El concejal Antonio Rodríguez (Ciudadanos) desveló en el último pleno del Ayuntamiento de Majadahonda que el tristemente célebre “Rincón Latino” había recibido 5 actas de sanción desde el verano y que la policía había acudido “cien veces” al local por denuncias de los vecinos, por lo que resultaba “inexplicable” que no se hubiera cerrado todavía. Un vecino también intervino para solicitar que cejasen los ruidos “de las motos de los pizzeros en la Avenida España, que es verdaderamente insoportable”. Este fue el último debate sobre el ruido acaecido en el pleno majariego:
El alcalde, Narciso de Foxá, le respondió: “Cuando yo llegué al cargo no se había cerrado ni un solo local en Majadahonda. Nuestra legislación es excesivamente garantista y un local no se puede cerrar si cambia de nombre o de propietario. No obstante, acepto ideas para ser más eficiente y garantizar el derecho al descanso y estoy absolutamente de acuerdo con las quejas”. Silvia Rey (Cs) pidió que una empresa externa, previa aceptación de un coste razonable, midiese las zonas de Majadahonda que suscitan más quejas por el ruido. Ricardo Riquelme (PP) se mostró de acuerdo en contratar esos servicios externos porque los ruidos se realizan “fuera del horario de trabajo” de funcionarios y policías municipales, en franjas nocturnas o fines de semana: “Hay que buscar una solución ya y realizar además una campaña de sensibilización en medios de comunicación, boletín municipal y redes sociales. Sería muy importante porque debemos admitir que por mucho que queramos perseguir, esa mala conducta cívica procede de la falta de educación, información y urbanidad de los que cometen esas infracciones”.