Conoce la historia de los robos en casinos más famosos

Los casinos, desde siempre, han sido lugares de ocio y entretenimiento a los que los jugadores acuden con el fin de divertirse jugando y apostando. Como resultado de las apuestas, se han convertido en uno de los lugares donde más dinero se genera, y por lo tanto, donde más dinero se almacena. Por esta precisa razón, los ladrones y delincuentes siempre han tenido a los casinos en el punto de mira. Precisamente por esto, la seguridad en los casinos es un tema de vital importancia, puesto que, sin un buen sistema de seguridad, no podrían seguir adelante sin algún que otro percance. Así pues, tanto en los casinos tradicionales (casinos físicos de toda la vida) como en los casinos online, se necesita una seguridad del 100%. Por consiguiente, las mayores inversiones de los propios casinos van directamente a su propia seguridad. Sin embargo, esta seguridad no garantiza que los ladrones cesen su actividad y dejen de intentarlo. Por ello, vamos a ver algunos de los robos más famosos que han sucedido a lo largo de la historia de los casinos, ya que son, cuanto menos, curiosos.


El robo de Las Vegas que no acabó nada bien

En primer lugar, hablaremos sobre un robo muy peculiar que fue llevado a cabo por Carleo en el año 2010, concretamente en el mes de diciembre. Su objetivo era el casino Bellagio de Las Vegas, uno de los más famosos del mundo (si no el que más). Carleo era un simple estudiante de la Universidad de Nevada cuando decidió planear este atraco y llevarlo a cabo. En aquel momento, se armó de valor y entró como si nada en el casino, dirigiéndose a la mesa de los dados y arrasando con todas las fichas que pudo ver y coger. Aquellas fichas tenían, por su puesto, un valor muy elevado, pero Carleo no cayó en la cuenta de que sólo eran válidas, y, por ende, sólo tenían valor, dentro de aquel casino mundialmente famoso.

Carleo, creyendo haber robado un millón y medio de dólares, finalmente sólo tenía en su posesión unas cuantas fichas que no valían absolutamente nada. Sin embargo, algunas fichas funcionaban por un sistema de radiofrecuencia, y muchos de los jugadores que tenían fichas de valores muy altos pudieron seguir aprovechándolas gracias a ese sistema de seguridad. Una vez el resto de fichas de valores altos se habían desactivado por el casino, Carleo decidió venderlas por Internet, tomando la peor decisión de su vida. Para confirmar su venta al comprador, Carleo tomó una foto y se la envió a esta persona, quien, a su vez, envió la fotografía a la policía de Las Vegas, ya que conocía la historia del reciente robo en el famoso casino, acabando así toda la aventura de este joven estudiante.

El Casino Stardust Heist: otra víctima de un robo histórico

Como mencionábamos anteriormente, en los casinos se acumulan grandes fortunas y cantidades de dinero, ya que la gente apuesta en diversos juegos como los dados o la ruleta. Hoy en día, podemos jugar a la ruleta https://www.wanabet.es/ruleta-en-vivo de forma online, desde casa. Sin embargo, estos históricos robos se llevaron a cabo en casinos físicos, donde el dinero es tangible y existen cantidades considerablemente altas. Así fue la historia de Brennan, un hombre de Pennsylvania, cuyo oficio se albergaba en una oficina de apuestas deportivas, donde ya iba cogiendo algo de experiencia y se veía preparado para ascender en su puesto. No obstante, no lo consiguió, y puede que el rechazo de su jefe a ser ascendido causara el móvil de este grandioso robo.

Un día normal, cuando Brennan terminó su trabajo y llegó la hora de salir del Casino Stardust, lo hizo con una gran bolsa en su mano. Esta bolsa contenía, ni más ni menos, que 500 mil dólares en efectivo junto a algunas fichas de juego pertenecientes al casino. Brennan había estudiado cuidadosamente todos y cada uno de los fallos que cometía el sistema de seguridad, asegurándose así el botín, pudiendo salir sin que nadie le dijera nada y sin que nadie notara nada raro. Hasta que la policía pudo descubrir quién había sido (y él era el menos sospechoso), Brennan ya había tenido tiempo para huir sin dejar rastro alguno.

Majadahonda Magazin