La relación entre la lengua y la cultura es tan estrecha que resulta imposible concebir la existencia de la una sin la otra. Ambas se entrelazan y se moldean mutuamente, dando forma a la identidad de los pueblos, transmitiendo sus valores, creencias, tradiciones y formas de pensar. No podemos olvidar que esta transmisión, efectuada de una generación a otra, se lleva a cabo a través del lenguaje.
Tanto la lengua como la cultura son conceptos vivos que van cambiando y modificándose con el paso del tiempo, del mismo modo que los seres humanos vamos cambiando algunos hábitos de nuestra vida que creíamos inamovibles, solo por conocer un ejemplo, haz clic aquí. En este artículo vamos a explorar cuál es esa relación y cómo influyen la una en la otra.
La lengua como reflejo de la cultura
La lengua no es solo un medio de comunicación para entendernos entre los seres humanos, es un espejo en que se refleja la cultura de una sociedad. Cada idioma lleva asociados una serie de detalles y características propias resultantes de su historia, situación geográfica y detalles propios de la comunidad que los habla. Ciertas palabras y expresiones no tienen equivalencia en otros idiomas, de ahí que cada lengua, al igual que cada cultura, cuenta con unas particularidades totalmente únicas.
Por ejemplo, en japonés la palabra «omotenashi» abarca un conjunto de ideas en torno a la hospitalidad y la cortesía, algo que es imposible de definir en cualquier otro idioma. Esto muestra la importancia que la cultura japonesa otorga a la atención y el cuidado a los demás.
También la gramática y la estructura de un idioma pueden revelar aspectos determinantes de una cultura. El uso de géneros gramaticales, por ejemplo, pueden ser el reflejo de concepciones culturales sobre el papel que juegan los hombres y mujeres en la sociedad.
La cultura como formadora de la lengua
La cultura es la gran impulsora de la evolución y desarrollo de la lengua. Tanto las prácticas culturales, como las normas sociales y las creencias se ven reflejadas en el vocabulario y gramática de la lengua. Por ejemplo, una cultura con una variada y amplia tradición culinaria tendrá mucha más riqueza de vocabulario al tener que describir diferentes técnicas, alimentos o sabores.
Los eventos históricos y la interacción con otras culturas también dejan una huella importante en el desarrollo de la lengua. Los préstamos lingüísticos o palabras adoptadas de otros idiomas, son un claro ejemplo de como la lengua y la cultura se entrelazan.
Impacto en la identidad cultural
Para formar la identidad cultural de una sociedad, grupo o comunidad, es necesario que lengua y cultura vayan unidas. Ya hemos visto cómo la lengua es el eje central y medio principal por el que la trasmisión de tradiciones y valores se comparten en esa comunidad. De ahí que, cuando se pierde una lengua, se corre el riesgo de perder también su cultura.
En los últimos tiempos se está realizando un importante esfuerzo por preservar y revitalizar las lenguas indígenas y minoritarias, no solo por conservar el valor lingüístico de las mismas, sino también por salvaguardar la cultura que las rodea.
Como resumen, podríamos decir que la lengua refleja la cultura de una sociedad, mientras que la cultura moldea la lengua. Esta conexión entre ambas es fundamental para la comprensión y apreciación de la diversidad en el mundo.