“Para los productores, el lobby contra ellos intenta confundir al consumidor desinformado con bulos en publicaciones sobre alimentos cancerígenos. Recientemente han aparecido listas de naturopatía holística o la famosa “lista fake” del Hospital de Majadahonda. Lorenzo Pérez lo tiene claro: “El 99% de las campañas contra el E-120 son publicidades engañosas en las que colocan fotos de otros insectos”, dice Lorenzo Pérez que añade que “tanto la FDA como la UE han aprobado su uso como colorante natural, que además es inocuo”. El periodista Gonzalo López-Huerta recuerda en playgroundmag.net el descubrimiento que una médico de Majadahonda hizo sobre una lista falsa de aditivos supuestamente cancerígenos que incluía la “cochinilla”, insecto que se cría fundamentalmente en Lanzarote (Canarias) y cuyo color amarillo sirve para múltiples aplicaciones, incluidas las alimentarias.
Antonio Ortí de la web “Comer o no comer” descubrió que “hoy sabemos que la lista de Villejuif fue la forma de vengarse de unos trabajadores de la Schweppes que fueron despedidos al cerrar una planta de esta compañía, lo que les llevó a copiar la lista de aditivos que utilizaba su empresa y a difundirla para dañar su reputación. Según algunos estudios efectuados en Francia, la lista cancerígena llegó a siete millones de franceses, muchos de los cuales quedaron “envenenados” por el infundio. Así, desde que en 1976 se tuvo por primera vez constancia del suceso, hasta 1986, cuando la polémica irrumpió en España con el frescor salvaje de los limones del Caribe, lo que en principio fue un rumor se convirtió en una leyenda urbana de la que estaban al corriente en Amsterdam, Berlín, París y Praga”.
“En efecto: al parecer, varios trabajadores de la Schweppes, algunos dicen que de una fábrica francesa, mientras que otros la sitúan en Holanda, probablemente en 1976, coincidiendo con una huelga que afectó a esta firma de bebidas carbonatadas, se hicieron no se sabe bien cómo, con un membrete del departamento de Oncología del Hospital de Villejuif –recuerda Mari Carmen Vidal– y redactaron un panfleto en el que procedieron a copiar todos los aditivos que utilizaba su empresa para, acto seguido, hacer correr la voz de que eran cancerígenos. De ahí que en la primera lista hubiera una pista que tal vez pudiera haber llevado hasta sus autores: “el E 330 se encuentra en la Schweppes de limón”. Posteriormente, esta lista fue cambiando de nombre en cada país. En España, por ejemplo, se distribuyó como la “Lista del Hospital de Majadahonda”, concluye Ortí.
El informático José Manuel Rodríguez también descubrió el infundio: “Desde entonces y, pese a su falsedad, esta lista se ha difundido por toda Europa, cambiando el membrete en cada país. En España se distribuye como “Lista del Hospital de Majadahonda”, aportando el nombre y número de colegiado de una doctora que no existe. Esta lista ha sido desmentida por las autoridades sanitarias y por las asociaciones de consumidores de países de la Unión Europea en numerosas ocasiones”.