
Amós Romero García y Feliciana Navarro Díaz, padres de nuestro personaje, tuvieron tres hijos. Pilar, Amós y Juan Fernando. En 1959 el matrimonio emigra a Madrid y viven en Vallecas 12 años hasta que Amós decide venir a instalarse en Majadahonda en 1971, cuando estrena Fernando Romero sus 15 años.
EMILIO PACHECO. (Majadahonda, 1 de marzo de 2025). Crónicas Majariegas. Nombres Propios (II, Primera parte). Juan Fernando Romero Navarro, empresario y director de «Electrodomésticos Romero» de Majadahonda. Nació nuestro protagonista –ya superada la mitad de la década de los cincuenta– en Minaya, una localidad de la provincia de Albacete situada a 53 kms de dicha capital, en la Mancha Alta albaceteña. Es por tanto Juan Fernando (o Fernando a secas), castellanomanchego y “minayero” de cuna, nombre que procede del noble Alvar Fáñez (apodado Minaya) primo del Cid Campeador y mencionado por sus méritos guerreros en el «Cantar de Mío Cid». Amós Romero García y Feliciana Navarro Díaz, padres de nuestro personaje, tuvieron tres hijos. Pilar, Amós y Juan Fernando. En 1959 el matrimonio emigra a Madrid y viven en Vallecas 12 años hasta que Amós decide venir a instalarse en Majadahonda en 1971, cuando estrena Fernando sus 15 años.
“UNO DE MIS PRIMEROS RECUERDOS DE RECIÉN LLEGADO fue la expectación que creó el desmantelamiento del antiguo cementerio de la Laguna, su desmontaje, excavación y sellado, lo recuerdo como un suceso impactante. Era la época en que las calles de Majadahonda aún no estaban debidamente urbanizadas. Mi padre, Amós, adquirió una de las casas de la calle San Joaquín, nuestro primer domicilio” –dice. Es Fernando Romero alto de estatura, de porte distinguido, amable, paciente, con una facilidad de relación personal digna de destacarse. Enérgico y vital, transmite confianza, característica ésta que le sirve de eficaz herramienta para su cotidiano trabajo comercial. Cuando le propuse incorporar a esta galería de nombres propios algunos de sus hechos biográficos, me comentó –no sin cierto rubor– que no creía tener méritos para ello. Sin embargo, le hice ver la importancia y repercusión que la tienda “A Romero, Electrodomésticos” ha tenido, desde la implantación por su padre, Amós, y la continuación por Pilar, Amós y él mismo en Majadahonda y Boadilla durante más de medio siglo.
¿QUÉ FAMILIA DE MAJADAHONDA O ALREDEDORES NO HABRÁ PASADO POR LA TIENDA DE ROMERO para adquirir algo y equipar su hogar? No puede negarse que sus tiendas han sido el buque insignia del pequeño y mediano comercio majariego. Y ello es debido, desde luego, a una estrategia comercial de oferta de calidad a precios asequibles, toda una práctica de conocimiento del medio comercial que la familia Romero Navarro ha sabido mostrar bajo el paraguas de la indudable maestría de Amós padre.
ME ENCUENTRO CON NUESTRO PERSONAJE EN SU LOCAL DE LA PLAZA DE COLÓN, en el que desde su atalaya acristalada, a diario observa el pálpito de su ciudad majariega, porque como Fernando Romero dice: “Soy majariego desde hace más de cincuenta años, como muchos de los que vinimos a este pueblo de cordial acogida. Mi padre abrió, nada más llegar, su primera tienda de electrodomésticos. Vendía y proporcionaba cualquier cosa que le solicitaran, hasta ofrecía cuadros de fotos personales pintados a mano, que tenían mucha aceptación. La tienda estaba ubicada donde luego se estableció el Bar Galicia y después un bloque de viviendas, en la plaza del Cura”. Amós padre trabajaba en una fábrica de Madrid, que alternaba con sus ventas a domicilio en sábados y domingos, con su cartera de productos a plazos, siguiendo la estela del sistema que se puso de moda en la España de la posguerra, a imagen y semejanza de los antiguos diteros andaluces. Ropa, muebles, electrodomésticos, joyas, menaje de cocina… todo era posible de ser adquirido y pagado en cómodos plazos, como las actuales tarjetas de crédito. Mensualmente se pagaba la dita, cantidad estipulada a cuenta. Y así funcionaba Amós, con su contabilidad particular, una ficha abierta por cliente que controlaba su hija Pilar.
RECUERDA FERNANDO SU PASO POR EL INSTITUTO DE BUP de Pozuelo de Alarcón, para lo que utilizaba como medio de transporte los autobuses de la Llorente que hacían el trayecto Las Rozas, Majadahonda, Pozuelo y viceversa. El instituto estaba ubicado en la estación, al que acudió hasta acabar sus estudios de bachiller. Recuerda con nostalgia a sus compañeros, de entre ellos a Carlos Montero, Antonio y Fernando Mora, Elías y Pepe Bellón “y fui haciendo amistad con chicas y chicos de mi edad, Natalia Vázquez, Maribel, Estrella, Aurora, Tomasa Cuesta e Inmaculada Oliva”, recuerda.
“LA GRAN VÍA TENÍA ENTONCES TRÁFICO RODADO y las aceras estaban separadas de la calzada por unas jardineras corridas de ladrillo visto, que servían para separar el desnivel existente con la calzada. Para realizar los “encierros de reses bravas” en las fiestas patronales se protegían los escaparates con tableros de madera e incluso automóviles. Duraban varias horas y el recorrido continuaba por la calle Norias hasta su final en la plaza de toros portátil, que se situaba antes de la actual Avenida de España. Recuerdo a los toreros locales «el Jaranca» y «el Chapas», que derrocharon valor y miedo a partes iguales en sus “cara a cara” con los morlacos en las fiestas. También a Serafín Payá, de Madrid, torero y banderillero a quien dio la alternativa, el diestro Gregorio Lalanda en Móstoles –según leí– toreó en Majadahonda en septiembre de 1990 y se casó en esta localidad”. (Continuará): Próximo y último capítulo: «Los alcaldes, los sacerdotes, las urbanizaciones y los empresarios de Majadahonda«. EMILIO PACHECO. Escritor y dramaturgo. Sus últimos libros son “Yo, el Cruel” Pedro I de Castilla. Novela histórica, (Serendipia editorial); Bilogía “Las amantes del rey don Pedro” y “La Favorita”, (Amazon editorial); “Los idus de marzo”, drama histórico a estrenar el 22.03.25 en Montiel Medieval 2025.