JORGE RUBIO. Dicen que «la fe mueve montañas», aunque en la gran mayoría de los casos corresponde a los seres humanos hacer que  los milagros se hagan realidad. Desde Majadahonda, los voluntarios de la Asociación Amazonia-Requena son los encargados de dar una nueva vida y esperanza a la infancia de la región amazónica de Requena en Perú. Una iniciativa que surgió del hermanamiento de la parroquia majariega de Santa Catalina Mártir y el Vicariato Apostólico de Requena en el departamento de Loreto. A partir de ese momento, comenzó una estrecha relación de ayuda humanitaria con dos objetivos claros: la formación de los niños y asegurar su alimentación. Una relación de hermanamiento que finalmente cristalizó con la creación y el registro formal de la Asociación Amazonia-Requena en 1992. Desde entonces, multitud de voluntarios han dedicado su tiempo para llevar el nombre de Majadahonda hasta Perú, trabajando de forma desinteresada con una única motivación: ayudar. Un compromiso del que se hace eco MJD Magazin y también partícipe, a través de la firma de un convenio de colaboración entre este medio de comunicación multimedia y Amazonia-Requena.


«Estamos constituidos como una asociación de voluntarios. Aquí no hay personal contratado. Nuestro compromiso es misionero«, recalca Mari Cruz Márquez, presidenta de la Asociación Amazonia-Requena. Y esta es una cuestión de importancia para la agrupación y para aquellos que desean colaborar, ya todos los que deciden participar en los proyectos de Amazonia-Requena no reciben ningún tipo de remuneración económica por su trabajo. Su única recompensa es la gratitud y el saber que gracias a su labor centenares de niños pueden tener un futuro mejor. El sacerdote Francisco Ruano es el encargado de explicar esta dimensión que puede llegar a sorprender en un momento en el que la sociedad parece moverse únicamente por intereses económicos, incluso entre las ONG. «El sentido evangélico no es solamente llevar la palabra de Dios a los hombres, sino también llevarles un mundo mejor. Desde ahí surge todo un compromiso social que tiene Amazonía: transmitir el evangelio y al mismo tiempo ayudar a sus hermanos a que tengan una vida mucho mejor y un desarrollo».

Mari Cruz Márquez, Presidenta de Amazonia – Requena y Francisco Ruano

Para lograr estos objetivos y proyectos de desarrollo ambos inciden en que se destinan «todos los fondos que recaudamos a través de actuaciones, donativos y ayudas de los socios económicos». Por su parte Mari Cruz Márquez revela que se  han “fomentado y creado escuelas» y también «la atención a niños y mujeres». Además, su testimonio pone de manifiesto la realidad socioeconómica de la región de Requena en Perú y señala que «la situación de pobreza hace que haya muchas mujeres y madres solteras que no tienen formación con muchas dificultades para dar de comer a sus hijos”. Una ayuda cuyos encargados de distribuir y hacer posible son los misioneros y los voluntarios de Amazonia-Requena. «El nombre de Majadahonda aparece allí en todos los lados. Cuando van los grupos de voluntarios en su tiempo de vacaciones dicen que el nombre de la ciudad está más rotulado allí que aquí». Y es que en Requena, Majadahonda es sinónimo de solidaridad y ayuda gracias a todos los proyectos realizados a lo largo de los casi 30 años de trabajo desinteresado.

A pesar de que pueda parecer que los problemas de Requena se deben a algún tipo de inacción gubernamental del Gobierno de Perú, la realidad es distinta, como revela Francisco Ruano. «Toda la zona de la selva es un lugar de la que la gente quiere salir. Los jóvenes la abandonan porque no hay porvenir, lo que crea un despoblamiento que deja únicamente a ancianos y niños. Se está intentando llevar la formación allí, pero no es un problema del Gobierno, la gente no quiere ir a trabajar allí y este es uno de los principales problemas de Fray Juan: no tiene profesores«. Para hacernos a la idea de la orografía local, Requena es una zona próxima a la selva del Amazonas con un tamaño similar al de Andalucía y cerca de 85.000 habitantes. Los principales accidentes geográficos de la zona son un conjunto de ríos que en época de lluvias inundan los asentamientos de la población. «Las casas son palafitos«, detalla el sacerdote y señala que en función de las inundaciones se crean nuevos asentamientos. Este problema, unido a una alta tasa de natalidad «implica que se tienen que crear nuevas escuelas con frecuencia«.

Amazonia-Requena cuenta entre sus fines con el «apoyo y fomento de actividades humanitarias, de promoción al desarrollo comunitario, y a las relaciones con instituciones, entidades, organismos, colectivos y comunidades que tengan por objeto la educación y asistencia cultural, médica y formación profesional y, en general, cualquier tipo de ayuda al desarrollo». Entre sus proyectos destacan la «mejora del acceso a la educación mediante la construcción de un centro escolar, mejora de infraestructuras educativas en Requena Perú, apoyo a la escolarización de la infancia con el “desayuno escolar”, formación a la mujer, botiquines comunales en la Ribera del Amazonas, implementación de aulas de Informática y formación laboral a jóvenes.

Majadahonda Magazin