«El primero, el rechazo. Pocas cosas más ásperas a los 14 años que el Real Madrid te diga que no. Allí acudió ‘Juanchiviris‘ -así le llaman todos- siguiendo los pasos del hermano mayor, que se mantuvo en la cantera blanca mientras él era sorprendentemente cortado tras su primer año cadete. «Me echaron por la puerta de atrás«, confesó en su día. Fue el revés inicial, aunque no tardaría en acudir el siguiente, más difícil aún. Tras reengancharse en el Majadahonda, las lesiones le esperaban detrás de la esquina«. Con estas palabras, el periodista Lucas Sáez-Bravo recuerda en el diario El Mundo el paso del jugador de baloncesto Juancho Hernangómez por las filas del CB Majadahonda. Un relato en el que hace un repaso a la trayectoria de este jugador, partiendo de sus difíciles inicios en este deporte hasta el día de hoy, en el que se ha convertido por derecho propio en un icono del baloncesto y en un motivo de orgullo para Majadahonda. A continuación reproducimos el relato de Lucas Sáez-Bravo sobre Juancho Hernangómez:
«Hay tipos que viven la vida y otros que se lanzan a por ella. Juancho Hernangómez es, sin duda, del segundo grupo. Lo que a tantos les cuesta varios veranos, él lo ha conseguido en unas semanas: ser importante en la selección española, que este domingo (17.45 h., Cuatro), se juega su pase a cuartos de final del Eurobasket contra la anfitriona Turquía. El «pillo», el «hiperactivo», el que en la infancia coleccionaba travesuras, no alcanzó el éxito únicamente por su talento ni por sus genes heredados. Los rumores hablan de un joven obsesionado con el trabajo, de madrugadas de entrenamiento tras un mal partido. «Sí, me llegaron a aconsejar que parara un poco, que no entrenara tanto. En Denver también. Es algo que me está costando, aunque cada vez veo más claro que el cuerpo necesita recuperar, que hay que descansar, comer bien… Me llaman el potro desbocado, pero me gusta trabajar, es la única forma de conseguir cosas«», detalla la crónica.
«Dice Sergio Scariolo, quien no puede ocultar su entusiasmo por el fenómeno Juancho en este Eurobasket -aunque intentan protegerle; no ha aparecido aún en ninguna rueda de prensa oficial post partido-, que «es un niño que nació para jugar«. Podría parecer sencilla su llegada a la élite. Hijo de Wonny Geuer, leyenda de la selección femenina, y de Guillermo, profesional ACB. Hermano menor de Willy, que allanó el camino. Y mayor de Andrea, que viene prometiendo. ADN y físico para envidiar desde su envergadura, sus pies fugaces y sus 206 centímetros. Y, sin embargo, su adolescencia estuvo repleta de obstáculos«, prosigue Lucas Sáez-Bravo.
«Creo que si no me hubiera roto la rodilla dos veces, no hubiera ni llegado a la ACB, mucho menos a la NBA«, admite. Una reflexión sobrecogedora que conviene reproducir íntegra, lección para tanto. «En mi vida fue un antes y un después. Después de la lesión soy un jugador y una persona nueva. Veo el baloncesto, el deporte y la vida de otra manera. Ahí comienza el Juancho que todos conocen. Doy gracias a Dios de haberme lesionado, por haber tenido dos veranos muy duros, con seis o siete meses parado en los que me di cuenta de muchas cosas. Vi las cosas que realmente importan: los amigos, la familia… Dejé de pensar en tonterías, en lo que no sirve de nada»», concluye.