“En la villa de Lerma, muchos años atrás se celebraba la «Función del Judas», lo cual llevaba consigo la movilización que durante varios días participaba en ella, como en una impresionante representación teatral. Tenía lugar durante la Semana Santa, que para los lermeños no era sólo procesiones y actos penitenciales con motivo de la Pasión y Muerte de Jesús. La «función del Judas» absorbía la actividad de toda la población en una popularísima representación que duraba varios días. De aquella representación quedan algunos retazos escritos, un centenar de fotografías y los recuerdos de quienes en otros tiempos llegaron a participar en la última puesta en escena de la «Función del Judas«. Lo que queda de aquellas representaciones son dos valiosos documentos: un programa de la Función, fechado en 1923 que recoge lo que era el desarrollo de la representación y sobre todo un centenar de fotografías que reflejan gran parte de las secuencias de la “Función del Judas” de Lerma”.
El estudioso Jaime L. Valdivielso Arce ha investigado esta tradición que aún se mantiene en Majadahonda y que se celebra este domingo de Semana Santa bajo diferente forma y recuerda que cuando era una obra de teatro “toda la Villa de Lerma era un escenario y la casi totalidad de la población los actores, figurantes y comparsas». Según el programa de la Función del Judas de 1923, ésta es «una de las más populares y ya tradicional en esta villa de Lerma que se celebra durante los días de la Pascua de Resurrección». Y continúa diciendo y explicando la finalidad que ésta tenía: «Reprobar la vil traición de Judas Iscariote, discípulo amado del Redentor, y ridiculizar al autor (de la traición) con una crónica jocoso-burlesca».
Y termina el prólogo: «en ella toman parte cuantas personas son capaces, ya por su buen humor, ya por su aptitud; sus escenas se verifican con gran aparato y el ser festivos los días en que tiene lugar son circunstancias que contribuyen a la gran afluencia de forasteros...». Cuatro días duraban los festejos de la Función del Judas según se deduce de este documento. En 1923 la fiesta coincidió con los días 31 de marzo, y 1, 2 y 3 de abril. Del 31 de Marzo dice el programa: «tan pronto como el repique de las campanas anuncie la Resurrección del Redentor, los disparos de cañón y las bandas de música recorriendo las calles principales de la población anunciarán al público la inauguración de las fiestas. Al anochecer se dispararán caprichosos cohetes». El primer día del mes de abril era el domingo de Pascua de Resurrección y se anuncia, a la temprana hora de la salida del sol, diana, pasacalle general de las Bandas y Salvas de ordenanza con el cañón». Inmediatamente después comienza esta curiosa representación, que afortunadamente se explica con todo lujo de detalles:
Al parecer, salen primero las gentes del Judas llamados «Cadenas» y llevan a aquél cabalgando sobre un pollino. Estos se dirigen al campo llamado «Las Presillas» para ocultarle. Después de la salida de misa se toca llamada a la otra parte participante, las tropas compuestas de Infantería, Caballería y Artillería, que se reúnen en la Plaza Mayor. La infantería comprende dos grupos: los «Granaderos» y los «Miñones«, ambos con sus escuadras de gastadores. La caballería se llama también «Turcos» y tanto estas fuerzas como las de artillería llevan sus jefes y oficiales. Una vez formadas correctamente las tropas, un «Correo de gabinete» va con los «Turcos» a recoger al «Abanderado» para que se incorpore a las fuerzas mientras otro «Correo» con los «Granaderos», cornetas, tambores y música va recogiendo, por este orden, a las personas que representan al Jefe del Estado Mayor, la Curia, el Juez, los Príncipes y el Rey. Cuando todos aparecen en la Plaza se toca la Marcha Real y las tropas presentan armas, siendo revisadas por el «Rey». Después partirán por la Plaza de San Blas y Eria hasta el paseo de los Mesones donde se detienen.
Los «Miñones» se dirigen al lugar donde se encuentran los «Cadenas» con Judas y los «Correos de gabinete» se encargan de averiguar dónde están para comunicarlo al Jefe del Estado Mayor, que ordenará su búsqueda. Considerados enemigos, se coloca la Caballería, la Artillería y los «Granaderos». Rompen fuego los «Miñones» y contestan por guerrillas los «Granaderos»; repitiéndose la operación hasta que se ordena que los primeros hagan retroceder a los segundos. Carga entonces la Caballería y los primeros huyen, recomponen el cuadro y cargan contra ésta. Ejecutados periódicamente estos movimientos y antes de entrar a la carga la Caballería la última vez (sin que transcurran dos minutos -explica el programa-) se disparará el cañón, caerán a tierra unos seis «Miñones» que recogerán sus compañeros incorporándolos a la «Ambulancia de Sanidad». Es decir, pierden los «Miñones», pero los «Cadenas» se han vuelto a llevar a Judas, a quien esconden en el Molino de Abajo. Las tropas regresan a la población subiendo por la calle Mayor y en la Plaza se rompen filas para ir a comer. A las tres de la tarde se repite la batalla pero con otras estrategias en las Eras de Abajo. Hay hasta un simulacro de hacerse con un cañón por parte de los «Miñones», algo que no conseguirán.
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