Palmarés: Campeón del mundo 2015 y 2016. Bronce en 2013 y 2014. Campeón de Europa 2013, 2014, 2015, 2016, 2017 y 2018. Y en los Juegos Olímpicos de Pyeongchang la undécima medalla internacional: bronce en 2018. Y la inmensa mayoría de los medios de comunicación recuerdan su formación en Majadahonda. Según la agencia Efe, Charles Chaplin, Don Quijote, Jack Sparrow, Elvis Presley, Fígaro… Cualquier personaje que interprete, no importan sus singularidades, le sirve a Javier Fernández para dejar en el vestuario al chico tímido que apenas levanta la voz, con la mirada esquiva detrás de las gafas, y transmutarse en un coloso capaz de volar sobre el hielo en cuanto se calza los patines. El tercer puesto que ha logrado en el Pabellón de Hielo de Gangneung, tras los japoneses Yuzuru Hanyu y Shoma Uno, consolida a este madrileño de 26 años como uno de los mejores de la historia y le proporciona el más deseado trofeo: la presea en los Juegos Olímpicos de Pyeongchang. Le quedaba un reto por cumplir, la medalla olímpica que rozó hace cuatro años. La ganada este sábado en Corea, probablemente, marcará el principio del fin de su carrera. «Sería una agonía» preparar otro ciclo olímpico al completo, ha admitido Superjavi, que confiesa que empieza a acusar el paso de los años. Nadie lo diría, a la vista de su actuación en Pyeongchang. El viernes, en el programa corto, se situó a escasos cuatro puntos de Yuzuru Hanyu, quien a la postre consiguió retener su título olímpico. Este sábado, metido en la piel del hidalgo Don Quijote, Javier Fernández retuvo su puesto de privilegio en el podio. Con un total de 305.24 puntos, saboreó el bronce.


Citas a Majadahonda (RTVE): «El duro ‘sueño americano’: «Todo empezó en una pista de hielo de la localidad madrileña de Majadahonda, en la que también se entrenaba Laura, la hermana de Javier. De allí se fueron a Jaca y luego, ya él solo, dio el salto en 2008 a Nueva Jersey (Estados Unidos), con un grupo de patinadores a las órdenes del ruso Nikolai Morozov. De su mano, se convirtió en 2010 en el primer español en participar en unos Juegos desde 1956. Acabó decimocuarto. Quería más. Javier dio un nuevo salto al vacío y cambió a Morozov por Orser, que le garantizaba más atención. Los resultados no se hicieron esperar. En el salón de baile de Pyeongchang encontró una pareja que hasta ahora le ha sido esquiva: la medalla olímpica».

Laliga4sports.es: «Se llama patinaje artístico. Es saltar, es interpretar, es emocionar, levantar aplausos, provocar lágrimas. Es un chaval de Aluche de 26 años, que llegaba a su pista de hielo de Majadahonda con un balón de fútbol bajo el brazo, al que cambiaba por un par de patines. Pero es mucho más que un chico español que en PyeongChang 2018 ha ganado una medalla olímpica. La gran medalla que le faltaba. Es Javier Fernández, el patinador más grande de la historia de España, el hexacampeón de Europa, el bicampeón del Mundo, el cuarto medallista olímpico de invierno de nuestro país, después de Paquito y Blanca Fernández Ochoa, después de Regino Hernández».

Cadena 100: «¿Sabes cómo comenzó en el patinaje? A la edad de los seis años siguiendo los pasos de su hermana Laura, la gran estrella española de esta disciplina a mediados de los 2000, ¿La recuerdas? Es hijo de un militar y de una empleada de Correos y pisó por primera vez el hielo en la desaparecida pista del barrio de San Martín, como actividad extraescolar. Según cuenta, pasaba tantas horas allí que cada dos por tres se le rompían los patines así que a su padre no le quedó otra que fabricar una máquina para afilarlos. En toda su trayectoria ha pasado por varios Clubs como el Igloo de Majadahonda y el Circus de Villalba hasta que al fin pudo debutar con 16 años en la escena internacional sénior. Ahora, después de sus últimos Juegos, probablemente acudirá en Marzo al Mundial en Turín y posteriormente, decidirá si se retira, continúa o si se toma un descanso del patinaje de élite».

Blastingnews.com (Beatriz Musat /Anna Manzana): «Hasta hace poco más de ocho años, la representación española en el patinaje internacional era inexistente, fue nada más y nada menos que Javier quien cambió el curso de este deporte. Comenzando en los Juegos Olímpicos de Vancouver, Javier fue conquistando competiciones hasta llegar a ser el primer campeón del mundo español de patinaje artístico sobre hielo, en 2015. Ahora, España está en primera plana cada año gracias al inmenso esfuerzo y dedicación de Javier. Es gracias a él que el patinaje español recibe la atención que se merece, tanto dentro como fuera de España. De Majadahonda a la cumbre: Empezó como otros muchos en la pista de hielo de Majadahonda (ahora con el nombre de ‘La Nevera’). Sin embargo, hoy en día vive en Canadá, donde es entrenado por el ex patinador Brian Orser. No sería una exageración afirmar que Javier Fernández ha marcado un antes y un después en la historia del patinaje artístico sobre hielo español».

El Mundo (Javier Sánchez): «Hijo de militar, madrileño de Campamento, se puso unos patines por imitación, pues fue su hermana mayor, Laura, la aventurera…», empezaba el primer artículo que se publicó en este periódico sobre Fernández, en enero de 2013, cuando ganó el que sería su primer Europeo de seis consecutivos. El perfil ya recogía sus inicios en Majadahonda, su marcha adolescente a Nueva Jersey junto al entrenador ruso Nikolai Morozov y su posterior mudanza a Toronto con su actual técnico, Brian Orser. Entonces, por tan virgen pasado del país, se consideraba un hito que Fernández se hubiera clasificado para la final del Gran Prix del año anterior y se valoraba si algún podría conseguir una medalla en un Mundial. La respuesta llegó en sólo dos meses: aquel mismo marzo, Fernández celebró su primera medalla planetaria, un bronce».

Marca (Pedro Lamelas): «Con siete años, Javier ingresa en el club Igloo de Majadahonda a las órdenes de Carolina Sanz e Iván Sáez, que le recuerdan como un niño revoltoso e hiperactivo que, aunque tenía mucho talento, le faltaba disciplina y se pasaba el día castigado. Pasan los años y, en 2004 de nuevo tras los pasos de su hermana Laura, tres años mayor, un Fernández adolescente se marcha a Jaca para entrenar con Mikel García, en una complicada época en la incluso piensa en dejar el deporte. Entonces le acompañó su madre, a quien Javier estará eternamente agradecido porque recuerda que estando en Jaca pasó por una época rebelde. En 2006, Laura se retira y Javier regresa a Madrid para trabajar con Jordi Lafarga en club Circus de Villalba pero, debido al cierre de esta pista, ambos retornan al Igloo (posteriormente, SAD Majadahonda) con Sanz y Sáez».

Majadahonda Magazin