Despliegue policial ante la casa del vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, en Galapagar

JOSE Mª BABOT VIZCAINO. Se está difundiendo por todos los medios informativos nacionales la prohibición que ha determinado el extremista de izquierdas Pablo Iglesias, impidiendo la circulación en Galapagar, ciudad vecina de Majadahonda, alrededor de su magnífica vivienda, la de un trabajador normalito, para que no se le moleste con la cacerolada que, creo yo, se merece como cualquier persona a la que se le dediquen esas protestas. Y no solo es la prohibición, sino que ha enviado a la Guardia Civil acordonar su casa por dos motivos. Él dijo que disfrutaba cuando a un policía se le machacaba en el suelo, pues esto es más de lo mismo. Enviando a la Guardia Civil, supone este extremista de izquierdas que la población la tomará contra ella, y así, mata dos pájaros de un tiro, acordonando su vivienda de súper lujo y enemistando a la población contra la Guardia Civil. Y en eso aprieta un poco más las tuercas a Pedro Sánchez.


Babot Vizcaino

No dejan pasar a la ciudadanía ni al periodismo, cosa que está fuera de toda norma, ya que a los vecinos, en cada país, por lo menos en España, no se le puede prohibir el paso por nuestro propio suelo. Y el Ministerio del Interior está haciendo cosas, según parece a todas luces, como prohibir la circulación por el simple capricho de una persona que antes de ser quien es ahora, hacía lo mismo y peores cosas. Y ahora que se ha subido a la parra, puede prohibir lo que se le ponga en su coleta. Pues no puede ser esta dictadura y bolivariana conducta. Es decir, que antes, cuando era un callejero de lo más cutre, podía hacer lo que le venía en gana y criticaba lo mismo o más que lo que él prohíbe y quita desde la atalaya en la que por una súper negligencia, se le ha encumbrado y se le ha dado «licencia para matar”, como vulgarmente se dice. O se la ha tomado él mismo por saber que nadie le va a responder ni desdecir lo que se le ponga en la lengua.

No perdamos de vista que, además, el dineral que se lleva a casa es de rico millonario podrido, cosa que criticaba hasta la saciedad y que, según las informaciones mediáticas, se llevó el año pasado la nada friolera de casi 120.000 eurazos de vellón, como se decía entonces. Y en base al puesto que mal ocupa y al dineral que ingresa, se le permiten estas displicencias y estos ataques a la libertad personal, cuando él y los suyos criticaban casi hasta liarla parda lo mismito que ellos, cuando pueden, hacen lo mismo, corregido y aumentado. Mientras los españoles seamos personas de bien, buenas personas, esto seguirá igualito. ¡Qué pena más grande!

Majadahonda Magazin