Bloque de oficinas en el Monte del Pilar (Majadahonda)

MANU RAMOS. “El mercado inmobiliario no puede seguir obviando la consolidación del teletrabajo y la necesidad de ofrecer viviendas en alquiler con servicios a los ciudadanos. Esta transformación debe llevarse a cabo dentro del casco urbano, no en las ciudades dormitorio como se ha hecho hasta la fecha”, afirma Javier García-Mateo, socio responsable de inmobiliario en área de estrategia y transacciones de la consultora EY, que ha detectado que existen en Madrid y Barcelona 2,5 millones de metros cuadrados de espacios destinados a empresas que deberían cambiar de uso a viviendas, lo que aportaría 28.000 nuevas casas, en gran parte en el centro de esas dos urbes con alta presión de inquilinos y compradores. EY concluye en su último informe «The Office Property Telescope» que se deberían reposicionar oficinas con rentas bajas y escaso apetito inversor por residencial alternativo con rentas superiores y alto interés por parte de los mercados de capitales. Por ejemplo, en el barrio de Serrano y Velázquez (donde podrían salir 1.599 nuevas viviendas); en Almagro y Génova (1.405 unidades); en Alberto Alcocer y Príncipe de Vergara (1.987 unidades), o en Santa Engracia y Quevedo (1.204 unidades). Pero también fuera de la almendra central, en áreas como Avenida de América (1.305); Josefa Valcárcel (2.506); Arroyo de la Vega y Alcobendas (2.140), o Majadahonda y El Plantío (1.881)».


Alfonso Simón Ruiz

El informe del analista Alfonso Simón Ruiz, periodista graduado en Economía y máster de Periodismo, publicado este 17 de julio (2023) en el diario económico «Cinco Días» señala que «en concreto, la consultora destaca que la tasa de desocupación de oficinas sigue aumentando, alcanzando el 11% en Madrid y el 12% en Barcelona. Para la capital, esta firma calcula que existen 1,8 millones de m2 que deberían reconvertirse en residencial en el medio plazo, lo que daría como resultado alrededor de 20.000 nuevas viviendas. ¿Y en qué zonas en concreto? En gran parte dentro del anillo de la M-30. Para García-Mateo, este fenómeno podría no solo mitigar la actual escasez de vivienda, sino que también pondría en valor un mercado de oficinas que tiene exceso de oferta, eliminando una parte de su inventario, lo que para los propietarios favorecería el aumento de los precios de alquiler de los edificios que permanezcan. «Desde EY se insiste en que la Administración debería contribuir en este proceso agilizando los trámites urbanísticos precisos para facilitar los cambios de uso», concluye el reportaje.

 

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