El grupo municipal de Somos Majadahonda recibió en los encierros de 2016 quejas de agentes de la Policía Municipal que aseguraban que no existen protocolos de actuación para retener a las personas ebrias que quieren correr los encierros taurinos y ponen en riesgo su vida y la de los demás. La denuncia la expresó el responsable de Seguridad de la coalición, el concejal Patricio Mackey, que en el  pleno de la corporación narró el caso de una persona “a la que sacaron 3 veces del encierro y 3 veces volvió al mismo”, estando pasada de alcohol. “Los policías ya no saben que hacer” dijo Mackey, que pidió responsabilidades a los mandos de la policía de Majadahonda por no poner en marcha estos protocolos, que ya funcionan en Pamplona por San Fermín o en otros ayuntamientos con fiestas taurinas en la calle. Según su versión, los citados mandos han dado la instrucción a los agentes de que “se responsabilicen ellos” de esta circunstancia, lo que ha causado malestar en el cuerpo.

A esta cuestión respondió el alcalde, Narciso de Foxá: “cuantos más protocolos, mejor”, aunque advirtió que por muchas regulaciones que haya “al final hay situaciones de la realidad que son muy difíciles de meter en un papel”. Foxá explicó que la Policía “no puede detener a nadie por ebriedad” salvo que lo haga conduciendo o produzca un altercado público. El recorrido del encierro de Majadahonda es de 900 metros “y la policía no puede impedir a veces que se te cuele alguien en ese estado”, aunque sugirió que un referente podría ser la cobertura policial de los Sanfermines de Pamplona. Se da la circunstancia de que en estas Fiestas 2016 se produjo precisamente una cornada a un veterano de los encierros: Jorge Rosco, con el resultado de que el pitón del toro le seccionó las venas femoral y safena, que a punto estuvieron de acabar con su vida.