El estado del césped del Cerro del Espino

TONY DEL VALLE. El Cerro del Espino se encuentra impracticable para el fútbol, en menos de un mes el deterioro del campo ha ido en aumento, convertido prácticamente en un auténtico “patatal”. Ya el domingo pasado daba pena ver como se encontraba el césped –por decir algo- porque realmente el terreno de juego parecía un aglomerado de arena con hierba seca y barro. El partido entre Atlético de Madrid y el Real Valladolid B nunca se debió de jugar por el estado del terreno. El Atlético de Madrid decidió jugar y luego han venido las lamentaciones. Todo tiene su límite, y sin ser técnico en la materia la lógica dice que un campo de fútbol de hierba natural, con un clima tan extremo como el de Majadahonda con temperaturas que van de los -2º en invierno a los 40º en verano, no puede aguantar el multiuso de tres equipos, más los entrenamientos del primer equipo del Atlético de Madrid.


Este domingo le toca al Rayo Majadahonda jugar en su casa y después de dos jornadas haciéndolo fuera vienen algunas mentes lúcidas del Atlético de Madrid sugiriendo que el Rayo Majadahonda se vaya con la “música a otra parte”, que se queden en La Oliva o jueguen en el campo 2 de la Ciudad Deportiva. Esta medida, que parece correcta, se debió haber tomado el domingo pasado y no ahora, demasiado tarde para recuperar al enfermo terminal. Ahora ya no es cuestión de dejar descansar el campo en dos, tres o cuatro semanas, sino en hacer las cosas con un mínimo de sentido común. Si en una motocicleta pueden viajar dos personas y son tres las que deben desplazarse, lo más lógico es que uno se quede en tierra y encuentre otro medio de locomoción. Esto quiere decir que uno de los tres equipos que juegan sus partidos en el “Cerro del Espino” –Atlético de Madrid B, Rayo Majadahonda y Atlético de Madrid Féminas- deberá dejar de hacerlo. Y es de temer que en esta crisis del campo el más perjudicado sea el equipo majariego, ya que se desconoce en qué lugar se encuentra en la preferencia de utilizar el pasto, en primera, segunda o tercera opción.

Los campos de césped artificial de La Oliva

Por ahora el equipo más perjudicado, en caso de que se juegue en hierba artificial, será La Ponferradina. Su actual plantilla no entrena ni juega en esta superficie y en caso que se decida jugar en el patatal del “Cerro del Espino” el más perjudicado sería el Rayo Majadahonda, por ser el equipo más técnico del campeonato. Una posibilidad que supondría poner en serio riesgo la integridad física de los jugadores. La primera opción para jugar en hierba artificial debería ser en primer lugar el campo 2 de la “Ciudad Deportiva Wanda” y como segunda opción sería el Campo Municipal de La Oliva, donde la cantera del Rayo Majadahonda se ejercita todas las semanas. Pero ¡ojo!, este campo no dispone de aparcamiento, por lo que se crearía un grave problema de circulación en el vial principal y sus aledaños. No obstante eso son «efectos colaterales»: la primera obligación que tiene el Rayo Majadahonda es salvaguardar la integridad física de los jugadores que disputen el partido y no hacer lo de siempre: después de haberlos matado, arrepentimientos y lloros.


Campo 2 del Cerro (hierba artificial)

La directiva está a tiempo de tomar la decisión más justa y lógica. Hay margen aún para solucionar este problema del campo, nadie se imagina jugar en la Segunda División Nacional el próximo curso por derecho propio sin tener el Rayo Majadahonda un campo propio de plena disponibilidad. Hay dos millones de euros en la buchaca por el traspaso de Theo y la entidad ya posee una independencia financiera para construirlo gracias a su fuerte superávit, porque en estas circunstancias sería imposible jugar contra un Deportivo, Las Palmas o Málaga. El Rayo Majadahonda, con la invasión de miles de aficionados visitantes desplazados hasta la ciudad todos los meses para hacer también turismo, sufriría un colapso. Y las críticas en toda la prensa deportiva nacional por el estado del terreno de juego serían sonrojantes. Se hace difícil pensar como saldríamos de esa. Pero ahora eso es harina –o arena, que es en que se ha convertido ahora el Cerro del Espino– de otro costal.

Majadahonda Magazin