El tiempo es oro, plata, acero… y hasta madera. Los relojes, lejos ya de su función esencial, se han convertido desde hace mucho tiempo en un elemento de moda. Una moda que para buscar diferenciación emplea todo tipo de materiales, llegando a algo tan peregrino en una muñeca como la madera. Si los materiales nobles muestran distinción, clase, exclusividad, elegancia y un sinfín de símbolos de la persona que lo porta, la madera traslada un claro mensaje de concienciación medioambiental, algo que en cierta manera también es moda.


Aunque parezcan difíciles de conseguir, un reloj fabricado en madera se puede encontrar con mucha facilidad, como en www.reloj.es, y, de hecho, con una amplia variedad de modelos que permitan llegar al gusto de cada uno. Pero si hay algo verdaderamente llamativo en el mundo de los relojes es la tecnología. Se emplean bonitos materiales, combinados o en solitario, con incrustaciones o no, pero los mecanismos, llegando a la miniaturización, son absolutamente sorprendentes. Ver funcionar un reloj es algo que hipnotiza y asombra por la capacidad de hacer que su innumerable número de piezas –los más sencillos constan de unas 130 y el más complejo llega a las 1728- encajen a la perfección y se muevan con absoluta sincronía. Esta tecnología avanza cada vez más en pos de la exactitud, con desarrollos novedosos del sistema tourbillon; de la reserva de marcha –o en otras palabras, la autonomía del reloj- donde algún fabricante ya alcanza los 180 días; de la democratización del antimagnetismo –evitar que el reloj se vea afectado por campos magnéticos-; en el uso del carbono no sólo en la caja si no también aplicado a las piezas responsables del movimiento; o la introducción de nuevas certificaciones como las suizas Metas o COSC.

Sin embargo, y no precisamente por los materiales que utilizan en su construcción, la mayor revolución ha llegado de la mano de los relojes inteligentes. Los también llamados smartwatch ya venden más que la industria relojera “tradicional”. Llamarlo relojes, se queda muy corto cuando hablamos de estos dispositivos. Si acaso mantienen el nombre porque se llevan en la muñeca, como cualquier reloj de toda la vida, pero un reloj inteligente no solo te da la hora, la fecha o te cronometra. Un reloj inteligente ha pasado de ser un dispositivo que se conectaba con tu Smartphone o tableta, a convertirse en un elemento con independencia, que aloja aplicaciones y widgets, que te permite enviar mensajes de texto, la gestión de tus correos electrónicos, conectarte a tus redes sociales o escuchar música. En definitiva, están conectados a internet y ya sabemos todo lo que eso puede llegar a significar. Pero en cualquier caso, sea lo que sea que lleves en la muñeca, en madera, titanio o plástico, de una manera o de otra, siempre va a hablar de ti.

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