de haber llegado, cayó en Majadahonda, entre las líneas. Una bala de atravesó el corazón y solo tuvo tiempo para decir “Me muero”. Según sus compañeros, antes de expirar echó mano a su cartera con el ánimo de deshacerse de documentos que pudieran caer en manos del enemigo. Su amigo Candón fue quien rescató su cadáver. Tenía un historial de luchador antimachadista y había pasado largas temporadas en la prisión. Cuando estalló la Guerra Civil, se encontraba en Nueva York. Desde allí le escribió en una carta a Juan Marinello: “He tenido una idea maravillosa, me voy a España, a la revolución española. Allá en Cuba se dice, por el canto popular: «no te mueras sin ir antes a España». Y yo me voy a España ahora, a la revolución española, en donde palpitan hoy las angustias del mundo entero de los oprimidos”.
Para el viaje, tuvo que reunir centavo a centavo el dinero para el pasaje. Partió con la corresponsalía de dos importantes publicaciones: la revista norteamericana «The New Masses» y el diario mexicano “El Machete”. Sobre la guerra, escribió unos excelentes reportajes, que póstumamente fueron reunidos por sus amigos en el libro Peleando con los milicianos. En una entrevista que le hizo Nicolás Guillén, el poeta español Miguel Hernández evocó su encuentro con Torriente Brau: “Conocí a Pablo en Madrid, en la Alianza de Intelectuales Antifascistas, esperando yo a María Teresa León, que no venía. Esa noche, recién amigos, bromeamos como antiguos camaradas. El sentido humorístico de Pablo era realmente irresistible, quien estaba a su lado tenía que reír siempre, siempre, porque él sabía encontrar como pocos el costado grotesco de las cosas más solemnes. Y lo hacía con una originalidad y una fuerza…”. Tras su muerte, Miguel Hernández le dedicó su “Elegía Segunda”, de la cual copio estos versos: “Ante Pablo los días se abstienen ya y no andan. / No temáis que se extinga su sangre sin objeto, / porque este es de los muertos que crecen y se agrandan, / aunque el tiempo devaste su gigante esqueleto”.
«Casi la mitad de los voluntarios era hispanoamericana: Candón y Torriente Brau fueron las figuras más destacadas de todos los cubanos que pelearon en España. Otros se conocen menos o son completamente desconocidos. Novás Calvo contó que durante la batalla de Quijorna conoció al que, para él, probablemente era el más “sorprendente” de sus compatriotas. Se llamaba Alberto Sánchez Méndez (1915-1937), tenía 22 años, mandaba el batallón especial de Enrique Líster y su compañera era capitana de ametralladoras. Había tomado parte en las luchas contra Machado y, luego, contra la reacción. Cuando su compañero Antonio Guiteras fue declarado fuera de la ley, lo acompañó al campo. Tras la muerte de este, logró escapar. En Brunete, cito de nuevo a Novás Calvo, “le encontramos como jefe de la plaza, con su batallón de comunistas, hecho comunista él mismo. Allí mismo, en la contraofensiva enemiga, le mataron ya como jefe de Brigada. Quedó su cuerpo en aquella tierra árida de Castilla”.
Sobre Alberto Sánchez Méndez, el poeta chileno Pablo Neruda, quien lo conoció, escribió estos versos: “Allí yace para siempre un hombre que entre todos destacó / como una flor sangrienta, como una flor de violentos pétalos abrazadores. / Este es Alberto Sánchez, cubano, taciturno, fornido y pequeño de estatura/ capitán de 20 años. Teruel, Garabitas, sur del Tajo, Guadalajara, / vieron pasar su claro corazón silencioso. / Herido en Brunete, desangrándose, corre otra vez al frente de su brigada. / El humo y la sangre lo han cegado. / Ya allí cae, y allí su mujer, la comandante Luna / defiende al atardecer con su ametralladora el sitio donde reposa su amado, / defiende el nombre y la sangre del héroe desaparecido”. El valor de esos artículos es enorme, tanto por su calidad literaria como por la abundante información documental de primera mano que aportan. Constituyen a no dudarlo un material de obligada referencia para investigadores e historiadores. Eso se comprobará cuando vea la luz el grueso volumen que los recoge y cuya salida, si los dioses tutelares así lo permiten, será en fecha próxima. Entonces será la ocasión para constatar algo que Novás Calvo dijo de Torriente Brau: “era un gran escritor, quizás el más vigoroso narrador que haya venido a la guerra como repórter”.
Por otra parte, Cuba ha convocado un concurso titulado “Una página para Pablo”: «El Caimán Barbudo y el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau convocan al concurso literario Una página para Pablo, en recordación al aniversario 80 de la caída en combate del Héroe de Majadahonda. Los interesados deberán enviar un texto de una página, una cuartilla u hoja en la que el autor(a) exprese, a través de la crónica, la poesía, el comentario, el minicuento, el miniensayo o cualquier otra forma de expresión escrita, sus sentimientos, criterios, acercamientos sobre/para la figura de Pablo de la Torriente Brau. La convocatoria está dirigida a cualquier persona, residente en el territorio nacional, y solamente se recibirá un trabajo por autor. Este deberá entregarse en original y dos copias a la revista El Caimán Barbudo (Casa Editora Abril, Prado 553 entre Dragones y Teniente Rey, Habana Vieja) precedido por una hoja en la que aparezcan los datos personales: nombre y apellidos, teléfono, dirección y correo electrónico. De forma paralela, será enviada por vía email a la dirección electrónica: caimanbarbudo@editoraabril.co.cu, como un único texto adjunto y bajo el asunto: Para Concurso Una página para Pablo. Ambas entregas (electrónica y papel) son obligatorias y no opcionales. La convocatoria cerrará el 30 de octubre de 2016″.