EL DUENDE MAJARIEGO (EdM): Hace ya dos meses que el viejo Paddy Fox de Majadahonda (o joven «Antojo«, como se quiera) cerró sus puertas, no sabemos si para siempre o mientras duren las restricciones derivadas de la maldita pandemia. No lo sabemos, pero muchos esperamos que solo sea un paréntesis. Por muchas razones: porque deseamos lo mejor tanto a los propietarios como a los empleados y sus familias, y también porque el Paddy ha sido en los últimos años el protagonista indiscutible del ocio del centro de Majadahonda. Sus increíbles hamburguesas y perritos, los suculentos menús, la cerveza (¡ay, la cerveza!), sus conversaciones en inglés de los jueves, los karaokes, la música en directo de Javi y los espontáneos: Charly, Roberto, Candy, Nico y tantos otros, sin olvidar al joven Pepe León…


En definitiva, todo un foco cultural majariego. Casi me atrevería a decir que el único sin apoyos, sin ayudas pero con una gran ilusión y entrega de su equipo, en la misma proporción que desazón de los clientes al ver hoy sus puertas cerradas. Esas viejas puertas de madera pintadas y repintadas que daban paso a la magia de un local único, popular, sano, donde el buen rollo era el rey… El rey de todos nosotros, los que ahora estamos sin corona y sin noche, pero sin una lágrima porque queremos pensar que esto es solo un punto y seguido que pronto dará comienzo a otra frase. Y volveremos a respirar música, buena música, y a comer y a beber bien. ¿Optimismo? Sí, claro, siempre acorde con el espíritu del Paddy, donde el drama no cabe. Ni la bronca, ni la mala leche. Solo las ganas de pasarlo bien sin molestar a nadie, cumpliendo con las normas (Javi es inflexible) y también con las costumbres (que es fuente subsidiaria del derecho).

Recordamos el buen hacer de sus empleados, la amabilidad de Cris y la complicidad de la noche, la misma que se ha tornado en silencio, con el mismo rigor que la pandemia, con el mismo desprecio que el virus. Pero nosotros somos también los mismos y no podrán nunca vencernos, ni tampoco a nuestras ilusiones, a nuestro ocio, a nuestra cultura, la misma a la que le han amputado una mano con el cierre de nuestro Paddy: Majadahonda no puede permitirse tantas pérdidas, tanta ausencia de sociedad civil, de cultura, de vida. Y nosotros no debemos mirar para otro lado resignados porque el tiempo pasa muy deprisa y se desvanecen las horas sin poder encontrarnos donde nos gusta estar: con los nuestros, al cobijo del calor de la madera irlandesa….en nuestro Paddy que estás en los cielos. Puede remitirme sus comentarios y noticias para esta sección al correo electrónico duendemajariego@gmail.com.

Majadahonda Magazin