Alberto Campo Baeza: «No se puede especular. Usted no puede decir que una casa en Piamonte vale 10 veces más que una casa en Majadahonda. El suelo es de todos y ya está. Y la construcción no es cara. Eso también lo puedo decir muy claro».

LIDIA GARCIA. ¿Diría que en España tenemos mucha construcción y poca arquitectura?: «Es una pregunta delicada. Creo que se ha de buscar denodadamente la belleza, que es lo que entiendo que debe hacer no sólo un arquitecto, sino cualquier creador de estas cuestiones. Uno suele estudiar historia de edificios hermosísimos y a la vez se hace mucha construcción que es menos hermosa y a veces se hacen construcciones que son realmente horribles, diría incluso repugnantes. Ahí están. Cuando voy a ver a mi hermana en Majadahonda, me monto en Cercanías y voy pasando por una serie de extensiones de Madrid que son impresentables. Eso está hecho por arquitectos. Concebido por arquitectos. Dibujado por arquitectos y cobrado por arquitectos. Esos arquitectos se han forrado todos. Hay mucha construcción. A veces hay construcción buena que a lo mejor no es hermosa, pero está bien hecha, por gente honrada que lo hace muy bien. Y a veces hay construcción repugnante hecha por gente impresentable. No solo el arquitecto impresentable, sino los que lo construyen y lo venden y los que lo compran, que son tontos«. Quien así se expresa es el arquitecto Alberto Campo Baeza (Valladolid, 1946), que a sus 77 años es una de nuestras figuras más internacionales en Arquitectura que ha construido la Casa Turégano en Pozuelo y el el Polideportivo de la Universidad Francisco de Vitoria en la carretera de Majadahonda a Pozuelo.


Lucía Martín

El abuelo de Alberto Campo Baeza era arquitecto y él vive desde los 2 años en Cádiz, ciudad en la que dice que vio la luz. Ha sido Catedrático de proyectos durante más de 30 años en la Escuela de Arquitectura de Madrid (ETSAM) y en la Escuela de Arquitectura de Barcelona. Ha impartido clases en Zúrich y Lausanna (Suiza), Bélgica y Alemania (Bauhaus de Weimar), Nueva York, Pennsylvania (Filadelfia), Kansas, Washington y Buffalo y en 2023 imparte un curso de postgrado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con estudiantes de diversas universidades españolas. Se han publicado más de 30 ediciones de su libro de textos “La Idea Construida” en varios idiomas. Sus obras han tenido un amplio reconocimiento. También la Casa De Blas en Madrid, hasta las casas Gaspar, Asencio y Guerrero en Cádiz y la Caja de Granada y el Museo MA, la plaza Entre Catedrales en Cádiz y las casas Moliner en Zaragoza y Rufo en Toledo, la Casa Olnick Spanu en Nueva York y la Guardería para Benetton en Venecia. En Zamora, la Casa del Infinito en Cádiz o la Casa Cala en Madrid ha dejado también su huella. Y ha ganado el Primer Premio por el Centro de Conservación para el Museo del Louvre en Lievin, Francia. Ahora construye el nuevo Liceo Francés de Madrid, señala su biografía.


Guardería para Benetton en Venecia (Alberto Campo Baeza)

La periodista Lucía Martín ha publicado en la web «Idealista» este 27 de junio (2023) una entrevista a Alberto Campo Baeza en la que declara: “Especule con el oro, con su madre, pero no con el suelo». Y es que «su arquitectura es sobria y despejada, y su lengua, mordaz. Le llaman el arquitecto de la luz» aunque «no nos invita a grabar en su casa porque afirma “vivir en un zulo, unos 20 metros cuadrados”, muy cerca de su estudio, en el centro de Madrid. Para compensar, nos ofrece de escenario para grabar la entrevista una preciosa terraza situada encima del estudio. En la terraza, no muy grande, cuenta con un boquete en el muro, a modo de ventana, que se abre al paisaje de los tejados madrileños. También, nos confiesa algún que otro vicio, como que escribe poesía a escondidas (tiene una vieja colección de estilográficas) o que su objeto fetiche bien podría ser una botella de Pacharán. Publicó un artículo titulado “Socializar el suelo o morir” y ya, solo por eso, nos encanta su visión de la arquitectura», concluye Lucía Martín. En esta entrevista menciona Majadahonda. ¿Por qué?. Así lo explica él:

Casa Olnick Spanu en Garrison (Nueva York) por Alberto Campo Baeza

De los arquitectos que hemos entrevistado es el primero que vive en una superficie tan pequeña, su casa tiene 20 metros, ¿se puede ser feliz en un sitio pequeño? –Muy feliz. No se necesitan muchos metros. Escribí un artículo que se llamaba Socializar el suelo o morir, que ahora sería hasta provocativo. A ver, no hay derecho a que el suelo sea objeto de especulación. Usted especule con el oro, especule con su madre, pero no especule con el suelo. El suelo es de todos, tendría que estar socializado. ¿Pero entonces es usted el PCE?. No, no, pero deje el suelo. No puede especular. Usted no puede decir que una casa en Piamonte vale diez veces más que una casa en Majadahonda. El suelo es de todos y ya está. Y la construcción no es cara. Eso también lo puedo decir muy claro. Un arquitecto que merece la pena no es un arquitecto que hace unos dibujos geniales y otros los desarrollan. El arquitecto que merece la pena está en el primer momento haciendo los dibujos pequeñitos, después los otros, pero después también dirigiendo la obra, estando hasta el final, decidiendo y afinando.

«Tener el primer año como profesor a Alejandro de la Sota, uno de los maestros españoles, me marcó». Fruto de ello fue su libro «Lacónico Sota». En la imagen, su edificio del Gobierno Civil de Tarragona

«EL VENENO DE LA ARQUITECTURA ME LO INOCULÓ MI MADRE, hija de arquitecto. Se preocupó muy mucho de que yo, cualquier dibujo que hacía, fuera aplaudido. A mí no se me pasó por la cabeza nada más que la arquitectura. Para colmo, tener el primer año como profesor a Alejandro de la Sota, uno de los maestros españoles, me marcó. Recientemente ha salido un libro en Italia que me han pedido a mí el texto básico y el título, y lo titulé «Lacónico Sota». Lacónico en el sentido de ser una arquitectura que es la que yo hago. Una lectura muy sobria, muy despojada, muy sencilla, muy lógica, muy racional, a veces dicen minimalista y no, no, no es minimalista. Escribo mucha poesía en los ratos libres y muy a escondidas y la poesía no es un minimalismo literario, es simplemente un género con menos palabras, pero no por ser menos sino por ser más justas. Las justas puestas en el sitio justo producen efectos maravillosos. Bueno, a ver, yo soy un desastre, un poco torpe», indica Alberto Campo Baeza.

Pabellón polideportivo y aulario de la Universidad Francisco de Vitoria de Alberto Campo Baeza

«PENSAR CON LAS MANOS» Y UNA WEB CON 9 MILLONES DE VISITAS. «Titulé mi segundo libro «Pensar con las manos«. Uno piensa y cuando lo tiene pensado, lo traduce a dibujos, los primeros dibujos los hace a mano. Todos esos dibujos los hago a mano en libretitas que suelo llevar una libreta siempre (he donado todos mis dibujos a la biblioteca de la Escuela de Arquitectura de Madrid). Aconsejo a los estudiantes que lleven siempre una libreta donde dibujen, dibujen y dibujen. Y después de esos dibujos, evidentemente se pasan a AutoCAD. Ahora utilizo muchísimo el Pilot 4. La web tiene más de 9 millones de visitantes, que es una cosa que yo sigo sin saber digerir. Lo tengo colgado todo. Me acusan algunos menos amigos que los alumnos me fusilan los planos de construcción, cambian el nombre y ponen que es suyo. Yo, liberté, egalité y maternité», añade.

«Hace tiempo escribí un texto titulado “Cajas, cajitas, cajones”. Y la primera caja-caja que proyecté y construí fue la Casa Turégano, en Pozuelo (Madrid), hace ya casi 25 años. Un cubo blanco de 10x10x10 metros: una “blanca y cúbica cabaña”. Pues ahora, tras ese largo tiempo, para celebrarlo, Roberto Turégano y Alicia Sánchez, que son ya más amigos que clientes, me han pedido que construya esta nueva pieza. Alicia Sánchez es una de las primerísimas actrices de nuestra escena y Roberto Turégano uno de los mejores diseñadores gráficos de España. Pues esta pequeña pieza será su estudio a pie de casa».

«NO SOY DE PODEMOS, SOY DEL SENTIDO COMÚN». Y concluye: «Esto no lo arregla ni este ni el que venga. Son todos iguales. O sea, ¿usted puede hacer una propuesta y entonces es Podemos?. No, no, simplemente es sentido común. No descubro aquí nada, ni me estoy metiendo en política, hay tres cosas que son básicas para la sociedad, la vivienda, la sanidad y la enseñanza. Cuando voy al centro de salud y salgo de la consulta siempre les digo a los del mostrador, enhorabuena, sois de matrícula de honor. Lo mismo le digo a los chicos y chicas que llevan la piscina a la que voy, que es la pública, que está todo impecable. El que las cosas públicas sean ejemplares es necesario y es posible. Qué salada eres, ¡la botella de pacharán! (risas). A ver, aquí tengo un Chillida dedicado por don Eduardo Chillida, al cual tuve el acierto de invitarle a una clase. Y estuvo genial. Una persona fuera de serie. Al final nos regaló unos grabados dedicados. Muy generoso también por su parte», finaliza la entrevista.

 

 

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