«La afición majariega, dando el tono positivo. Y deportivo. Casi como en los tiempos del campo de tierra, cuando un par de samaritanos sostenían pancarta que rezaba: “El Rayo Majadahonda saluda a los aficionados rivales”. Pocos vamos quedando de aquella gente. El gran José Estévez que me saluda al finalizar el partido, él en su coche, yo en el de San Fernando, con gesto con su poquito de pena. Pero, digo yo, bastante se ha hecho en una temporada donde ya ni me acuerdo de las última vez que marcamos un gol en el Cerro. Y es que, glosemos de nuevo a Miguel Mihura: “Como fuera de casa en ninguna parte.” Que este ha sido el lema del Rayito una temporada donde, a expensas de lo que se pueda hacer en Avilés en el partido de vuelta, toda una prueba de fuego, hemos llegado adonde nadie se lo esperaba».

VICENTE ARAGUAS. (28 de mayo de 2025) Mañanita de sol en el Cerro. De nuevo en el Cerro del Espino, uno de los tres o cuatro campos de España con nombre muy, muy hermoso; el que más el toledano Salto del Caballo. De nuevo en el Cerro, con gentío competente. En el aforo, en el comportamiento (hablaba el otro día de que pocas comunidades más hospitalarias que la asturiana, este domingo igualmente estupenda a la hora de la visita.) Y, por supuesto, la afición majariega, dando el tono positivo. Y deportivo. Casi como en los tiempos del campo de tierra, cuando un par de samaritanos sostenían pancarta que rezaba: “El Rayo Majadahonda saluda a los aficionados rivales”. Pocos vamos quedando de aquella gente. El gran Jose Esteve que me saluda al finalizar el partido, él en su coche, yo en el de San Fernando, con gesto con su poquito de pena. Pero, digo yo, bastante se ha hecho en una temporada donde ya ni me acuerdo de las última vez que marcamos un gol en el Cerro. Y es que, glosemos de nuevo a Miguel Mihura: “Como fuera de casa en ninguna parte.” Que este ha sido el lema del Rayito una temporada donde, a expensas de lo que se pueda hacer en Avilés en el partido de vuelta, toda una prueba de fuego, hemos llegado adonde nadie se lo esperaba. Con las victorias en Tenerife, Talavera, Coria, Usera, etc. Y la apoteosis de Sant Andreu, tan inesperada como gozosa y que me puso a dar botes en el Andruv Stadium, de Olomouc (Moravia), donde me hallaba en esos momentos. Y la gente pensaba que me había vuelto loco, pues nada en el campo encajaba con los goles rayistas. Así que esperemos al partido de vuelta antes de llorar por la piel de un oso por vender aún. Pero lo cierto es que con tan escasos mimbres y, lo diré hasta la saciedad, un estadio (municipal) sin cubierta lo que nos convierte en población tercermundista. (La ausencia de una piscina “municipal” dice tan poco de quienes nos rigen que no sé cómo no se les cae la cara de vergüenza.) Y si el responsable es el Atlético de Madrid, revísese en buena hora el convenio con dicho club que nos desatiende de tal manera. Lo que me lleva al punto de partida: estos son los mimbres que sustentan nuestro cesto, pocos y, por lo tanto, dignos de un cuidado extremo.

Vicente. Araguas «con el gran Falete Pena, delegado del equipo Juvenil B, liga nacional, del Rayo Majadahonda. Ambos rodeados de la buena gente majariega, incluyendo el búlgaro, majariego adoptivo, Milen. Y Martin de Inocentis, con sus hijos, ciudadano argentino tan gentil que nos trajo aguas en el tiempo de hidratación. Y no lejos, Paqui, eficaz secretaria de nuestro club, Y delante un señor asturiano, tan pancho con su bandera sujeta en la barandilla. Porque en Majadahonda somos liberales. Por generosos. Sí».

ME DICEN QUE ESTAMOS EN FASE TRANSITIVA. Que viene nueva propiedad y, pase lo que pase en Avilés en el partido de vuelta, convendría explicarles que aquí hay gente muy fiel, curtida en tiempos de privaciones. Pero que vieron, igualmente, el año aquel de Segunda División, que Majadahonda tiene público para el fútbol ofrecido en dosis apetitosas. Luego estamos los de siempre. Los que vamos a sostener con esfuerzo sentimental algo que, desengañémonos, no es más que un club, pero tampoco un club más, ojo, sino algo que representa un pueblo/ ciudad. Y no hace falta recalcar lo que el fútbol supone hoy día a nivel simbólico. Lo cual que este domingo fue fiesta a medias. Amenizado no solo por la hinchada avilesina cantando “Asturias patria querida” (lejos el tono insultante de los cánticos de algunos hinchas del Sant Andreu) sino por el sol veraniego que ya anda haciendo fechorías. Conmigo el gran Falete Pena, delegado del equipo Juvenil B, liga nacional, del Rayo Majadahonda. Ambos rodeados de la buena gente majariega, incluyendo el búlgaro, majariego adoptivo, Milen. Y Martin de Inocentis, con sus hijos, ciudadano argentino tan gentil que nos trajo aguas en el tiempo de hidratación. Y no lejos, Paqui, eficaz secretaria de nuestro club, Y delante un señor asturiano, tan pancho con su bandera sujeta en la barandilla. Porque en Majadahonda somos liberales. Por generosos. Sí.

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