«El exsecretario general del PP de Madrid y presunto cerebro de la trama Púnica, Francisco Granados, ha experimentado en las últimas semanas un cambio radical físico y anímico en la cárcel de Estremera. Fuentes conocedoras de su situación aseguran a ABC que el exconsejero de la Comunidad de Madrid, que lleva en prisión casi nueve meses (desde el pasado 27 de octubre), «se ha desmoronado» y nada tiene que ver con el hombre que se mostró fuerte y hasta alegre durante los primeros meses de cautiverio. El desgaste es muy evidente en su aspecto físico. Ya se le ha puesto «cara de talego», como se denomina en la jerga carcelaria al visible deterioro que experimentan los presos «novatos». Está muy desmejorado y ha perdido doce kilos de peso. En la enfermería le prescribieron una dieta baja en grasas y él la aceptó de buen grado, pero la pérdida de peso ha sido cuantiosa». Con este relato, el periodista Javier Chicote, del diario Abc, relata los últimos acontecimientos que se están sucediendo desde que se ha desvelado el secreto de la última parte del sumario de la trama Púnica.
«El empeoramiento se ha precipitado en los últimos días, en lo que han influido las altísimas temperaturas de la ola de calor por la que pasa España entera, superando incluso los 40 grados centígrados. Además, Estremera, en el sureste de la Comunidad de Madrid, es de por sí una localidad en la que el mercurio alcanza altos niveles. Francisco Granados fue detenido por agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil en la operación del pasado 27 de octubre, ordenada por el juez de la Audeincia Nacional Eloy Velasco. Tras pasar a disposición judicial, el titular del Juzgado Central de Instrucción número seis ordenó su ingreso, sin posibilidad de libertad bajo fianza, en la prisión de Soto del Real, donde apenas pasó un par de noches», añade el diario.
Y prosigue: «Fue trasladado a la cárcel de Estremera, donde sorprendió por su buena adaptación. El expolítico, un hombre afable, simpático y con recursos, se integró perfectamente en la vida en una prisión que él mismo había inaugurado en su etapa como consejero de Justicia y de Interior de la Comunidad de Madrid. Pasar «al otro lado» de la verja no fue de inicio un golpe brutal. Jugaba al parchís con otros presos y se mostraba fuerte y vitalista. Tanto que en solo unos días le quitaron la «sombra», el interno de confianza que la dirección de la cárcel pone al cuidado de otros presos. Le retiraron el protocolo antisuicidios y siguió sorprendiendo por su buena adaptación, pese a tratarse de un político, un gobernante con una vida radicalmente distinta a la del «talego», no un preso común de los que pueden asumir con más facilidad y fortaleza el encierro».
«Aun así, el ex número tres de Esperanza Aguirre se comportó como un preso modelo. Era la estrella de la cárcel, el interno más famoso, y charlaba amigablemente con otros reclusos. Además, durante su primera etapa en Estremera, Granados gozó de un importante privilegio, una celda individual, el preciado «chabolo» para ti solo. Pero el director de la prisión terminó con ello después de una información de ABC publicada el pasado 28 de noviembre en la que se revelaba este hecho y también que los presos más conflictivos del módulo habían sido trasladados. Para que no hubiera sospechas de «favoritismo», le pusieron un compañero de celda, un anciano de unos 70 años que está, como él, en prisión preventiva, a la espera de juicio».
«A medida que transcurrían los meses, la vida en prisión ha ido desgastando al otrora poderoso político madrileño, hasta el punto que el Granados de hoy nada tienen que ver con el de meses pasados. No va al gimnasio, pero sí camina, y mucho. Da continuas vueltas al patio, una y otra vez, quizá como muestra de su nerviosismo. Fuentes próximas al presunto líder de la trama política aseguran a ABC que buena parte de su pesimismo tiene que ver con que está «convencido» de que «se va a comer» los dos años de prisión preventiva máxima pese a que, según él, es del todo «inocente». A sus allegados les ha dicho una y mil veces que no hay «nada», que no ha cobrado comisiones a cambio de favores políticos. Su defensa solicitó a la Audiencia Nacional la puesta en libertad, pero el recurso fue desestimado», concluye el periodista.