casinoJORGE RUBIO. “Muchos y variados han sido los premios que 888casino.es ha entregado hasta la fecha, siendo la máquina Millionaire Genie la que ha repartido los más importantes. Entre todos ellos podemos citar: los 179.000 euros en julio para Juan Miguel S. de Valencia; 175.000€ en agosto para José Luis C. de Santa Eulalia; 209.000€ en octubre para Sara V. de Formentera; 255.000€ en noviembre para Santiago B. de Sant Just Desvern; 91.000€ también en noviembre para María A. de Navalmoral de la Mata; 91.000€ en enero para Miguel D. de Majadahonda y 212.000 en febrero para Andrea G. de Barcelona”. El comunicado de la revista Azar Plus alienta el juego con un jugoso premio repartido en Majadahonda, pero los datos sobre ludopatías en España son escalofriantes:


casino1“Las cifras han sido magníficas pero ahí no queda todo porque los premios actuales sobrepasan la imaginación del jugador más optimista. Concretamente la máquina Millionaire Genie tiene acumulado en la actualidad un bote que supera unos increíbles 926.000 euros, Ultimate Grill Thrills sobrepasa los 106.000 y Treasure Fair los 50.200 euros. Todas ellas están a la espera de algún afortunado jugador para dar así la mejor bienvenida a su segundo año en nuestro país”, señala la revista de los juegos, que añade: “Las slots de 888 dan DOS millones en premios en su Primer año: Ya ha pasado un año desde que en junio de 2015, 888.es pusiera en marcha sus cincuenta máquinas de juego que, desde el primer momento, no han dejado de ofrecer a sus usuarios la oferta más variada y los más suculentos premios. Y es que sólo en estos doce primeros meses, este medio centenar de máquinas ha repartido 330 jackpot, es decir, casi un bote diario, que han sumado en su totalidad 2.043.000 euros que han ido a parar a manos de sus seguidores. Sin lugar a dudas, este nuevo éxito de 888.es ha venido avalado no sólo por sus grandes premios sino, sobre todo, por la calidad y cantidad de los servicios ofrecidos que han sabido adaptarse a todo tipo de gustos con una forma de juego segura y responsable, a la vez que entretenida e intuitiva”, señala la revista de juegos.

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Sin embargo, el investigador A. González, A en su libro «Juego patológico. Una nueva adicción» (Madrid. Ed. Tibidago, 1989), citado también por Villoria López y Enrique Echeburúa, afirma que actualmente existen dentro del juego, dos clasificaciones: la de los juegos y las de los jugadores, distinguiendo para los últimos tres grandes categorías: jugadores sociales, jugadores profesionales y jugadores patológicos. Los jugadores sociales son los que juegan por diversión y para los que el juego responde a una motivación de entretenimiento, placer o sociabilidad, logrando dejar de jugar en cualquier momento. Por su parte, un jugador profesional es aquel que considera al juego como una forma de vida, como una profesión. Sin embargo, el jugador patológico es el que a través del juego llega a experimentar una pérdida de control, careciendo de la habilidad para dejar de jugar, aún cuando ello le genere pérdidas.

ludopatia 003Ahora bien, según la clasificación anterior, ¿cuándo el juego deja de ser una diversión para convertirse en una enfermedad? Cuando genera sufrimiento y las personas pierden la capacidad de decidir. Entonces deja de ser diversión que produce gozo y control, para convertirse en descontrol, en enfermedad, recibiendo así el nombre de ludopatía. La ludopatía es un trastorno de conducta que comienza a adquirir importancia a partir de 1980. Aparece por primera vez clasificado como patología en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM III) de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), como un trastorno del control de los impulsos no clasificado en otros apartados, y que se caracteriza por un comportamiento de juego desadaptativo, persistente y recurrente. El juego patológico se caracteriza por la incapacidad del sujeto para controlarse y por la alteración que se produce en áreas significativas de su vida (familia, amigos, trabajo, etc.). El juego se convierte en el centro de la vida de la persona. Al igual que ocurre con otras adicciones, «los jugadores patológicos se descontrolan y son incapaces de dejar de jugar, incluso cuando desean hacerlo», detalla el profesor Montoya López en uno de sus últimos artículos académicos.

Fuentes:

Azarplus

Revista Poiésis

Majadahonda Magazin