Marina Pont (PP) y David Rodríguez (PSOE)

J. FEDERICO MTNEZ. El pleno del Ayuntamiento de Majadahonda que se celebró este 26 de septiembre (2019) registró el debut oratorio de varios concejales. Lo hizo Pedro Mallén (Vox), que no estuvo del todo mal pese a los nervios del estreno, mientras que la edil de Movilidad y Transportes, Marina Pont, afloró lo contrario: tras intervenir ya en dos plenos, al tercero se vino arriba y fue «sobrada»: en una situación de sobre excitación (se oían a través del micrófono sus jadeos) se inventó un cuentecillo según el cual el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, venía a la Estación de Tren de Majadahonda «y se volvía en avión Falcon«. La cómica situación, contada sin demasiadas dotes narrativas, ruborizó a los otros grupos hasta el punto de que el concejal Santiago del Real (Cs) le pareció «vergonzoso» y parecido «a un photocall de campaña electoral». Algo debió hacer mella en Marina Pont la inesperada reacción critica de los concejales de la Oposición de PSOE y Cs, que se vio agravada por la reacción entre el público de Vicente Mateos, militante del PSOE que fue expulsado de la sala tras clamar: «¡Esto es una vergüenza!». Fue entonces cuando la edil del PP lanzó lo que definió como «mi compromiso»: volver a decir lo mismo si el PP ganaba las repetidas elecciones generales y Pablo Casado era presidente del Gobierno.


Angela Gª Gallo, Anselmo Soto y Alfonso Reina (Cs)

Llegó después la moción sobre las medidas de control de los jabalíes, defendida por Anselmo Soto. Su análisis fue realista y el debate mucho más sosegado por parte de Gobierno y Oposición: hay 80 municipios en España con el mismo problema que Majadahonda. Y vaticinó que «aunque en las dos últimas semanas» no haya venido la manada, al final terminarán regresando a las urbanizaciones colindantes al Monte del Pilar. Soto se permitió alguna ironía con doble lectura –»los jabalíes no están empadronados en Majadahonda»– y tendió la mano al Equipo de Gobierno PP-Vox para que apoyaran su iniciativa y entre todos resolvieran el problema. Pablo Pérez (Vox) no tuvo reparos en hablar de la «crisis de los jabalíes» de este verano que en un principio el PP negaba. Y entre jabalí y jabalí lanzó una puya, en este caso antitaurina: «Se ha prestado más atención a unos pocos antitaurinos que a más de 1.500 asistentes a las corridas». Una licencia pre-electoral, ya que la proporción entre unas y otras noticias es abrumadora, pero el rigor ya se sabe que está reñido con las campañas electorales. Manuel Fort (PSOE) recordó que hace 20 años el problema de los jabalíes era «inexistente» y esgrimió un informe del Patronato del Monte del Pilar en este sentido. Y señaló que «en otro Monte cercano se cazaron 80 jabalíes al día siguiente de que se produjera el accidente que mató a un joven trabajador al esquivar un ejemplar», cerca del Gran Plaza 2. Los socialistas dieron a entender así que la solución es el «descaste» de la manada (destruir una casta de animales, por lo común dañinos), según lo define la Real Academia.


Vanesa Bravo (PP), J. Rodriguez y Pedro Mallén (Vox)

Por último intervino la concejala Vanesa Bravo, que también se estrenaba y que pareció rechazar la mano tendida de la Oposición. Se enfrascó en que los jabalíes habías desaparecido gracias «a los perros» pastores contratados por el Ayuntamiento. También denominó como «campaña informativa» a los tuits que emitió cuando estalló la «crisis» veraniega por la irrupción de las manadas en las zonas urbanas. Nada de ello persuadió a Anselmo Soto, que recordó la «alarma social» por los jabalíes «incluso en la prensa nacional«, que por los comentarios de los afectados, recorre toda la franja de urbanizaciones desde la Universidad Francisco de Vitoria hasta la Estación de Tren, la mayoría de voto conservador. De hecho esa «alarma social» también saltó en Génova 13, sede nacional del PP, ante el rumbo que estaban tomando los acontecimientos. La concejala del PP culpó a Cs por haber difundido estos miedos, pero Anselmo Soto dijo que no haberlo hecho era «ocultar información a la opinión pública«. Así las cosas, se pasó de las palabras a los hechos: la votación arrojó a la papelera la moción con los votos de PP-Vox y PSOE y solo los 7 naranjas a favor, a pesar de la insistencia hasta la saciedad de Cs en que se votara su moción «borrándole el logo del partido» porque era asumible por todos. Y es que, como era de prever, la aritmética se impuso a la cinegética. Mañana: Tercera Parte.

Majadahonda Magazin