El Bitcoin y la inflación global

El Bitcoin y la inflación globalEl mundo vuelve a tambalearse financieramente hablando, debido, en esta ocasión, a la imposición de aranceles y a la nueva política exterior estadounidense. Cabe preguntarse, por tanto, si el Bitcoin en estos tiempos de incertidumbre económica puede funcionar como un refugio o es definitivamente una apuesta arriesgada.

Y es que, las decisiones financieras en las altas esferas de poder, tienden a cambiar de rumbo continuamente, ya se ha apreciado con anterioridad cuando los gobiernos pierden el control sobre el valor de su moneda, que esta se devalúa y los precios suben, situación que obliga a los ciudadanos a buscar alternativas.

De forma general, esa alternativa ha sido el dólar; en otros casos, el oro, pero en la última década, una opción mucho más joven ha comenzado a ocupar titulares y carteras, por igual: el Bitcoin. De este modo, dar respuesta a la pregunta de si puede esta criptomoneda realmente convertirse en un refugio ante la inflación global o estamos ante una ilusión con alto voltaje de riesgo es urgente.

Desde su nacimiento en 2009, Bitcoin ha sido muchas cosas, desde una herramienta de protesta contra el sistema bancario hasta un activo especulativo, pasando por ser una tecnología disruptiva y, más recientemente, una supuesta reserva de valor, aunque, en el contexto inflacionario de los últimos años, ha recibido un nuevo protagonismo. Cada vez más inversores y ciudadanos se preguntan si Bitcoin puede jugar en la misma liga que el oro, o si su volatilidad sigue siendo un obstáculo insalvable.

El precio de bitcoin, por ejemplo, ha mostrado reacciones interesantes ante la inestabilidad macroeconómica. Durante 2022, en medio de una política monetaria agresiva por parte de la Reserva Federal y tasas de inflación no vistas en más de 40 años, el valor de bitcoin cayó, pero no por falta de demanda, sino como parte de una corrección generalizada de activos de riesgo. Sin embargo, en 2023 y comienzos de 2024, el precio volvió a escalar, con subidas de más del 150%, coincidiendo con señales de desaceleración inflacionaria y expectativas de relajación de políticas monetarias. Esto revela una relación ambigua: Bitcoin reacciona al entorno, pero no de forma predecible.

¿Es el Bitcoin oro digital?

Comparar Bitcoin con el oro es inevitable, ya que ambos son finitos, el oro por su naturaleza geológica y el Bitcoin por su código, que limita su emisión a 21 millones de unidades. Además, ninguno depende de decisiones de bancos centrales.

Sin embargo, el oro ha demostrado ser más estable. En 2023, el oro alcanzó máximos históricos, cerca de los 2.000 dólares por onza, mientras que Bitcoin, aunque recuperado, aún se ve afectado por grandes oscilaciones intradía. No obstante, la narrativa del “oro digital” ha calado hondo en las nuevas generaciones, especialmente en aquellas que desconfían de los instrumentos tradicionales o que han crecido en economías donde la inflación destruyó el ahorro familiar.

Por otro lado, el oro es un activo físico, tangible, almacenable. Bitcoin, en cambio, es un activo puramente digital, lo cual lo hace más vulnerable a problemas tecnológicos o restricciones gubernamentales. Aun así, su portabilidad y resistencia a la censura le otorgan una ventaja innegable en regímenes autoritarios o en países donde el control de capitales impide a los ciudadanos mover libremente su dinero.

La inflación moderada y el interés por el bitcoin en los Estados Unidos de Norteamérica

Incluso en Estados Unidos, donde la inflación ha sido más contenida comparada con otros países, el dinero digital ha ganado terreno como alternativa. Fondos cotizados en bolsa (ETFs) basados en bitcoin han sido aprobados recientemente, y gigantes como BlackRock, portal especializado en inversiones profesionales, ya han entrado al mercado cripto.

Aunque para el ciudadano promedio aún predomina la inversión tradicional, cada vez más instituciones exploran a Bitcoin como un activo no correlacionado, útil para diversificar carteras frente a escenarios futuros de inflación o crisis financiera.

Refugio o riesgo, según el contexto

Entonces, ¿es Bitcoin un refugio o un riesgo? La respuesta depende del contexto. En economías estables, Bitcoin puede ser percibido como un activo arriesgado y volátil. Sin embargo, en entornos con inflación extrema, pérdida de confianza en la moneda local y controles financieros severos, puede ofrecer una alternativa para proteger el valor frente a la devaluación de la moneda local.

Bitcoin se presenta como una herramienta de libertad económica. Sin embargo, su efectividad como refugio depende en gran medida del contexto en el que se use. En países con alta inflación o inestabilidad, puede ofrecer una forma de proteger el valor del dinero frente a la devaluación. A pesar de esto, debido a su alta volatilidad, no está exento de riesgos y su efectividad como refugio no está garantizada. Para un inversor institucional en Nueva York, por ejemplo, Bitcoin podría ser considerado más como una apuesta especulativa o una cobertura dentro de un portafolio diversificado.

Es importante tener en cuenta que, aunque Bitcoin puede ser útil en situaciones de inflación o devaluación, su precio puede fluctuar drásticamente en un corto periodo, lo que representa un riesgo significativo, incluso en economías inestables. Además, no todo el mundo tiene acceso a la tecnología o el conocimiento necesario para utilizar Bitcoin de forma efectiva, lo que limita su capacidad como refugio de valor. Su naturaleza digital también lo hace susceptible a problemas tecnológicos, ataques cibernéticos y restricciones regulatorias, factores que incrementan su riesgo en contextos de alta incertidumbre.

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