Carmela Liaño Arsuaga (Majadahonda) en el 8-M: «cada joya es una escultura que encapsula una historia y obra de arte en miniatura»

MIGUEL SANCHIZ. (8 de marzo de 2025): Gente Maja que se Moja: Jóvenes Emprendedores del Oeste de Madrid. Se llama Carmela Liaño Arsuaga, estudió en la Universidad Francisco de Vitoria (Pozuelo) doble grado en Bellas Artes y Diseño (2019-2024) y obtuvo una beca del 80% por Expediente Académico Brillante. Después fue a la Academia di Belle Arti Di Brera (Milán) para estudiar Bellas Artes y Diseño en un Erasmus (2022-2023). Y como el propósito de este Magazin es informar y conocer gente interesante, a veces, sobran las palabras cuando te encuentras con jóvenes tan interesantes que además son emprendedores. Y por esta razón es nuestra protagonista este 8-M, Día de la Mujer: «Soy Carmela Liaño Arsuaga, artista nacida el 18 de junio de 2001. Actualmente dirijo mi propia marca de joyería, «Carmela Liaño-Arte Portable«, aunque no me considero joyera en el sentido tradicional, sino como artista que hace joyas, encontrando así un nuevo lenguaje para expresar mi creatividad. Soy licenciada en Bellas Artes y Diseño, y durante toda la carrera soñé con ser pintora. Sin embargo, cuando llegaba el momento de vender mis obras, era demasiado egoísta como para desprenderme de ellas. Son parte de mí, únicas e irrepetibles, y dejarlas ir me resulta imposible».

FUE EN 2023, DURANTE EL ÚLTIMO AÑO DE CARRERA, CUANDO ME ATREVÍ A PROBAR ALGO NUEVO PARA MI TRABAJO DE FIN DE GRADO (TFG): HACER JOYAS. Siempre he sido una apasionada de la joyería, pero sobre todo soy una loca de los anillos. Llevo los diez dedos adornados a diario, y cuanto más extravagantes, mejor. Así que me lancé a investigar y a aprender, buscando a quienes pudieran aconsejarme y guiarme en este mundo. Comencé a trabajar en Oktaaf, una joyería especializada en piezas únicas creadas con antigüedades».

«MIENTRAS TANTO, LOS TRABAJOS ESPORÁDICOS DE DISEÑO GRÁFICO que me surgían en paralelo me proporcionaban los ingresos necesarios para invertir en herramientas y construir, poco a poco, mi propio taller. Así nació mi primera colección, «Estaciones«, inspirada en la mitología clásica detrás de las cuatro estaciones del año. Con ella descubrí una nueva forma de crear arte: un arte con utilidad, un arte que te acompaña allá donde vayas, un arte portable. Desde entonces, he encontrado la forma de compartir mi arte con el mundo, transformándolo en piezas únicas que pueden ser reproducidas y llevadas por otros, sin perder su esencia. Mis joyas expresan la misma atmósfera que mis pinturas: mundos oníricos, extravagantes, a veces ligeramente siniestros a la par que bellos. Me gusta buscar el equilibrio entre la belleza y lo desagradable, buscando resultados extraños, como por ejemplo el anillo Flora, donde se aprecia a un rostro del cual brota una flor de la boca», explica Carmela Liaño.

SENCILLEZ Y MINIMALISMO. «Para mí, cada joya es una pequeña escultura que encapsula una historia, una obra de arte en miniatura. Cada pieza que creo es el resultado de un proceso completamente artesanal, hecho por encargo y a medida, dedicándole el tiempo y el cuidado que merece el arte. Nada me hace más ilusión que recibir fotos de clientes usando mis anillos en su día a día. Al tratarse de un proceso artesanal, no hay dos piezas iguales; cada una es única, con sus propias huellas y matices. También estoy emprendiendo en una marca de ropa llamada Hoqai, junto con tres socios, uno de ellos mi primo, gracias a quien conocí el proyecto. Se trata de una marca de ropa con temática de tenis, donde yo ilustro los diseños que me dictan. Aunque hemos conseguido muchas ventas, todo el dinero lo reinvertimos en la marca», añade esta artista del Oeste de Madrid.

«HOQAI ESTÁ SIENDO UNA EXPERIENCIA DIVERTIDA y, al mismo tiempo, un aprendizaje sobre cómo empezar una empresa, gestionar una sociedad y enfrentar la burocracia que conlleva. Me gusta formar parte de este proyecto porque me permite trabajar en equipo, algo que en Carmela Liaño – Arte Portable no experimento, ya que mi trabajo es completamente en solitario. Este es solo el comienzo de mi camino en la joyería y el emprendimiento. Me ilusiona seguir explorando, dando a conocer mi arte y dando vida a los innumerables diseños que esperan en mi libreta roja, aún dormidos en forma de boceto, listos para convertirse en joyas», concluye esta diseñadora a la que solo cabe decirle: Carmela, ojalá se cumplan tus sueños, te lo mereces.