molinodelahozJORGE RUBIO. «Hay dos vinculaciones del Molino de la Hoz y los Vargas con Majadahonda, según acredita un extracto de las Relaciones Topográficas de Felipe II que incluyo en el trabajo. Por un lado, los vecinos de Majadahonda acudían a los dos molinos situados en el mayorazgo del Molino de la Hoz», por lo tanto era un sitio de gran importancia en el día a día y la economía majariegas: «Sin embargo mueve tres molinos de Rodeznos y un batán que sirve a los Batres, y dos molinos de doña María de Vargas que emplean los majariegos y los rozeños, que aclaran además que de esta señora es un batán. En el Guadarrama hacen la molienda los vecinos de Villanueva del Pardillo. Por otro lado, los Vargas titulares del Molino de la Hoz, tenían también terrenos en Majadahonda: «En Majadahonda, los Vargas de Madrid (doña María de Vargas) tenían unas buenas huertas, como en Las Rozas, que tenía huertas, soto, viñedo y molino». Quien así habla es Rafael Maldonado, que a través de una minuciosa investigación, ha indagado sobre la historia de la hoy exclusiva urbanización de Molino de la Hoz y sus vínculos con poblaciones cercanas como Las Rozas y Majadahonda. Un relato que se remonta a 1775 y que surge del interés del autor por profundizar en su genealogía, lo que le ha llevado a realizar un interesante viaje por la historia de esta zona en busca de sus orígenes.

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Rafael Maldonado

Molino de la Hoz se encuentra ubicada en el término madrileño de Las Rozas, donde se ha convertido con el paso de los años en una exclusiva urbanización. Este terreno ha estado vinculado a la familia de Vargas de Madrid, cuya genealogía hunde sus raíces hasta el reinado de Alfonso VI, con el que participaron en la reconquista de Madrid. Los Vargas de Madrid fueron regidores de la capital y esos vínculos sitúan a Pedro de Vargas como el primer poseedor de la familia de los terrenos de Molino de la Hoz. Unos orígenes que se remontan según Rafael Maldonado al S.XVI. La familia Vargas tuvo un gran interés por los terrenos aledaños a esta zona y proyectaron sus intereses sobre otras ubicaciones cercanas como el Monte del Pardo, Majadahonda o Villanueva del Pardillo. Uno de los principales intereses de la familia era la importancia económica que proporcionaba a este área el río Guadarrama, que atraviesa Molino de la Hoz y que hacía funcionar los molinos y batanes, fundamentales para la producción agrícola y textil.

molinoA lo largo de los años en los que los Vargas de Madrid controlaron el Molino de la Hoz hasta su «enajenación a terceras manos en la segunda mitad del S. XIX» este terreno fue arrendado a diversos colonos para que cuidasen de él. Pese a ser una zona potencialmente rica, la continua actividad cinegética de los reyes de España esquilmó la zona empobreciéndola enormemente. Los relatos de la época sostienen que sus habitantes «estaban faltos de pan y vino» debido a la proximidad de la zona noroeste de Madrid con el Monte del Pardo y las cacerías reales que allí se producían. Unos datos que han sido revelados gracias a los autos judiciales y relatos de la época que han sido especialmente reveladores para conocer el pasado y la historia de esta madrileña urbanización y de sus localidades vecinas.

maldonado1Pero Molino de la Hoz también tiene sus vínculos con la tradición religiosa, especialmente con el madrileño San Isidro. Dada la tradición agrícola y la pobreza de la zona causada por las correrías reales, los Vargas y sus descendientes difundieron el relato del milagro obrado por San Isidro en este lugar, santo con el que la familia estableció fuertes vínculos en la imaginería de sus propiedades. Según cuenta el relato, el santo obró el milagro tras dar este trigo a unas palomas de un saco casi vacío y del que posteriormente el molino produjo un gran volumen de harina. Un relato en el que se vuelve a incidir en la importancia de esta zona y de sus molinos, vitales para la riqueza familiar y de la región.

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