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Güiros: ese instrumento desconocido

MARTA CORTINA. «Si has llegado hasta aquí es probable que estés buscando instrumentos musicales o accesorios de música y te interesa saber qué tiendas especializadas existen en la zona de Majadahonda. Una tienda de música estará encantada de asesorarnos sobre Güiros, Fliscornos o Pianos«. Con este original reclamo publicitario, la empresa AGL Musical se anuncia ahora en internet aunque abrió sus puertas en 1996 a manos del fundador Alberto García Ledesma. Un negocio majariego que siempre ha estado respaldado por una clientela profesional, así como por reconocidas firmas del mundo musical español.  El Fliscorno es un instrumento de la familia de viento, metal muy similar a la trompeta pero con unas características sonoras que lo hacen diferente, como su timbre especial perfecto para tocar melodías suaves, sensibles e intimas. El Güiro, perteneciente a la familia de la percusión, con el que se toca música tradicional, es muy común en países como República Dominicana, Puerto Rico o Cuba. Está hecho con una calabaza ahuecada y, normalmente, requiere sonidos largos y cortos. 


güiroJulio Llerena recuerda que el güiro es, sin duda alguna, uno de los instrumentos más antiguos de Latinoamérica e incluso Canarias, y por ello también uno de los más simples: es apenas una güira o calabaza vaciada, con una serie de surcos paralelos labrados por un lado. Pero el sabor que provee a la música es enorme: «Esto es lo que siempre me intrigó del güiro: esa enorme simplicidad que, sin embargo, ha adoptado diversas formas según el país y la música que acompaña. Me hice un par. Lo curioso es que, en contraste con su sencillez, tocarlo no es tan fácil como parece. Como aficionado a la percusión, hace poco comencé a tocar un poco en serio salsa clásica, y en ese mundo fascinante encontré que muchos encontraban difícil tocar el güiro. Así que me propuse aprenderlo tan bien como pueda, y luego compartir lo aprendido. El resultado es el video que pueden ver aquí abajo. Si tienes curiosidad por la música latina, este podría ser un buen comienzo. Además, aprender a tocar este instrumento nos puede hacer sentir que somos parte de la rica tradición musical latinoamericana».

El músico y bloguero Pedro Miguel Lozano Pérez cuenta una bonita historia sobre el otro instrumento: «hace muchos años, un chavalín de 16 años se hallaba en plena clase de trompeta en la sala de ensayos de la Unión Musical. En eso apareció Don Rafael y observando como el muchacho negociaba arpegios, escalas y estudios características le advirtió a su profesor que quizás podrían encaminar al chico hacia el fliscorno. Las circunstancias eran especiales: el fliscorno 1º dejaba temporalmente la banda para incorporarse al servicio militar y se necesitaba a alguien que asumiera ese papel. El joven músico, que recientemente había empezado a formar parte de la banda, aceptó la propuesta. La que se supone que iba a ser una etapa provisional se convirtió en poco menos que definitiva, pues hoy ese chico va a cumplir 24 años en la banda y 23 de ellos tocando el fliscorno».

300px-Clark_TerryTodo el mundo sabe que es una trompeta, pero poca gente sabe lo que es un fliscorno. Existen muchos sitios en los que uno puede informarse sobre él, su génesis, su historia, sus características… «por lo que yo apenas os contaré que se trata de un instrumento con la misma tesitura que la trompeta, para el que se necesita la misma técnica instrumental que para la trompeta pero con unas características sonoras que lo hacen diferente: si la trompeta es brava y brillante el fliscorno es suave, meloso, sensible. El fliscorno tiene un timbre muy especial que le hace ideal para tocar melodías suaves, sensibles, íntimas. Su sonido hace que case muy bien con los clarinetes, los saxos, los bombardinos y las trompas. Es un poco el que apoya a esos instrumentos que junto con él crean un sonido muy especial. Muchos compositores no le tienen mucho aprecio (o no saben mucho del tema) y se dedican a ponerle papeles de trompeta en los que han borrado la palabra “trompeta” y han puesto la palabra “fliscorno”: eso es desaprovechar descaradamente un instrumento con muchas posibilidades».

370_fliscorno-fh302g«Desde hace mucho tiempo existe el mito o el tópico (totalmente infundado) de que el que toca el fliscorno es alguien que no sirve para la trompeta. En mi opinión, todo buen trompetista que se precie ha de saber tocar el fliscorno. Pero cuidado, para tocar el fliscorno no basta con cambiar la boquilla y ya está. Para sacarle un buen sonido hay que trabajarlo bien y olvidarse totalmente de la trompeta. El fliscorno requiere, además de una capacidad de lectura musical notable y una buena técnica instrumental de una sensibilidad especial, requiere del músico que además de tocar, haga música. Al chico que tocó el fliscorno por primera vez hace 23 años le costó aprender todo esto, sufrió y trabajó mucho hasta que no hace muchos años empezó a no solo tocar el fliscorno, sino a hacer música con él y con ello disfrutar. El fliscorno es un instrumento muy bello y para mí (si, yo soy ese chico) es el más bonito de todos. Me sucede una cosa que no se si le pasa a más gente: ha llegado un punto en que el fliscorno se ha convertido en una prolongación de mi cuerpo, de manera que noto el sonido de mi instrumento como si fuera mi voz, lo siento como mi propia voz», señala.

hqdefault«Por otra parte, mi manera de ser siempre ha sido más fliscorno que trompeta, me identifico más con el carácter sereno, tranquilo, sensible del fliscorno que con el espíritu guerrero, brillante, aguerrido, atrevido de la trompeta. Con esto no quiero decir que la trompeta no pueda ser sensible: lo puede ser y mucho. Creo que para saber darle esa sensibilidad a la trompeta es necesario haber pasado por el fliscorno. A mí la trompeta me gusta mucho, de hecho mis estudios son de trompeta y para aumentar la técnica estudio trompeta. Es evidente que el hecho de tener el fliscorno en mi vida me ha hecho mejor trompetista y viceversa. Es como cuando te enamoras de dos personas a la vez, a veces te apetece estar con una y a veces con otra, según las apetencias, el estado de ánimo de cada momento o lo que te pida el director. Unas veces me apetece más tocar la trompeta y otras el fliscorno y además en este caso es mejor: no tengo que elegir y ninguno de los dos instrumentos se enfada cuando estoy tocando el otro…», concluye.

 

Majadahonda Magazin