LIDIA GARCIA. Las redes sociales de Majadahonda revelan un fuerte malestar de los vecinos de la ciudad por el nuevo confinamiento perimetral que tiene lugar a partir de este lunes 19 de abril (2021). Numerosos comentarios afloran expresando este desolado estado de ánimo y ha sido la vecina de Majadahonda Rosa Suso la que ha ejercido de «influencer» suscitando más de medio centenar de opiniones, lo cual significa una verdadera encuesta cuantitativa y cualitativa sobre el actual temperamento emocional de la población. Su exitoso texto decía lo siguiente: «¿De que ha servido el confinamiento de Valle de la Oliva durante, creo, 15 días, para terminar confinado todo Majadahonda hasta el 3 de mayo? ¿De que me sirve a mí y a muchos como yo cumplir con las normas desde hace mas de un año, si al final nos confinan? La semana que viene no podré celebrar el cumpleaños de mi hijo ni el día 2 podré comer con mis hijos, eso sí, las fiestas y los botellones los defendemos por que los jóvenes se tienen que divertir. Hasta el moño de pandemia, de políticos y de g***. Y ahora ya me podéis llamar amargada, vieja del visillo y lo que queráis». Y concluye: «Sinceramente yo creo que nuestros políticos saben donde está el problema y no actúan, es mas fácil aislar a la gente para que no se contagie, pero de aquella manera, no nos podemos reunir más que los convivientes, yo tengo a mi marido más que visto desde Navidad porque es mi conviviente, pero no actuamos sobre las fiestas y los locales y pisos donde se hacen, es más fácil prohibir las reuniones en las casas de más de cuatro que las de decenas en pisos turísticos, ahí no podemos hacer nada. Yo no culpo a la hostelería si se cumplen las normas que deben ser claras y no cambiarlas continuamente. ¿Multas? Sí, pero si se pagan, aunque sería más efectivo y más útil el trabajo social«. El comentario ha dado lugar a los siguientes debates:


DEBATE SOBRE LOS BARRIOS DE MAJADAHONDA, ZONAS Y URBANIZACIONES CONFINADAS. Jesús RomerCan (@jromercan): «Gracias por las jornadas gastronómicas, por garantizar terrazas a tope, por permitir estar en la calle más allá de las 23:00». Pedro Alberto Peña Sanz: «Es que además si se mira la incidencia acumulada por ZBS, Valle de la Oliva tiene menos que otras muchas a estas alturas y ahora confinan todo el municipio y esas otras abiertas. No sé que cachondeo es esto». Vanessa Burgos Gallego: «se te olvida mencionar también las iglesias.. Te lo digo más que nada porque la Iglesia que hay enfrente del Parque Colón, siempre que paso está hasta arriba y sin distancia de seguridad». Rosa María Prieto: «¿Como es posible que Valle de la Oliva no hay ni un alma por las calles y llevamos casi un mes encerrados y el resto de Majadahonda libre, Gran Vía, Mercadillo, etc… Y ahora otra semana más. Que cierren Majadahonda centro y liberen Valle de la Oliva«. Mariasun Rodríguez Hernández: «A ver quién me explica cómo están las terrazas en la Gran Vía y los Jardinillos, la gente sin mascarilla y fumando, ¿que pasa, que así no se contagia?. Y todos los que vamos andando por las calles, todos con mascarilla puesta. La autoridad no hace ni dice nada, ¿hasta cuándo vamos a estar así?. Aquí, mientras no nos toquen el bolsillo, no hay problema».

DEBATE SOBRE LA FALLIDA INVERSION EN RASTREADORES Y AUMENTO DE PLANTILLAS SANITARIAS. Lali Martinez: «Estoy totalmente de acuerdo contigo. Siempre pagando justos por pecadores. Ayer mismo en el supermercado, detrás de mí dos chavales, no tendrían más de 17 años. La compra: un montón de pizzas, pan de hamburguesas, paquetes de hamburguesas, bebidas… no creo yo que fuera para confinarse dos semanas. ¿Y las consecuencias de la fiestecita?. La pagamos los demás». Eugenio Pulido Barrero: «Totalmente de acuerdo, pero nos jode. Las terrazas en la Gran Vía multiplicadas por tres ¿Y la distancia? En fin, un caos y una putada para algunos». María Sanchez Rayón: «3.000 millones dio a la Comunidad de Madrid el Gobierno de España (al resto de comunidades lo que les correspondía por el número de población) para rastreadores y aumento de plantillas de sanitarios, pero aquí se ha construido una gran carpa. Adoran el ladrillo y del resto ni mu. Ayer fui a hacerme una prueba de Covid, porque he estado con un positivo y tuve que ponerme como una hidra para que me la hicieran, por si tenía que avisar a los contactos de los últimos días. O sea, ellos tienen el dinero, se lo gastan en lo que les resulta más rentable y a los madrileños que nos zurzan. Lo único que les preocupa es que los bares estén abiertos para que el personal no se ponga a pensar. Así nos va».

DEBATE SOBRE LAS MULTAS EN MAJADAHONDA Y SU EFICACIA. Abigaíl G. Veredas: «Totalmente de acuerdo con las 2, salvo en una cosa: Se tienen que poner multas, pero que no lo paguen los padres (ya que quienes se lo saltan tienen el suficiente raciocinio para distinguir el bien del mal), que lo paguen los mismos infractores con trabajo social ¡Así sí aprenderán a apreciar el valor de las cosas y de la vida!» Manuel Serralta Velasco: «He estado dos semanas ingresado en el Zendal, 2 días muy fastidiado, pero me recuperé muy bien. He visto escenas y vivido situaciones que me han dejado marcado. No digo más. Pero me pregunto: ¿Por que no hay datos con base científica que den solidez a las decisiones de nuestros políticos y en concreto a nuestro gobierno? Mientras tanto… Seguimos obedeciendo como «borreguitos»: mascarilla, gel, distancia, paranoia y finalmente enfrentamiento. Bueno, tenemos a Fernando Simón y, como no, a los medios de comunicación bombardeando, es verdad. Y la memoria a corto plazo perdida. Por favor, tiremos de hemoreteca… Pero no, la culpa es de los jóvenes, de la hostelería y de ese, del otro… Y si sales incluso al aire libre y te relacionas, eres complice de la desgracia. ¡Ya esta bien! ¡Sentido común por dios!». Rebeca B. Bell: «Estamos sin salir a ningún sitio, sólo vamos al trabajo, no nos quitamos la mascarilla y encima nos confinan. No entiendo que no se llame la atención ni se sancionen ciertas cosas. Que las multas las paguen los papás, a ver si así no les dejan salir. Las multas las deberían poner y se deberían pagar. No es normal que en el Pardillo la tasa haya pasado de 250 aproximadamente a 695, ni que en la Cañada se tape lo que ocurre en las fiestas universitarias, ni que en ningún sitio se sancione el botellón. Lo de que lo paguen los padres ha funcionado en el pasado con gente que destrozaba mobiliario urbano. Por eso creo que es efectivo».

 Heidi Laura Guillermo: «yo diría más bien que en vez de pagar las multas los padres, que los pongan a barrer las calles y recojan toda la m*** que dejan. Yo a las 8, para irme a trabajar, me encuentro con litronas, compresas manchadas, alguna que otra mascarilla etc, etc, etc, A ver si así se les quitan las ganas y se quedan en sus casas. Qué las multas las paguen los que se pasan de listos, yo los pondría a barrer todas las calles como lo he dicho anteriormente, los llevaría también a las residencias que hagan labores allí para que valoren a los abuelos y piensen también en ellos, vivimos en un país donde la mayoría son longevos, poca natalidad hay, y no piensan en esas personas. De verdad que no tienen cabeza, cuando por culpa de estos irresponsables se nos mueren los abuelos de covid. Claramente habrá padres con poder adquisitivo que les dará igual pagar las multas de sus hijitos, por lo que de la otra forma pagarían los mismos infractores, con sus manitas, piececitos y sudor de su frente. Vamos, que al limpiar y atender a los mayores de residencias se les quitan las ganas de salir a liarla por las calles. En el otro caso serían pocos, porque algunos de los que yo conozco no dudarían nada en ir ellos mismos y pagar las multas de sus hijitos (responsables). Pongo un ejemplo: me viene una multa por culpa de mi hija y me faltan horas para llevarla a mi trabajo, para que le lave el culete con todo lo que conlleva a la abuela, la duche, le dé la comida y por último que lave los baños. Con eso ya me habrá pagado la multa, te aseguro se le quitan las ganas de hacer botellones, de estar en fiestas y de saltarse los distanciamientos. Claro está que gracias a Dios mi hija aún no hace botellones y tampoco se va de fiestas. Estoy muy de acuerdo: somos muy pocos los que de verdad tenemos empatía por nuestra familia, amigos y abuelos. ¿De que nos vale tanto cuidarnos si a la mínima de cambio, confinados? En mi caso, mi niño no ve a su abuelo con Alzheimer desde el año pasado, no hemos podido bautizarle por lo mismo ya que no podemos reunirnos tantos, etc. Hemos dejado de hacer tantas cosas para que los que se dedican a hacer botellones, reuniones, parques y los bares a reventar, no tengan un mínimo de respeto por los demás… Como me gustaría que esa gente sufriera lo que algunos nos ha tocado pasar por culpa del covid, ya estoy hasta la mismísima coronilla». Lea todos los comentarios desde Majadahonda.

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