El extraño suceso, que no tiene precedentes por su larga duración, obligó a regresar a casa a todos los vecinos del Oeste de Madrid que se encontraban en la capital, con el inconveniente de que los transportes públicos (bus, metro y tren) estaban colapsados. De ahí que se produjeran escenas solidarias que sorprendieron por su generosidad: numerosos vehículos privados paraban en las marquesinas de los autobuses en dirección a la A-6, carretera de la Coruña, para recoger a vecinos de Majadahonda, Las Rozas, Aravaca o incluso Villalba que se habían quedado «colgados» por el cierre del Intercambiador de Moncloa.

MANU RAMOS. Después de la epidemia mundial del Covid o el aluvión de nieve de la tormenta «Filomena«, llega «el Gran Apagón». Quien presuma de que en el siglo XXI ya había visto de todo en la vida, ya tiene otra cosa más que contar a sus nietos. Y es que numerosos vecinos de Majadahonda, Las Rozas, Pozuelo, Aravaca o Villalba se pusieron en contacto con la redacción de MJD Magazin a lo largo de todo el día y noche para describir lo que les estaba sucediendo este histórico lunes 28 de abril de 2025, cuando España, Portugal y parte de Francia, Alemania e Italia se quedaron sin luz eléctrica desde las 12:30 horas de la mañana hasta las 18:30 horas ó 19.00, según los lugares donde se encontraran. Luego el suministro de electricidad se volvió a ir sin apenas tiempo para recargar móviles, recargar frigoríficos o calentar comidas y regresó al Oeste de Madrid en torno a las 21:40. El extraño suceso, que no tiene precedentes por su larga duración, obligó a regresar a casa a todos los vecinos del Oeste de Madrid que se encontraban en la capital, con el inconveniente de que los transportes públicos (bus, metro y tren) estaban colapsados. De ahí que se produjeran escenas solidarias que sorprendieron por su generosidad: numerosos vehículos privados paraban en las marquesinas de los autobuses en dirección a la A-6, carretera de la Coruña, para recoger a vecinos de Majadahonda, Las Rozas, Aravaca o incluso Villalba que se habían quedado «colgados» por el cierre del Intercambiador de Moncloa. Hubo incluso algunos que se atrevieron a realizar a pie los 11 kilómetros que separan la calle Princesa de la urbanización majariega de Virgen de Icíar, a los que habría que sumar algunos más si la procedencia del trayecto tenía su origen en el Paseo de la Castellana o la Avenida de América, por poner dos ejemplos concretos de vecinos de Majadahonda que añadieron esos kilómetros a su «caminata» (20 y 30 kilómetros respectivamente). En total, entre 4 y 5 horas pero «solo» 2 desde Moncloa andando.

Al bloqueo de la estación de autobuses monclovita y de la estación de tren de Principe Pío se unió además el inesperado cierre del Bus VAO, lo que originó un interminable atasco en la A-6 con sentido Coruña hasta bien pasada la cuesta de las Perdices, junto al Hipódromo de la Zarzuela, pero igualmente en sentido Madrid desde Villalba.

A NADIE SE LE OCURRIÓ ABRIR MANUALMENTE EL BUS VAO, INCREMENTANDO ASÍ EL COLAPSO DE TRÁFICO. Muchos testimonios recordaban aquellas escenas de miles de personas caminando por los puentes de Nueva York el día de los atentados de los Torres Gemelas. Y es que al bloqueo de la estación de autobuses monclovita y de la estación de tren de Principe Pío se unió además el inesperado cierre del Bus VAO, lo que originó un interminable atasco en la A-6 con sentido Coruña hasta bien pasada la cuesta de las Perdices, junto al Hipódromo de la Zarzuela, pero igualmente en sentido Madrid desde Villalba. Y es que a nadie de sus responsables se le ocurrió que las barreras no podían levantarse por falta de suministro eléctrico ni nadie previó que se hiciera siquiera manualmente, lo que sin duda hubiera aliviado el descomunal atasco de tráfico, agobio y congestión. En definitiva, un día para recordar pero también para no olvidar la dependencia energética de la vida «moderna» (sin transporte, móviles, electrodomésticos, ascensores, garajes o televisión) que nos hacer repensar la posibilidad de que se repita. Y desde el siempre recurrente «kit de supervivencia» con material de iluminación (linterna sobre todo) y lo necesario para calentar comida de urgencia a la socorrida «caminata» para aquellos que puedan hacerla dependiendo solo de sus pies para moverse, nadie olvidará este primaveral y caluroso lunes 27 de abril de 2025.

Muchos testimonios recordaban aquellas escenas de miles de personas caminando por los puentes de Nueva York el día de los atentados de los Torres Gemelas. Otros se acordaban del llamamiento que la Unión Europea hizo el pasado 26 marzo de 2025 cuando trasladó su «Estrategia de Preparación para Situaciones de Crisis», que podían ir desde grandes catástrofes medioambientales hasta una situación de guerra.

EL «KIT DE SUPERVIVENCIA» NO ERA UNA «BROMA» DE LA UNIÓN EUROPEA. Otros se acuerdan del llamamiento que la Unión Europea hizo el pasado 26 marzo de 2025 cuando trasladó su «Estrategia de Preparación para Situaciones de Crisis», que podían ir desde grandes catástrofes medioambientales hasta una situación de guerra. Y en ese documento, entre otras cosas, se animaba a la población a adoptar medidas prácticas, como mantener los suministros esenciales durante un mínimo de 72 horas en caso de emergencia. Hace un mes sonaba a extravagancia, ocurrencia o chiste pero hoy aquellas recomendaciones suenan proféticas: «Agua, alimentos en conserva o liofilizados, material de iluminación, medicamentos, documentos de identidad o una radio de onda larga«, son algunos de los elementos que, tal como ha detallado la comisaria de Preparación, Gestión de Crisis e Igualdad, Hadja Lahbib, deben estar incluidos en este kit de supervivencia y que será discutido con los estados miembros para su definición final. Claro que lo que le ocurrió a una majariega también puede suceder: «Teníamos comprado un «kit de supervivencia» desde que ocurrió lo de Filomena (enero de 2021) pero cuatro años después, cuando fuimos a buscarlo nos encontramos con un problema no previsto: no sabíamos donde lo habíamos guardado. Todavía lo estamos buscando», comenta entre sonrisas no exentas de zozobra y perplejidad.