La escritora Cristina Cerezales Laforet es vecina de Majadahonda e hija de la célebre Carmen Laforet, quizás la mejor literata del siglo XX en España

ELENA MARTICORENA. Cristina Cerezales Laforet (Madrid, 1948) ha navegado por la pintura, la enseñanza y la escritura, entre otras artes. Vecina de esta ciudad, protagonizó el último encuentro de la Feria del Libro de Majadahonda 2022, para presentar, de la mano del también escritor Paco García Novell, sus últimas obras de literatura infantil y juvenil. Y de ahí que sea protagonista de esta sección de entrevistas. Antes de la escritura fue la pintura. ¿Qué recuerdas de tu etapa como profesora de arte en los talleres municipales de Majadahonda? –Durante aquella etapa estaba totalmente inmersa en mi creación pictórica y desde ahí sacaba la energía para las clases. Yo iba avanzando y descubriendo y lo que yo vivía lo trasladaba a las clases. Eran encuentros muy vivos. ¿Has vuelto a hacer alguna incursión en la pintura? –Un día me encontré en mi estudio de pintura escribiendo. No tenía ningún plan en la cabeza, no tenía una novela ni un cuento, nada. Pero escribía, simplemente dejaba fluir lo que habitaba mi interior. Y al día siguiente seguí escribiendo y ese fluir no se agotaba. En ese momento me di cuenta de que la pintura había dejado de ser mi forma de expresión. Y abracé la escritura. Esos escritos más adelante se fueron convirtiendo en cuentos, en novelas. Desde entonces no he vuelto a pintar ni he dejado de escribir.


Elena Marticorena

¿La escritura releva a la pintura? –Sí me doy cuenta de que mi escritura habla de lo mismo que habló mi pintura. Los mismos paisajes, las mismas actitudes, igual emoción. Si tienes algo que contar, no importa que lo hagas de una forma u otra. En el último libro escrito para niños “Balboa. La ruta de las estrellas” hay un hombre sabio que habla con Martín, el nieto que protagoniza esta historia, y le dice: recuerda, tú no eres la forma, eres la esencia. Yo sólo cambié la forma, pero la esencia es la misma. ¿Cómo ha evolucionado tu obra desde que publicas “De oca en oca” en 1996 hasta tus últimos trabajos como “Hacia el fin de la tierra” o “Balboa. La ruta de las estrellas” en 2021? –Ha ido evolucionando a la par que yo. Sin que me identifique con ningún personaje en concreto, estoy yo en cada una de las novelas.


«El pozo del cielo», «Música Blanca» y «Ulises y Yacir» son algunas de las novelas que ha escrito Cristina Cerezales Laforet desde Majadahonda

El “yo” se diluye en todos los personajes, y no queda atrapado en ninguno en particular. Estoy presente en cada novela, en cada cuento, o por lo menos lo está mi momento vital, y desde ese momento me resulta fácil crear los personajes. En esta descripción de mi fluir hay una excepción: “Música blanca”. En esta novela soy yo, Cristina Cerezales, uno de los dos personajes principales. Y mi madre, Carmen Laforet, es la otra persona principal. No pude, sin embargo, utilizar el “yo” para mi personaje, utilicé la segunda persona para verme desde fuera. El “yo” se lo dejé a mi madre. Y durante todo el proceso de escritura sentí que fluíamos juntas mi madre y yo con ese lenguaje que llamé “Música blanca” y que es un lenguaje sin palabras.

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