Sin lubricación, no hay penetración. Esta es, podría decirse, la regla de oro de las relaciones sexuales. La fisiología de la mujer nos dice que, cuando se excita, la vagina segrega un flujo destinado a facilitar el coito, pero a veces no es suficiente, y se requiere de la ayuda externa de un lubricante. Y, cuando se trata de sexo anal, la lubricación es imprescindible (aquí puedes encontrar una selección de los mejores lubricantes anales).
5 trucos para mejorar las relaciones sexuales
¿Cuándo debe una mujer usar lubricante vaginal?
En realidad, el uso de un lubricante vaginal no es algo indispensable, ya que, como se mencionó anteriormente, la mujer dispone de un sistema natural para tal finalidad, pero está siempre supeditado a su buen funcionamiento hormonal. Si la mujer no está adecuadamente excitada, o sus hormonas no se encuentran en un nivel óptimo, no podrá segregarlo.
¿No es suficiente con la saliva?
Si impregnar la vagina con saliva es la consecuencia de un cunnilingus con la intensidad y la velocidad apropiadas, la respuesta de la vagina será excelente, y quedará como una flor lista para ser polinizada. Pero, aunque sea una ayuda socorrida (y agradecida), tiene el inconveniente de que se seca muy rápido, y tengamos que volver a lubricar con saliva de nuevo.
¿Y qué hay del sexo anal?
Es prácticamente imprescindible el uso de un lubricante, puesto que no existe una lubricación natural para esa zona, y además no todo el mundo tiene la misma elasticidad en los músculos del ano, ni son capaces de relajar el esfínter a voluntad ante la penetración. Además, se desaconseja que la saliva sea el método de lubricación por lo perecedero de su efecto, así como tener mucho cuidado de la higiene si va a aplicarse directamente con la lengua, ya que es una zona con muchas bacterias. Y no olvidemos que el sexo anal puede ser más placentero para el hombre que para la mujer, por su proximidad con la próstata.
¿Todos los lubricantes son iguales?
No: hay una norma general que relaciona la composición y el uso de los lubricantes: los de base oleosa (aceite) son para aplicación directa para el coito, y los de base acuosa (agua) están pensados para su aplicación en juguetes: esto último se debe a la composición de los juguetes sexuales, que pueden deteriorarse si se mezclan con lubricantes de base oleosa.
¿Y más allá del coito?
Aunque el coito vaginal o anal sea casi siempre la finalidad de las relaciones sexuales, es imprescindible prestar atención a los juegos preliminares (mediante sexo oral, besos, caricias o uso de juguetes, entre otros) para alcanzar un estado óptimo de excitación. El sexo es una de esas cosas que, a priori, no parece necesario tener que aprender, ya que responde a nuestros instintos primarios. Pero nada más lejos de la realidad: si no se considera el sexo como un universo mucho mayor que solo un método para reproducirnos, ¡nos falta mucho por aprender!