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Federico Utrera en Astorga, según la fotografía de Eloy Rubio Carro

Majadahonda participó en las Jornadas de Homenaje al poeta Juan Luis Panero que se clausuraron en Astorga (León) este jueves  a través del periodista y escritor Federico Utrera, director de MJD Magazin, profesor de posgrado y doctor en Comunicación Audiovisual de la Next International Business School (IBS), con sede también en Majadahonda, y la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). Utrera fue invitado en calidad de autor del libro “Después de tantos desencantos. Vida y Obra Poética de los Panero”, coordinador de varios ciclos de cine sobre los Panero e incluso intérprete en el film «La Estancia Vacía» sobre Michi Panero. Su presencia como experto en esta saga de poetas no pasó desapercibida para al prensa y el diario Astorga Redacción recoge en una entrevista los motivos por los que él cree tan relevante para Astorga haber recuperado la casa de los Panero así como el uso vinculado a su memoria. A continuación reproducimos de forma íntegra la entrevista realizada por el periodista, poeta y fotógrafo Eloy Rubio Carro, autor también de las imágenes que ilustran el texto, así como la reseña fotográfica de Leonoticias.com sobre el libro de Utrera:


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Federico Utrera en fotografía de Eloy Rubio Carro

Eloy Rubio Carro: Lo que extraña de su libro, ’Después de tantos desencantos’, planteado como una búsqueda, es que al principio parece un centón, un murmullo de citas traídas a la ocasión; luego, según se avanza, eso mismo es lo que lo hace válido, que ahí tenemos materiales inhallables y de primera mano sobre los Panero, sobre Juan Luis Panero. ¿Cómo surge y se desarrolla realmente esta investigación?

Federico Utrera: Yo entiendo que el libro genere incomprensión porque realmente no es un libro. Fernando Arrabal lo define como artefactos. Edité un libro sobre Arrabal en España y la crítica francesa lo definió como artefacto, en un sentido negativo. Y es verdad y tienen toda la razón, pero eso es lo que le gustó a Arrabal y lo que les gusta a los autores un poco singulares. No son libros convencionales que dispongan de un principio y un fin; no es una novela, no es un libro de poemas, no es un libro de ilustraciones, sino que tiene un poco de todo. El libro comienza con un relato novelesco donde yo describo como es mi encuentro con los Panero y de cómo surge esa investigación; y después es un conjunto de ensayos ya más académico, más científico sobre lo que es la vida de los Panero; además incluye material fotográfico que va intercalándose a lo largo de los capítulos y por último incluye también textos autógrafos originales de los Panero, como son el libro de poemas de Leopoldo María, el conjunto de ensayos de Juan Luis y la entrevista con Michi.


Portada de Astorga Redaccion

Portada de Astorga Redacción

Con respecto a la supuesta competición literaria entre Juan Luis Panero y Leopoldo María, usted defiende que no se da tal competición ¿Con qué argumentos o hechos lo avala?

FU: –Lo avalo con sus palabras. Leopoldo María y Juan Luis Panero jamás han competido en poesía. Hablaba Juan Ramón Jiménez de la inutilidad de las escalas, cuando se refería a competiciones poéticas. Jamás se dieron estas competiciones poéticas entre los hermanos, jamás se presentaron a premios conjuntamente para disputar ninguna hegemonía. Ha sido la película del ‘Desencanto’ la que alimentó esa ficticia competencia que dio mucho juego. Es verdad que para muchos Leopoldo María Panero es el mejor poeta español de finales del siglo XX. Para otros es Juan Luis Panero, pero esa competencia fue totalmente ajena a lo que ellos decían, pensaban y actuaban.

Juan Luis Panero en el año de su muerte (2013) y en El Desencanto (1974)

Juan Luis Panero en el año de su muerte (2013) y en El Desencanto (1974)

Las referencias poéticas de Juan Luis y de Leopoldo María Panero a su padre son frecuentes, tres poemas le dedica Juan Luis, en los que el tono de desesperanza y el sarcasmo van ‘in crescendo’. Unos cuantos más son los poemas en los que Leopoldo Mª Panero alude o dialoga con su padre, entre los que destacaría ‘Glosa a un epitafio (Carta al padre’)’, en ‘Narciso o el último acorde de las flautas’. Yendo a esos poemas, ¿qué tipo de relación establecen en ellos tanto Juan Luis como Leopoldo Mº con su padre?

FU: –Decía Juan Luis Panero que si se le proporcionaran a un adolescente poemas de Leopoldo Panero, de Leopoldo María Panero y de Juan Luis Panero sin ponerles nombre, diría que se trata de tres poetas totalmente distintos. Yo creo que tenía razón. Es muy difícil en la orfebrería poética que tienen estos tres autores encontrar similitudes de estilo, no hay guiños poéticos tampoco, parece además como si cada uno hubiera construido su trayectoria en base a dar la espalda a la forma, a las palabras, a los giros, a las metáforas, a todo lo que lleva la construcción poética de cada uno de los demás. Ahí sí que fueron muy celosos los hijos en construir un universo poético distinto al que tenía el padre; de hecho a Juan Luis Panero cuando comienza en el campo de la poesía, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Luis Rosales le llaman porque quieren saber si se parece en algo su poesía a la de Leopoldo Panero. Y entonces respiran aliviados cuando comprueban que Juan Luis Panero era un poeta singular por sí mismo. Otra cosa son después las alusiones personales que sí existen de los hijos al padre; pero en los aspectos formales son absolutamente singulares.

Utrera con LM Panero

Utrera con LM Panero

¿Qué juicio establecen cada uno de los hijos sobre la poesía de su padre?

FU: –Los tres hijos valoran la poesía de su padre y la valoran de manera muchísimo más elogiosa de lo que dan a entender en ‘El desencanto’. Hay un artículo en el que Francisco Umbral define a Leopoldo Panero como ‘el Verlaine español’, un juicio muy similar al que tenía José Ángel Valente que tenía en gran estima a la poesía de Leopoldo Panero. Los hijos consideraban que era un gran poeta; pero Leopoldo María Panero se fijaba más en los simbolistas franceses, en la poesía norteamericana, tenía otros referentes más allá de la poesía del 50 española, y Juan Luis Panero lo mismo de lo mismo, cuyos referentes serían T. S. Eliott o Cernuda.

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Fotografía del libro de Federico Utrera en Leonoticias.com

Dice usted en su libro que la pérdida de Michi Panero es tan irreparable como la de un poeta. ¿Cuál es la medida de este poeta que se pierde? Me gustaría que explicara esa afirmación

FU: –Yo creo que uno de los grandes rasgos de la genialidad que cambia en el paso del siglo XIX al XX es el sentido del humor; esto se ve muy claramente en el cine entre el ‘espagueti western’ y el ‘western’. Cada vez más la ironía, el sentido del humor con h o sin h, el guiño sarcástico, la mofa incluso. En el siglo de oro esto era una cosa muy cotidiana para establecer la originalidad o la genialidad de una obra; pero después entramos en la oscuridad del XVIII y del XIX y nos volvimos agrios y casi hasta estreñidos. Michi Panero rompe con todo eso y hace un retrato totalmente mordaz, humorístico e irónico de su propia familia que ha dado la vuelta al mundo. Él incluso se inventa la historia de su familia, que no era tal; ni había esas reyertas; todo era impostado. Pero lo llega a hacer con tal sentido del humor que me parece que eso es lo que define a los genios… Me preguntarás ahora, ¿Pero genio de qué, si no tiene obra? Pues así se le ha definido como un escritor sin libros, como un poeta sin poemas. Michi, contra lo que se dice por ahí, sí trabajaba. Llevó un programa de radio durante un tiempo en Radio Nacional de España entrevistando a los mejores escritores del exilio a su vuelta a España, Michi escribía con gran constancia un artículo semanal para el semanario La Clave, Michi es el que se inventa una película como ‘El desencanto, es el que convence y persuade a Querejeta para que la produzca, Michi realiza algunas incursiones en el campo audiovisual. Pero sobre todo, estos personajes forman parte de la historia de España y de la geografía cultural española. Y yo creo que eso es lo que merece la pena poner en valor.

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Federico Utrera en fotografía de Eloy Rubio Carro

En Astorga en los últimos años, digámoslo así, ha habido una revisión de la obra de Leopoldo Panero tratando de recuperar la ‘obra total’. Parodio un argumento que luego se ha apuntalado con tesis y adornado de citas, pero que no resiste la presencia de un libro entero como puede ser ‘La carta personal…’ además de otros ripios: “Panero ha sido rechazado en bloque sin analizar, por ser considerado el poeta del régimen franquista; pero leído sin prejuicios reconocemos a un buen poeta; un buen poeta escribe buenos poemas, luego toda su poesía es buena por necesidad”. Aquí hay un equívoco lógico y nos ha perdido la sana intención, el deseo de valorizar lo que es nuestro, lo familiar. Salgamos del terruño. ¿Se han superado los prejuicios para abordar una obra como la de Panero padre? ¿No sería mejor separar el grano de la paja?

FU: –En primer lugar Panero dentro de su grupo, Rosales, Vivanco, Foxá etc, era considerado el mejor poeta de todos. Ellos mismos consideraban a Panero el mejor, y después de Panero venían los demás en una jerarquía que ellos mismos establecieron. Con ello la calidad poética de Leopoldo Panero queda fuera de toda duda. Segundo, la ideología: La ideología es una cosa muy secundaria en el arte. Cèline es por ejemplo un extraordinario escritor de extrema derecha. Las ideologías y la política cuando se mezclan con el arte normalmente sirven para enturbiarlo. Cada uno tiene una línea política, en el caso de Leopoldo Panero fue clave en un momento de su vida, como también fue clave en sentido contrario en otro momento de su vida. De hecho Juan Luis dice que fue un comunista equivocado, como luego fue un falangista equivocado y después un conservador equivocado, un franquista equivocado. Que toda su vida fue de equivocación en equivocación y que todo procedía de que cuando te ponen en un paredón, te apuntan y te faltan cinco segundos para mirar de cerca a los ojos la muerte, toda tu vida se transforma. Habría que pasar por ahí para poder entender esa evolución. A mí eso me da exactamente igual, yo me quedo con la poesía y si esta es buena o mala. De Leopoldo Panero me quedo con que es un buen poeta.

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Federico Utrera en fotografía de Eloy Rubio Carro

Finaliza su escrito ‘Los Panero en sus poemas’ con una referencia a esta casa suya de Astorga: “Si algún día las antologías futuras los convierten en ángeles, esbocen una ligera sonrisa…” Tras la muerte del último Panero, en Astorga, los que eran ángeles caídos han ascendido a los altares. Hoy aquí esta merecida memoria a favor de Juan Luis; la recuperación de todos ellos, de todo lo que tuviera de ellos, cartas, cenizas, blasfemias. ¿Qué esfuerzo tendría que hacer una pequeña ciudad de provincias para reunir esa discrepancia y sobre todo la discrepancia de la propia ciudad con lo que representaron en la transición en contra del padre, del padre emblemático de la ciudad de Astorga? ¿No se revolverán esos polvos, apasionados polvos en la tumba común de esta casa de Panero?

FU: –Pues, no lo sé, seguramente sí. Pero yo decía eso porque en vida ni Juan Luis ni Leopoldo ni Michi tuvieron un reconocimiento como el que tenían sus contemporáneos. Juan Luis, dentro de su grupo, igual que ocurría con Leopoldo María dentro de su grupo y lo mismo que ocurría con Michi dentro de su grupo. Los tres eran los mejores. Juan Luis Panero era un proscrito. ¿Por qué no estuvo dentro de la academia de la lengua y nunca se lo ofrecieron? Porque era un proscrito, porque era un poeta que tenía más fidelidad a su obra que a los cargos, que a las canonjías y que a las figuraciones. Con Leopoldo María Panero sucede exactamente igual. Tendría que haber habido una Cátedra Leopoldo María Panero de poesía, aunque estuviera loco, pero cuántos profesores y catedráticos locos no habrá. Tendría que haber sido adorado en la universidad española y sus clases hubieran sido las más multitudinarias. Y Michi hubiera sido el mejor guionista de televisión y el mejor presentador de televisión comparado con la telebasura. Un tío divertido, sagaz, original, culto. Sus contemporáneos vivieron como Dios y ellos vivieron arruinados, simplemente porque su vocación era la cultura y no los negocios ni el dinero ni la fama ni la banalidad ni el prestigio académico ni otras leches. En ese sentido es en el que yo decía lo de la sonrisa… ¿Se revolverán…? Yo creo que hace muy bien Astorga en reivindicar a los Panero, porque si no lo hace Astorga, lo va a hacer Málaga o lo haría Madrid o Barcelona con el Museo Vinyoli. Los Panero tienen la suficiente potencia creadora y la originalidad de que son una familia con cuatro ingenios, y puede que hasta cinco, pues todavía no conocemos bien a Juan Panero. Eso es un milagro que ocurre una vez cada veinte siglos y yo creo que Astorga merece conservarlo.

Fuente:

Astorga Redacción

Majadahonda Magazin