«El 1 de julio salíamos de Ferrol hacia Neda, IES Fernando Esquio, nuestra meta y fin. Disfrutando de la hospitalidad nedense como cada año, y van –reiteremos de nuevos, volvamos de nuevo al “iter”, a la itinerancia- diez. Toda una itinerancia, por lo tanto. Neda es mi cuna, mi punto de partida (y ha de serlo, también, de llegada, estoy seguro), lo que hace que mi gratitud sea doble. Neda, medieval e ilustrada. Neda de todos los Caminos que conducen al cielo. Al menos al de estos peregrinos, de Majadahonda, Las Rozas, Galapagar, Torrelodones, que cada año se esfuerzan en llegar a Santiago de Compostela».

VICENTE ARAGUAS. (12 de julio de 2025). El Camino Inglés, Kilómetro 0. Si bien el Camino Inglés comienza en Durham, allá al Norte de Inglaterra, lejos pues de nuestro ámbito (el Camino, en puridad, empieza donde se lo proponga el caminante, el romero, el palmero, el peregrino), el nuestro, el que yo hago con mis chicos, se inicia en Ferrol. Es una ciudad donde las olas se remansan, definitivamente ilustradas, luego de que los dos castillos, de San Felipe, de La Palma, dejen paso franco hacia el Muelle de Curuxeiras, donde empiezan tantas cosas buenas. El Camino Inglés, también. Y allí estábamos, 8 de la mañana, el 1 de julio del año 2025, al borde del inicio del décimo Camino consecutivo para el Colegio Logos, el lugar que habito como profesor, todavía de Poesía, esa materia que amo y que, a mí, también me ama un poco (o tal espero). Un día bueno para caminar el día 1 de julio de este año. Bueno como las botas aquellas de Nancy Sinatra, con su ritmo reiterado. (Reiterar, etimológicamente, habla de repetir caminos, lo que es muy buena cosa para el caso.) Y digo que bueno porque no hacía calor, porque las nubes tenían un aquel de borrego en día laborable, porque los cuerpos prefieren dejarse llevar en volandas por el clima y no, definitivamente, al revés. 8 de la mañana y Oficina de Turismo de Ferrol, tal como la foto indica. Y –de momento- tránsito por el centro urbano de una ciudad diseñada en el Siglo XVIII, cartabón y escuadra para un proyecto de urbe racionalista, hecha -eso sí- para la guerra.

Vicente Araguas encabezando a los peregrinos que fueron desde Majadahonda resto del Oeste de Madrid hasta Santiago de Compostela

INICIO EN FERROL. Para un sentimiento belicoso de otro momento, cuando la estrategias defensivas precisaban de baluartes, cortinas, baterías, y ahí la ría ferrolana, un enclave marítimo protegido por una boca muy estrecha capaz de cerrar su dentadura con una simple cadena. Pero nuestro ánimo nada tiene que ver con bloqueos ni defensas, sino con un ir hacia adelante, ese “adiante” gallego que evoca empresas nobles, románticas, incluso, como es la de poner a tono alma y cuerpo y que nada ni nadie nos detengan. A nosotros mismos, que en el Camino nadie es más que nadie, y se trata de una vía de autosuperación. Tan estupenda, pues, para estos jóvenes que van con nosotros y, ya puestos, los que llevamos dentro. Pues alguna vez lo fuimos y, ya puestos, jamás dejamos de serlo.

«Si bien el Camino Inglés comienza en Durham, allá al Norte de Inglaterra, lejos pues de nuestro ámbito (el Camino, en puridad, empieza donde se lo proponga el caminante, el romero, el palmero, el peregrino), el nuestro, el que yo hago con mis chicos, se inicia en Ferrol»

JÓVENES ENREDADOS EN CANCIONES, POEMAS, AMORES PRIMEROS (“os amoriños primeiros son tan malos de olvidare”, como dice la canción gallega, que tan bien se entiende, por sentimiento universal, también), lo mismo que nuestros chicos y chicas de hoy. “Tous les garçons et les filles”, como en la canción de Françoise Hardy, muerta hace poco pero a la que jamás podrá llevarse el polvo del olvido. Tampoco el polvo del Camino, que matiza aun más nuestras botas de caminantes. Que el 1 de julio salíamos de Ferrol hacia Neda, IES Fernando Esquio, nuestra meta y fin. Disfrutando de la hospitalidad nedense como cada año, y van diez –reiteremos de nuevo, volvamos al “iter”, a la itinerancia–. Toda una itinerancia, por lo tanto. Neda es mi cuna, mi punto de partida (y ha de serlo, también, de llegada, estoy seguro), lo que hace que mi gratitud sea doble. Neda, medieval e ilustrada. Neda de todos los Caminos que conducen al cielo. Al menos al de estos peregrinos, de Majadahonda, Las Rozas, Galapagar, Torrelodones, que cada año se esfuerzan en llegar a Santiago de Compostela. Adonde un día una luz se hizo estela de peregrinación constante, como esta que nos lleva y nos trae en un movimiento continuo, como un poema, como un cántico fiel. Algo así.

Majadahonda Magazin