Algunas de las integrantes del clan Cardarashi

JORGE RUBIO. La Delegación del Gobierno de Madrid ha informado que «la Guardia Civil ha desarticulado una banda de origen búlgaro y etnia gitana que operaba en las fiestas patronales de Majadahonda y otros municipios madrileños». Dentro del marco de la operación denominada como «Bulgaris» se ha detenido a un total de 12 hombres y 19 mujeres, once de ellas menores de edad, todos ellos pertenecientes al clan Cardarashi («Carterista»). En total se les imputa 187 delitos, aunque los indicios señalan que la banda podría haber cometido muchos otros. Las encargadas de llevar a cabo estos hurtos eran las 11 niñas menores de edad, que sustraían pequeños objetos de valor. El modus operandi de la banda consistía en «utilizar aspavientos y choques fortuitos» para robar móviles, carteras y relojes aprovechándose del «consumo de alcohol y drogas de sus víctimas a sabiendas de que el estado de vigilancia quedaba mermado». Las pesquisas para detener a esta banda búlgara se han prolongado durante meses, ya que la máxima de los delincuentes era poner el mayor número de trabas posibles a los investigadores de los cuerpos de seguridad del estado. Por ello, ninguna de las chicas hablaba castellano ni portaba documentación alguna, con objeto de dificultar cualquier tipo de identificación, que unido a la minoría de edad, ponía más trabas a los agentes a la hora de investigar.


Debido a esta aparente sensación de impunidad que les otorgaba su postura de total obstrucción a la justicia, los miembros de la banda se vanagloriaban de su «audacia» a través de las redes sociales, donde hacían ostentación de los frutos de sus delitos publicando fotos en las que enseñaban «500, 200 y 100 euros, así como móviles de lujo». Además de los robos en fiestas patronales como las de Majadahonda, la banda contaba con una red de 9 pisos ‘okupados’ por distintas áreas de la Comunidad de Madrid entre las que se encuentran San Cristóbal de los Ángeles, Carabanchel, Villaverde y Vallecas. Todos estos pisos han sido registrados y desmantelados a finales del mes de octubre. En ellos se encontró parte del botín obtenido durante los meses en los que la red operó por la Comunidad de Madrid. En los registros se encontraron «alrededor de mil teléfonos móviles, tarjetas, carteras, documentación, 2.500 euros que estaban escondidos en una persiana, así como diversas cantidades de dinero en euros y diversas divisas que al cambio se aproximan a los 5.000 euros». Todos estos elementos sustraídos no se vendían en España sino que «se trasladaban en coche a Bulgaria para dificultar todavía más cualquier tipo de identificación de su actividad delictiva», concluye la investigación policial.

Fuente: Cadena Ser

Fuente: La Vanguardia

Fuente: El Diario.es

 

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