“Desde 1980 era miembro de la Real Academia Española, que pensaba renovar con gente menos conservadora en literatura. Desde 1976 estaba casado con una ex alumna puertorriqueña de la que tiene dos hijos. Premio de las Letras Españolas en 1993 y Príncipe de Asturias en 1995, Bousoño (pues ya no podía asistir) fue presidente de honor del Premio Loewe de Poesía. Un gran valor nuestro con muchos años, desdichadamente, de eclipse. Ha fallecido en Majadahonda (Madrid) con 92 años”. Con estas palabras, el poeta Luis Antonio de Villena escribe en “El Mundo” una bella semblanza de este “asturiano con años en Madrid” que hasta su larga dolencia final -que le llevó a la muerte este sábado a los 92 años en Madrid- le impedía el trabajo y las relaciones no familiares, un hombre lúcido, inteligente y brillante”.
«Cosa rara: alguien muy sensible a los razonamientos lógicos de los demás, que de buen talante aceptaba si le convencían. Delgado y aguileño, conocí a Carlos Bousoño en 1974 y en la vida nocturna de Madrid, que él entonces frecuentaba a menudo con Francisco Brines – su más cercano amigo en lo cotidiano- y un grupo diverso de poetas y críticos como Paco Nieva, Claudio Rodríguez, y el profesor cubano José Olivio Jiménez… Cuando lo conocí (y surgió muy viva la amistad porque Bousoño era naturalmente abierto y simpático) no hacía mucho que se había publicado «Las monedas contra la losa» -1973- uno de sus mejores libros de poemas y que fue Premio de la Crítica. Conocí a Bousoño por Brines, pero de palabra ya lo conocía, no sólo por haberlo leído, sino porque Vicente Aleixandre, que fue su mentor y su amigo más íntimo, me había hablado muchas veces de Carlos, que se pasaba a diario por Velintonia 3 (la casa de Aleixandre) a visitar al poeta y a su hermana. Fue una amistad cercana e íntima y por ello Aleixandre quiso que sus escritos y objetos íntimos fueran para Bousoño...», escribe Villena.
Carlos Bousoño Prieto nació en Boal (Asturias) en 1923 «pero vivió desde los cinco años con su familia en Oviedo. Tenía un tío materno en México donde hizo fortuna lo que le permitió a Carlos viajar a México, ya en los años 40. Bousoño empezó a cursar Filosofía y Letras en Oviedo, pero a partir de tercero se trasladó a Madrid, a la entonces Universidad Central, hoy Complutense. Terminó la carrera en 1946 con Premio Extraordinario. En ese momento –Bousoño fue un poeta al que siempre le interesó la crítica como teoría– se le consideraba discípulo de Dámaso Alonso, en el campo entonces novedoso de la estilística, que Bousoño llevaría más lejos. En 1949 presentó su tesis doctoral sobre Vicente Aleixandre«, recuerda el poeta.
«Era la primera vez que se admitía una tesis sobre un poeta vivo. Convertida en libro, «La poesía de Vicente Aleixandre» se publicó en 1950 y sigue siendo una obra capital para conocer la obra del futuro Premio Nobel. Pero para entonces Bousoño (que según su propia denominación pertenece a la 1ª Generación poética de postguerra, como Hierro o Gaos) ya hacía tiempo que había publicado -en 1945- su primer poemario con mucho de religioso, adolescente pero también existencial, titulado «Subida al amor». La poesía de Bousoño irá cambiando y creciendo desde lo existencial a un simbolismo nuevo y a una forma de ensayismo lírico (el ensayismo como metáfora) que lo convirtió en una de los poetas más notables de España, sobre todo entre los años 60 y 70, cuando aparecen dos de sus libros más valorados por la crítica y ambos premiados por ella: «Oda en la ceniza» de 1967 y el ya citado, «Las monedas contra la losa». Antes -y dejo aparte no pocas antologías- destacan «Primavera de la muerte» (1946, título que servirá para aglutinar su poesía completa en 1998), «Invasión de la realidad» (1962, entonces un claro cambio en su estética) y luego los últimos, más teóricos o complejos, «Metáfora del desafuero» (1988) y «El ojo de la aguja«, su último libro édito de poesía en 1993», señala Luis Antonio de Villena.
Y concluye: «Como he dicho, siempre drapeó el camino del poeta con el del teórico y con su múltiple faceta de profesor universitario y hombre muy abierto y vital. En 1951 publica (con Dámaso Alonso) «Seis calas en la expresión literaria española» y después su más famoso libro teórico -reeditado y ampliado- «Teoría de la expresión poética» en 1952. Entre sus obras fundamentales y ambiciosas,»El irracionalismo poético. (El Símbolo)» 1977, «Superrealismo poético y simbolización» (1978) y una obra muy caudal cuyo proyecto acaso no llegó a concluir: «Épocas literarias y evolución» (1981)».