JORGE RUBIO. A pesar de que por el momento el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA) no contará con el calificativo de «centro zoológico» solicitado en el último pleno del Ayuntamiento de Majadahonda, su actividad no se detiene. El grupo ecologista necesitaba contar con el visto bueno del Consistorio para solicitar a la Comunidad de Madrid dicha categoría. Con ella se pretendía poder ampliar sus competencias y de esta manera, seguir desarrollando sus actividades, entre ellas la importante labor divulgativa destinada a escolares de la zona. Pero un singular pacto PP y PSOE tumbó la ejecución de este trámite administrativo a expensas de tener un informe detallado sobre las consecuencias que podía tener sobre el Monte del Pilar este mero cambio de nomenclatura. A pear de este revés, GREFA no ha dejado de trabajar y prosigue con su trabajo de protección de la fauna salvaje. Una de sus últimas actuaciones ha sido la liberación de un abejaruco en el Monte del Pilar de Majadahonda. Este ave fue ingresada en el hospital de fauna salvaje de GREFA donde se le realizó un chequeo para comprobar su estado de salud. Tras comprobar que todo estaba correctamente, se procedió a su liberación para que pudiese continuar con su viaje migratorio a tierras africanas. Así detalla GREFA su actuación, qu acompaña con un curioso vídeo:
«El pasado viernes 1 de julio tuvimos en GREFA un visitante alado conocido por su plumaje multicolor y por sus excelentes cualidades como cazador de insectos. Se trata de nada menos que del distinguido abejaruco, que pasa en España los meses de primavera y verano para la importante tarea del cortejo, la cópula y la crianza de sus polluelos. El abejaruco, es un pájaro que construye sus nidos utilizando como base las terreras arcillosas que se encuentran en las riberas de nuestros ríos. Allí, es capaz de construir un túnel de hasta dos metros de profundidad que excava con la ayuda de su pico y sus patas. Todo ello para acondicionar el lugar de la puesta en el fondo del túnel. Allí, tras la puesta, la pareja de abejarucos serán capaces de incubar durante tres semanas de cuatro a seis huevos. Tras la eclosión de los polluelos, la pareja de abejarucos serán responsables de la ardua tarea de alimentarlos. Para ello, los padres cazarán para los polluelos los alimentos característicos de los que se alimenta el abejaruco, como las abejas, las libélulas o las mariposas», detalla la agrupación ecologista.
«Una vez que los pollos se hayan desarrollado lo suficiente, a las tres semanas estarán preparados para salir al exterior de la madriguera y conocer a sus vecinos en las terreras: los gorriones chillones, los conejos e insectos como las abejas en sus colmenas o las libélulas en los cursos de agua. Al mes, ya estarán preparados para realizar sus primeros vuelos bajo la atenta mirada de sus padres. El ingreso del viernes pasado en GREFA fue la de este abejaruco adulto que comentamos, que tras realizarle una exploración en la enfermería se vio que se encontraba en condiciones óptimas para ser liberado. Y de esta manera es como emprendió el vuelo, en poco tiempo ya seguramente preparado para hacer un viaje aún más largo, aquél que le llevará de nuevo a tierras africanas junto a sus congéneres», concluyen desde GREFA.
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