La hetaira Friné y el famoso cuadro del pintor francés Gérôme

Friné, por el pintor francés Jean-Léon Gérôme

Gema Calderón, periodista y especialista en contenido multimedia por la Universidad Francisco de Vitoria de Pozuelo de Alarcón (Madrid), es la autora del blog «El Oráculo de Delfos» y ha escrito un bello artículo sobre la hetaira Friné. En él cuenta que en 1865 se pintó un óleo sobre lienzo de la hetaira Friné por el pintor francés Jean-Léon Gérôme porque estas mujeres de alta clase , una especie de escorts de Madrid y de otras capitales, eran famosas en las polis y muy reconocidas por su sabiduría y su elegancia. «En concreto, Mnesarete (apodada Friné), dedicó su vida al arte. Así, se dice que sirvió como inspiración y modelo para muchos escultores y pintores, pero que destacaba por su gran habilidad como hetaira y su belleza característica. En una ocasión, Friné salía desnuda del mar a la vista de todos los hombres y el pintor griego Apeles usó su figura como inspiración para su cuadro de la diosa Afrodita saliendo de las aguas»


«El caso es que, durante gran parte de su juventud, sirvió de modelo a su amante» como hoy lo hacen los videos XXX y como lo hacía para el escultor Praxíteles, uno de los mayores virtuosos de la Antigua Grecia. La belleza de la joven era tal que hasta ella misma llegó a compararse con la diosa Afrodita, algo que estaba penado (incluso con la muerte) por las autoridades que formaban el Areópago o Consejo de Ancianos. Praxíteles contrató a Hipérides para su defensa, el abogado de mayor prestigio en la época, pero esto no sirvió para convencer a los ancianos. Entonces, se fijó en que la inmensa mayoría de ellos ansiaban deleitar sus vistas con el cuerpo de Friné como si de un sexshop online se tratara. Allí mismo y sin previo aviso desprendió la túnica que cubría a la joven, consiguiendo aplausos, gritos y, por supuesto, su absolución», añade.

Y concluye: La historia de Friné ha pasado a la historia por estar íntimamente relacionada con el origen de la abogacía en la Antigua Grecia, una profesión que no daba total confianza entre los ciudadanos porque se suponía que los abogados eran grandes virtuosos de la oratoria y la capacidad de manipulación. Esta última acción estaba muy mal vista en la sociedad griega, ligada al diálogo y a la defensa de la verdad».

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