«Kutná Hora alentaba riqueza: también en su “patio italiano”, ceca en su momento, donde hoy el viajero puede convertirse por un momento, él mismo, en acuñador de moneda. Homenaje al pasado platero (y viejo) de tan bella ciudad».

VICENTE ARAGUAS. (25 de agosto de 2024). A una hora de Praga, bellísima la capital de la República, tanto que para algunos este país repleto de atractivos se reduce a ella, se halla Kutná Hora. Una ciudad plateada, me atrevo a decir, y no solamente por sus minas de plata, hoy extinguidas, en su momento fuente de riqueza imparable para Bohemia (en cuya región se encuentra). No, no voy a cansar al lector con una serie de datos a su alcance, por lo demás, en internet. Que yo quiero alabar con ilustraciones y, no hay otro remedio en la prensa escrita, aun en la digital, con alguna glosa que me sale del alma sobre esta “pequeña Praga”. No, no hagan caso del apelativo. También lo dicen de Olomouc, donde estoy viviendo ahora, y es que el personal disfruta buscando remedos (que no remedios, y recuerdo aquel marinero de Cedeira, que harto de remar, y pues su mujer se llamaba “Remedios” bautizó su bote como “Reme Dios”, así, separado, en mayúscula, con un “Que” de lo más elíptico), sin entender que las ciudades, cualquiera, están hechas del mismo molde que los humanos: alma, corazón y vida, como en el valsecito peruano aquel.


Vicente Araguas: «No, no voy a cansar al lector con una serie de datos a su alcance, por lo demás, en internet. Que yo quiero alabar con ilustraciones y, no hay otro remedio en la prensa escrita, aun en la digital, con alguna glosa que me sale del alma sobre esta “pequeña Praga”. No, no hagan caso del apelativo. También lo dicen de Olomouc, donde estoy viviendo ahora»

Y ya que Kutná Hora tiene el corazón de plata, de plata vieja, a día de hoy, pues siendo tan antiguos sus monumentos, resplandecen con el acabado que la atención de un país, bien cuidadoso con sus cosas, le otorga, no extrañará que su sede eclesiástica central (la Iglesia de Santa Bárbara, “Chrám Svaté Barbory”, en checo) esté dedicada a la patrona de los mineros. Lo que me lleva a esa canción popular, y reivindicativa, y cómo no tratándose de un oficio tan duro cual es de la mina: “Santa Bárbara bendita/ patrona de los mineros/ mira Maruxina, mira/ mira como vengo yo”. Santa Bárbara, igualmente, patrona de los artilleros, y ya hecha sustantivo como santabárbara, el lugar de las embarcaciones donde se guarda el material explosivo. Por supuesto que la visita a Santa Bárbara, la iglesia, digo, mal llamada catedral, no tiene ese rango, es obligada. Su gótico, tan estilizado, por definición, tan disparado hacia el cielo en búsqueda de un milagro, a ser posible plateado, como el celaje en el atardecer bohemio, cuando el azul se envuelve en nubes, es de los más importantes de la República. Pero también lo es el sendero adoquinado que hacia él nos lleva, con una perspectiva óptima.


«Con un guiño a nuestro pasado reciente ese jardín, homenaje a las Brigadas Internacionales, en las cuales se enrolaron bastantes voluntarios checos y también eslovacos. Y una leyenda que reza: “En Madrid se lucha por Praga”. Kutná Hora: el mundo».

«Hasta Sedlec llegaron los despojos de las guerras religiosas, de la peste negra, también, que asolaron este paraíso centroeuropeo. Y, mientras tanto, al tiempo que los conflictos “husitas” (su líder, Jan Hus, quemado en Constanza (Suiza), y cuentan que, viendo personaje tan estoico, como una vieja echaba más leña a su hoguera, fue y dijo: “sancta simplicitas” (¡santa ingenuidad!) predominaban en lo que hoy es la República Checa.

Tampoco es nada desdeñable, si bien debemos alejarnos del centro de la ciudad para la visita, el monasterio de Sedlec, cuya capilla gótica (estilo que con el barroco predomina en la República Checa) alberga un sinnúmero de huesos humanos, dispuestos artísticamente hasta conformar un osario sublime, que recuerda aunque menos caótico el nuestro de Wamba (Valladolid). Hasta Sedlec llegaron los despojos de las guerras religiosas, de la peste negra, también, que asolaron este –por lo demás– paraíso centroeuropeo. Y, mientras tanto, al tiempo que los conflictos “husitas” (su líder, Jan Hus, quemado en Constanza (Suiza), y cuentan que, viendo personaje tan estoico, como una vieja echaba más leña a su hoguera, fue y dijo: “sancta simplicitas” (¡santa ingenuidad!) predominaban en lo que hoy es la República Checa. Kutná Hora alentaba riqueza: también en su “patio italiano”, ceca en su momento, donde hoy el viajero puede convertirse por un momento, él mismo, en acuñador de moneda. Homenaje al pasado platero (y viejo) de tan bella ciudad. Con un guiño a nuestro pasado reciente ese jardín, homenaje a las Brigadas Internacionales, en las cuales se enrolaron bastantes voluntarios checos y también eslovacos. Y una leyenda que reza: “En Madrid se lucha por Praga”. Kutná Hora: el mundo. *Vicente Araguas es autor de «El deseo aislado. Poesía 2010-2024» (Ed. Sial/ Pigmalión).

«Y ya que Kutná Hora tiene el corazón de plata, de plata vieja, a día de hoy, pues siendo tan antiguos sus monumentos, resplandecen con el acabado que la atención de un país, bien cuidadoso con sus cosas, le otorga, no extrañará que su sede eclesiástica central (la Iglesia de Santa Bárbara, “Chrám Svaté Barbory”, en checo) esté dedicada a la patrona de los mineros»

«Tampoco es nada desdeñable, si bien debemos alejarnos del centro de la ciudad para la visita, el monasterio de Sedlec, cuya capilla gótica (estilo que con el barroco predomina en la República Checa) alberga un sinnúmero de huesos humanos, dispuestos artísticamente hasta conformar un osario sublime, que recuerda aunque menos caótico el nuestro de Wamba (Valladolid)»

 

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