La prestigiosa tradición médica y sanitaria de Majadahonda comenzó con los doctores Bastos y Calero (en la imagen), según revela el nuevo libro sobre la Historia de Majadahonda

LOS AUTORES. *El libro «Majadahonda, Villa del Real de Guadarrama» se presenta en la Biblioteca Francisco Umbral de Majadahonda por el historiador Alfonso de Ceballos este lunes 14 de octubre (19:00 horas). En la pequeña historia de toda población y en todo tiempo destacan algunos de sus vecinos o residentes, aunque casi siempre el paso de los siglos haya oscurecido su memoria, a veces completamente. En el caso de Majadahonda, apenas conocemos algunas noticias anteriores al siglo XIX acerca de vecinos destacados, a los que nos hemos referido brevemente en páginas anteriores. Pero ya de esa centuria, y de la vigésima, sabemos más cosas y de más gente distinguida. Entonces destacaron por su presencia en la vida majariega al menos 6 personalidades: el Marqués de Remisa, don Higinio de Macanaz, el Marqués de la Ribera, el Conde del Montijo (y Duque de Alba), el Conde de Ghirardelli y de Cifuentes, y don Pedro Labrandero. Notemos que los cuatro primeros no fueron nunca vecinos de Majadahonda, sino ricos propietarios en su término. Durante el siglo XX destacó en la vida majariega el doctor Bastos.

Alfonso de Ceballos, Félix Javier Martínez Llorente, Ana Belén Sánchez Prieto, los 3 historiadores que han escrito el libro

DON MANUEL BASTOS ANZART, notable traumatólogo madrileño que estableció en el pueblo su residencia vacacional, fue un médico de extraordinaria dimensión humana y científica. Nacido en Zaragoza en 1887, tras concluir su carrera con premio extraordinario ingresó en el Cuerpo de Sanidad Militar, en el que alcanzó el grado de teniente coronel. Posteriormente, sería médico de la Real Casa() y de la Beneficencia Municipal de Madrid, amén de profesor de la Universidad Central. Autor de obras profesionales, como la Patología Quirúrgica General (1930), dejó también escritos ajenos a su profesión, como los interesantes Una vida de mujer (dedicada a su esposa, doña Consuelo), y De las guerras coloniales a la guerra Civil (1968).

Invitación al acto de presentación del libro con entrada libre y gratuita con el historiador Alfonso de Ceballos, el ex alcalde Narciso de Foxá y el doctor en Comunicación Audiovisual, editor y escritor, Federico Utrera

Hacia 1927 adquirió una propiedad en Majadahonda, la llamada Huerta Vieja, que comprendía diecinueve hectáreas y había pertenecido al Marqués de la Ribera de Tajuña. Pronto la amplió y construyó en ella una buena residencia, manteniendo además la explotación agrícola de la finca. Fue su segunda residencia, que alternaba con la principal de Madrid, y en Majadahonda nacieron sus hijas Elena y Aurora. En el periodo republicano fue concejal del Ayuntamiento de Madrid, donde fundó la Casa de los Niños, una institución de protección de la infancia. Durante la guerra civil permaneció en Madrid, atendiendo a los heridos en el hospital de sangre establecido en el Hotel Palace: ello le valió, tras la contienda, la condena a 12 años y 1 día de prisión, de los que mediante indulto sólo cumplió 3 años y 7 meses. Expulsado de los Cuerpos médicos y docentes a que pertenecía, se refugió en Majadahonda durante los años cuarenta, y luego se afincó en Barcelona, donde ejerció su profesión como médico particular, hasta que en sus últimos años regresó a Majadahonda. Le alcanzó la muerte en 1973.

DON LUIS CALERO RODRÍGUEZ, nacido en Madrid el 9 de diciembre de 1871, se licenció en Medicina y Cirugía en 1896, colegiándose tres años más tarde, al mismo tiempo que se avecindaba en Majadahonda al haber sido nombrado médico municipal de la villa. En 1908 realizó un interesante estudio higiénico sobre Majadahonda, titulado Topografía médica de Majadahonda -que lamentablemente permanece inédito-, denunciando algunos malos usos y proponiendo diversos remedios para mejorar la salubridad de la población a su cargo. Fue médico municipal durante casi cincuenta años, hasta que alcanzó la edad de jubilación en 1944. Casado con doña Julia Burriezo Carrillo, tuvieron dos hijos, uno de los cuales, don José María Calero, fue concejal de Majadahonda y maestro nacional destinado en el pueblo. Murió el doctor Calero el 13 de febrero de 1953, y en 1961 el Ayuntamiento acordó dar su nombre a una de las calles del pueblo.

DON PEDRO LABRANDERO SANZ fue otro majariego ilustre que vivió durante el siglo XIX. Acaso sea don Pedro Labrandero el majariego cuyo nombre más se ha repetido a lo largo de este capítulo. Nació en 1816 y fue hijo de Lucas Labrandero y de Andrea Sanz, que también tuvieron otra hija en 1811 a quien llamaron Isabel. Lucas Labrandero había estado casado previamente con Victoria Montero, que al morir le había dejado una hija de nombre Cipriana. Don Pedro Labrandero también contrajo matrimonio dos veces, la primera a los 22 años con doña Evarista Montero, de quien tuvo a su hijo León, y a los 34 en segundas nupcias con doña Tomasa Magdaleno, que entonces tenía 21. Don Pedro aportó al matrimonio 19.000 reales y dio a su mujer 12.000 en concepto de arras, y doña Tomasa aportó unos mil reales en joyas y ropas. Tuvieron seis hijos: Hipólito, Isidro, Andrés, Anastasio, Isidra y Santiago.

Fue un labrador rico, en 1863 el segundo contribuyente de Majadahonda, después de su cuñado Eladio de Rozas, mientras que su hermana Isabel, a la sazón viuda de Juan Montero, ocupaba la tercera posición. Pero las 320 fanegas de tierra que tenía aquel año pasaron en 1893 a 650, que le permitían ser el contribuyente más rico de la localidad, seguido de su hijo Hipólito. También fue un importante ganadero y desempeñó en varias ocasiones la función de abastecedor de carnes de la localidad, lo que conllevaba arrendamiento de los pastos de invierno de la dehesa de propios. Ocupó varios cargos en la administración municipal, formó parte de las juntas periciales que establecían el valor de las tierras y fue concejal en varias ocasiones y alcalde entre 1891 y 1894, sucediéndole su hijo don Hipólito en la alcaldía. En 1872, junto con su mujer, contando él 56 años y ella 43, redactó testamento mancomunado, contentándose con los sufragios que como cofrades de la Cofradía del Santísimo Cristo de los Remedios les correspondía, más una más que doña Tomasa solicitaba por sus padres, Carlos y Gregoria. Murió el 17 de febrero de 1899, a los 82 años. Su viuda le siguió el 9 de febrero de 1912, cuando contaba 83 años de edad. *El libro «Majadahonda, Villa del Real de Guadarrama» se ha publicado en septiembre de 2024 en formato digital e impresión bajo demanda. Para adquirir un ejemplar escriba solicitándolo a redaccion@majadahondamagazin.es y la editorial se pondrá en contacto con los solicitantes. CONSULTE OTROS CAPÍTULOS DEL LIBRO PINCHANDO AQUI.

 

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