LIDIA GARCIA. Premio al seguimiento video-telefónico del Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda: «por seguimiento evolutivo telefónico y video-llamada en primera ola covid 19 desde un hospital terciario y dentro del área temática de «innovación» han sido premiadas Rosa Capilla Pueyo, Laura Ferrer Armengou, Alejandro Junco García, Manuel Márquez Salas, Silvia Blanco Alonso y Helena de la Torre Martí. En el acto de clausura del 22º Congreso Nacional de Hospitales y Gestión Sanitaria celebrado en Málaga se entregaron los premios en reconocimiento a las mejores comunicaciones, tanto orales como en póster, así como proyectos de gestión sanitaria, cuya labor se haya desarrollado o implementado durante los dos años anteriores al Congreso. El Congreso, organizado por la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA) y la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (ANDE), reunió a 3.000 congresistas, entre presenciales y online, y se recibieron 310 pósters y 450 comunicaciones orales. Los premiados, junto al resto de los autores del conjunto de trabajos presentados, han desarrollado sus propuestas durante los que, probablemente, vayan a ser los peores meses de su carrera profesional. Las fotos corresponden a la entrega de premios. Lamentablemente, en la mayoría de los casos, quienes recogen los premios no son los autores de los trabajos, que tuvieron que ser representados para no desatender sus servicios, informa Acta Sanitaria.
El Comercio de Perú recoge la noticia de Europa Press titulada: «Plasma convaleciente: ¿funciona esta terapia para tratar pacientes con COVID-19?». Y lo explica: «Fue presentada como una alternativa prometedora para el COVID-19. Ahora, un equipo de investigadores analizó en qué grupos este tratamiento podría resultar beneficioso. El tratamiento con plasma procedente de personas convalecientes de la infección por SARS-CoV-2 podría ser beneficioso para tratar a pacientes ingresados por COVID-19 en fases precoces de la enfermedad, ya que parece evitar la necesidad de ventilación mecánica y reduce el riesgo de fallecimiento en algunas personas que ingresaban con la infección en la primera semana desde el inicio de los síntomas, según una investigación española. Los resultados, que acaban de ser publicados en ‘Journal of Clinical Investigation’, surgen de un ensayo clínico multicéntrico en el que han participado 350 pacientes de 27 hospitales españoles, liderada por un equipo del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda en Madrid y financiada con el Fondo COVID-1 del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII)».
Estudio sobre los efectos del maltrato infantil (Puerta de Hierro Majadahonda). El maltrato infantil altera la actividad del eje HHA, uno de los principales reguladores del estrés. Según explican las investigadoras del Cibersam, los niños maltratados «manifestaban niveles de ansiedad elevados y una clara disociación entre su percepción subjetiva de estrés y su respuesta biológica». Esta investigación se enmarca en un proyecto financiado por el Instituto de Salud Carlos III de Madrid (ISCIII) y liderado por la catedrática de la UB, Lourdes Fañanás Saura. El trabajo se ha desarrollado en colaboración con investigadores de las unidades de psiquiatría infanto-juvenil de los hospitales Benito Menni de Sant Boi, el Clínic de Barcelona, el Gregorio Marañón de Madrid, el Puerta de Hierro de Majadahonda, el Santiago Apóstol de Vitoria y el Hospital de día para adolescentes Orienta de Gavà. En el trabajo, publicado en la revista Psychological Medicine, han participado niños y adolescentes con y sin trastornos mentales y que hayan y no hayan sido maltratados.
Según informa el Cibersam, los participantes fueron estudiados mediante el Trier Social Stress Test (TSST-C), una prueba de estrés agudo que permite explorar la reactividad del eje HHA frente situaciones de estrés psicosocial. Así, los resultados revelan que “mientras que los participantes sin historia de maltrato (con o sin psicopatología) tenían un aumento de los niveles de cortisol después del estresor agudo (como era de esperar), los niños/as y adolescentes con historia de maltrato mostraron un eje HHA aplanado e hiporeactivo, frente al factor estresor”. Las investigadoras añaden que, «estos niños/as, sin embargo, manifestaban niveles de ansiedad elevados, mostrando una clara disociación entre su percepción subjetiva de estrés y su respuesta biológica. Esta falta de plasticidad en los sistemas biológicos podría tener implicaciones clínicas importantes, dificultando la capacidad de manejar y activar procesos internos para hacer frente a situaciones de estrés futuras de forma óptima constituyendo, por tanto, un factor de riesgo para desarrollar trastornos de la conducta o distintas psicopatologías».
Hacen falta más estudios así, bravo!
muy necesario