
Viajar hasta Barcelona, ida y vuelta en el mismo día, para arropar a la plantilla. Mucho cansancio, pero una sonrisa de oreja a oreja por tumbar a un rival muy difícil que el año pasado también quedó eliminado ante el Zamora en las semifinales. En este viaje futbolístico y cultural, porque hubo tiempo para hacer turismo antes de ir al estadio Narcís Sala, Andrés Gutiérrez Egea ha estado acompañado por dos grandes amigos: Álvaro Fernández García, de 22 años, y Francisco Díaz Barrientos, de 18. ¡Vaya planazo! Tres «amigotes» unidos por el balón en territorio «enemigo» con el Rayo Majadahonda siempre de fondo.
JUANMA CUETO. (Majadahonda, 19 de mayo de 2025). Majadahonda-Barcelona y Barcelona-Majadahonda. 644 kilómetros de ida y otros 644 de vuelta. 1.288 km en total con una sola parada para comer y otra para cenar. Un palizón con un claro objetivo: apoyar a su querido Rayo Majadahonda ante el Sant Andreu catalán en uno los partidos más importantes en toda la historia del club. Puro sentimiento rayista. Una aventura apasionante con el premio de la victoria 1-2. La juventud al poder. Sacrificio y esfuerzo mayúsculo. Mereció la pena. Euforia por un triunfo histórico. Andrés Gutiérrez Egea tiene 22 años. Es socio del Rayo Majadahonda. No se pierde ningún partido de su equipo favorito. Da igual la categoría. Siempre está ahí, arropando a los suyos con su camiseta del alma, en los buenos y malos momentos. Un aficionado ejemplar, licenciado en periodismo, y que el año pasado hizo prácticas en el departamento de comunicación del club. Su historia de amor con el equipo majariego comenzó mucho antes porque siempre se ha considerado un fiel seguidor de la franja. El partido contra el Sant Andreu era decisivo. En juego estaba seguir soñando con el ascenso a Primera RFEF tras el empate a cero de la ida en las semifinales del «play-off». Por eso, no dudó en organizar un plan muy especial. Viajar hasta Barcelona, ida y vuelta en el mismo día, para arropar a la plantilla. Mucho cansancio, pero una sonrisa de oreja a oreja por tumbar a un rival muy difícil que el año pasado también quedó eliminado ante el Zamora en las semifinales. En este viaje futbolístico y cultural, porque hubo tiempo para hacer turismo antes de ir al estadio Narcís Sala, ha estado acompañado por dos grandes amigos: Álvaro Fernández García, de 22 años, y Francisco Díaz Barrientos, de 18. ¡Vaya planazo! Tres «amigotes» unidos por el balón en territorio «enemigo» con el Rayo Majadahonda siempre de fondo.

Juanma Cueto relata en un histórico reportaje un viaje de 1288 km con una sola parada para comer y otra para cenar. Un palizón con un claro objetivo: apoyar a su querido Rayo Majadahonda. Un total de 20 aficionados estuvieron en las gradas del San Andreu
Andrés era el conductor. «Somos rayistas de toda la vida y al ver que la eliminatoria estaba muy abierta sentimos la necesidad de acudir al partido porque sabíamos que era un desplazamiento muy complicado para nuestra afición. No queríamos que el equipo se sintiera solo y decidimos acompañarle. Era una cuestión de compromiso y fidelidad absoluta a nuestros colores. La victoria era fundamental para seguir vivos en el camino a Primera RFEF y la hemos conseguido, pero también era muy importante compartir con mis amigos una experiencia irrepetible». Álvaro nació en Madrid, pero se crió en Majadahonda. También tiene 22 años y es socio desde muy pequeñito. En los últimos siete años su cariño hacia el club ha aumentado de forma increíble hasta el punto de no perderse prácticamente ningún partido en casa y muchos a domicilio. «La distancia no importa. Había que estar en Barcelona porque el Rayo se jugaba pasar la eliminatoria y seguir aspirando a recuperar la categoría que perdió el año pasado. Llevar esta camiseta es una maravilla. Pura pasión. Un sentimiento muy especial porque se juntan las raíces del club con mis raíces familiares. El Rayo forma parte de mi vida. El Sant Andreu ha tenido más ocasiones, pero esto es futbol y los errores se pagan caro».

Majadahonda-Barcelona y Barcelona-Majadahonda. 644 kilómetros de ida y otros 644 de vuelta. 1.288 km en total para ver en directo uno de los partidos más importantes en toda la historia del club

Los aficionados rayistas que se juntaron en el Restaurante Villacañada 2 de La Bolsa de Majadahonda disfrutando tras la histórica victoria
Fran es socio desde hace cuatro años. Tiempo suficiente para contagiarse del orgullo que supone ser aficionado de un equipo modesto en presupuesto, pero gigante en otras cuestiones como la cantera, el compromiso absoluto de todos sus trabajadores o la escala de valores que simboliza perfectamente su grandeza como club. Es el menor de los tres amigos. Tiene 18 años y está encantado por haber vivido esta experiencia en Barcelona. «Me encanta el fútbol y era un partido precioso para verlo en directo por el ambientazo que había en las gradas. El Rayo me ha enganchado mucho. Ganar al Sant Andreu en su propio estadio en un partido tan importante es increíble. Ellos eran casi 6.500 espectadores que no paraban de animar. Estoy muy orgulloso del equipo. Hemos estado en Segunda División y seguro que muy pronto estaremos de nuevo en la élite y en el lugar que realmente le corresponde al club». Ya solo queda el último paso para ascender y seguro que nuestros tres jóvenes y valientes aficionados rayistas repetirán la experiencia. Un 10 para ellos. Sobresaliente con mayúsculas. Si el Rayo es un club muy especial y querido por todos se debe, sin duda, a gente como Andrés, Álvaro y Fran. ¡Enhorabuena chavales!
Honor, señores, honor.
Un monumento para estos chavales, orgullo de la afición rayista.