Quevedo, por Velázquez

Quevedo, por Velázquez

«En estas razones y discursos iba, cuando topé un clérigo muy viejo en una mula, que iba camino de Madrid. Trabamos plática y luego me preguntó que de dónde venía; yo le dije que de Alcalá. -Maldiga Dios- dijo él -tan mala gente como hay en ese pueblo, pues falta entre todos un hombre de discurso. Preguntéle que cómo o por qué se podía decir tal de lugar donde asistían tantos doctos varones. Y él, muy enojado dijo: – ¿Doctos? Yo le diré a V. Md. qué tan doctos, que habiendo más de catorce años que hago yo en Majalahonda, donde he sido sacristán, las chanzonetas al Corpus y al Nacimiento, no me premiaron en el cartel unos cantarcicos, y porque vea V. Md. la sinrazón, se los he de leer, que yo sé que se holgará. Y diciendo y haciendo, desenvainó una retahíla de copias pestilenciales, y por la primera, que era ésta, se conocerán las demás». El clásico de las letras españolas conocido como «El Buscón«, y que en realidad es la «Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos, ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños«, de Francisco de Quevedo (1580-1645), cita a Majadahonda a propósito del «sacristán» de esta localidad, con quien comparte camino. Un estudio de Rubén Soto (Universidad de Puerto Rico) lo relaciona con Miguel de Cervantes, quien curiosamente falleció en la casa que el párroco de Majadahonda poseía en Madrid.

Fuentes:
Majadahonda Magazin