ELENA MARTICORENA. La primera parte de la entrevista concedida este mes de febrero (2023) por el fisioterapeuta Pablo Delgado de la Serna a Majadahonda Magazin sorprendió por su éxito de audiencia. En ella, este enfermo crónico de Majadahonda contaba sus 31 operaciones, 3 trasplantes, 1 pierna amputada y 1 tumor y declaraba: «No estoy desesperado». En esta segunda entrega, Pablo Delgado de la Serna señala que su libro «Diario de un trasplantado» es una forma de afrontar y ver la vida. «No es un libro de autoayuda ni de consejos, sino que es mi visión y forma de vivir una vida más intensa de lo que a veces hubiera deseado» aclara. Y la conversación prosigue así: Recientemente has cumplido 2 años de la amputación del pie derecho, ¿cómo te has adaptado a esto? –Físicamente muy bien, mejor y más rápido de lo que pensaba. Anímica y psicológicamente creo que bien, aunque creo que nunca se llega a superar. Aún hay veces, pocas ya, (pero están ahí), en que miro la “no pierna” y me recorre un escalofrío de incredulidad. Es difícil no verse entero y me costó mucho hacer las paces con mi realidad, mirarme con amor y queriéndome como soy. Esa parte ya la tengo solventada y superada. Abracé mi cruz y aprendí a amarla. Al final, mi vida es la que es, cuanto antes lo asuma, acepte y quiera, más fácil será vivirla. Ya cuentas con una prótesis definitiva, ¿cómo ha sido la adaptación? –Tardé en empezar porque tenía un problema vascular y hasta el 4º mes no puedo empezar a usar la prótesis. Luego de maravilla. El primer día bailé en la boda de mi sobrina Isabela y ese verano monté en bici, caminé, fui a la montaña, jugué al golf, monté a caballo… En definitiva, hice en 3 meses más que en los últimos 20 años.
Impartes clases en la Universidad Francisco de Vitoria, ¿Qué enseñanzas tratas de inculcarles a tus alumnos? –Intento ser más maestro que profesor. Como profesor les enseño Anatomía, Biomecánica, Diagnóstico y el tema de la Amputación (antes de que me amputaran). Pero sobre todo les intento hacer ver el regalo, y la responsabilidad, que es curar y estar con una persona en un momento duro y de incertidumbre como es la enfermedad. Y que debemos ser íntegros, coherentes y centrarnos en la persona. Ellas son las que tienen enfermedades y no las enfermedades personas, que a veces parece que es al revés.
¿Cómo llevaste la cresta de la ola del Covid? –Pues muy entretenido. Aunque nunca di positivo, tuve que ir cuatro veces a urgencias y pasar 20 días encerrado en el cuarto. A nivel anímico bien. Por suerte, tengo la costumbre de estar ingresado varias veces al año y esto era algo parecido. A la vez empezaron los problemas en la pierna derecha y la perdí en el 2021. Así que no tuve tiempo de pensar si me apetecía o no y si tenía ganas o no. Me tocó mirar hacia delante y volver a saltar otra valla del camino. ¿En qué proyectos sociales tomáis partido? –He hecho mucho voluntariado con personas con Síndrome de Down, en Avance con el Colegio del Recuerdo y el Padre Ilundain, con niños oncológicos en Monteprincipe y he tenido la suerte de ir varias veces a África a tratar gente. Ahora mi implicación es hacer ver que la vida es maravillosa, que es un regalo a pesar de que pueda venir con envoltorio muy feo, como es una enfermedad. Y lo hago dando conferencias y desde las redes sociales. Me encantaría hacer más pero tengo una limitación física y de tiempo importante.
Abracé mi cruz y aprendí a amarla