DR. MICHAEL GREGER. M.D. FACLM. *La traducción de este texto viene de la mano de nuestra voluntaria Elisabel Gómez. Aunque a nuestro esqueleto se le ha considerado principalmente como una especie de almacén para el plomo que entra en nuestro organismo, los huesos no son un lugar de depósito inerte sin más. Una vez que el plomo se ha depositado en el hueso, este puede movilizarse y volver al torrente circulatorio si, por ejemplo, sufrimos una disminución de masa ósea debido a la osteoporosis. También puede ocurrir durante la menopausia, cuando las concentraciones de plomo en la sangre pueden aumentar como consecuencia de la descalcificación de los huesos, pero lo que más nos preocupa es la movilización de los depósitos de plomo que han estado almacenados en el esqueleto durante mucho tiempo cuando esta se da durante el embarazo y la lactancia. Para mantener las concentraciones de plomo lo más bajas posible durante esta etapa tan crucial, necesitamos reducir al máximo esa disminución de la masa ósea.
¿Cómo lo conseguimos? Como explico en mi video «¿Deberían las embarazadas tomar suplementos de calcio para disminuir sus niveles de plomo?«, la ingesta recurrente y excesiva de cloruro sódico (sal común) podría fomentar la disminución de la masa ósea. Entonces, ¿quiere esto decir que la ingesta de sodio por parte de las embarazadas está relacionada con las concentraciones de plomo en la sangre durante el embarazo? Los investigadores concluyeron que un consumo alto de sal estaba relacionado con concentraciones más altas de plomo, pero solo en mujeres cuya ingesta de calcio era inferior a 840 mg al día. Los resultados hacen pensar que una ingesta suficiente de calcio (Ca) junto con un consumo bajo de sodio (Na) podría tener un efecto favorable en la disminución de las concentraciones de plomo (Pb) en la sangre de mujeres embarazadas.
Parece ser, pues, que el consumo elevado de calcio durante el embarazo está relacionado con concentraciones más bajas de plomo en la sangre, pero no sabemos si se trata de una relación de causa y efecto hasta que lo ponemos a prueba. ¿Qué ocurre si estas mujeres toman suplementos de calcio? Ya he hablado anteriormente acerca de cómo la leche puede, de hecho, empeorar las cosas, pero ¿y si lo único que se toma es calcio, sobre todo esas mujeres que no suelen consumir el suficiente? Las participantes del estudio fueron mujeres africanas que tomaban 350 mg de calcio al día, lo cual corresponde a tan solo el 35% de la cantidad diaria recomendada (CDR), que son 1000 mg. Pues bien, a estas mujeres se les dio ni más ni menos que 1500 mg de calcio al día. Con eso conseguiremos proteger sus huesos, ¿verdad? Como puedes ver en mi video, cuando las mujeres tomaban tan solo 350 mg de calcio al día a través de la dieta, y sin tomar ningún suplemento, se daba una disminución de la masa ósea de la columna vertebral y la pelvis. ¿Qué ocurrió cuando los investigadores les dieron 1500 mg de calcio al día? La masa ósea disminuyó aún más. Las mujeres que habían tomado suplementos de calcio tenían considerablemente menor densidad mineral ósea en la pelvis y mayor disminución de masa ósea en la columna vertebral y en los huesos de la muñeca.
Pero ¿por qué? Parece que los investigadores estropearon el proceso de adaptación natural del cuerpo de la mujer. Al comenzar el estudio, estas mujeres estaban consumiendo tan solo unos 350 mg de calcio al día. Y, como el cuerpo es sabio, se estaba potenciando la absorción y reduciendo la pérdida. Entonces, llegaron los investigadores con los suplementos de calcio y estropearon el proceso, lo que produjo que esa adaptación se desactivara, y esto llevó al cuerpo a pensar que iba a seguir recibiendo esas altas dosis de calcio de forma permanente. Al finalizar el estudio, las mujeres sufrieron una deficiencia importante de calcio, lo que causó que perdieran calcio de los huesos. Los investigadores descubrieron que, aunque las mujeres que habían formado parte del grupo de referencia se habían recuperado, aquellas que habían recibido los suplementos de calcio aún sufrían los efectos.
¿Y qué ocurre con las mujeres occidentales que ya de por sí toman más de 1000 mg de calcio al día? Si les damos 1200 mg más al día, ¿podría esto tener algún efecto sobre la disminución de la masa ósea? Sí, la reabsorción ósea se redujo en un 16%. Podríamos estar, por lo tanto, ante una solución práctica para la prevención de la disminución de la masa ósea que se da de forma puntual durante el embarazo y la lactancia y que provoca que se libere el plomo atrapado en los huesos, pero no se sabe hasta que se pone a prueba. En un artículo diferente del mismo estudio, vemos que los investigadores midieron las concentraciones de plomo en estas mujeres. Esa caída en la disminución de masa ósea llevó a una reducción en la liberación de plomo. Por lo tanto, podría ayudar a disminuir la exposición al plomo tanto del feto como del lactante, ya que estos efectos persisten tras el embarazo.
Vale, pero las mujeres que participaron en este estudio vivían en Ciudad de México, donde pudieron haber estado expuestas a artículos de cerámica barnizados con plomo, y estos podían alcanzar los 10 μg/dl. ¿Y las mujeres con concentraciones de plomo más cercanas a la media actual en Estados Unidos, esto es, menos de 5 μg/dl? . A la mitad de las mujeres que formaron parte del estudio y que estaban dando el pecho se les asignó aleatoriamente la toma de 500 mg de calcio adicional al día. Como puedes ver en mi video, las concentraciones de plomo eran iguales en ambos grupos al inicio del estudio, esto es, durante el embarazo. En el grupo que no recibió el suplemento de calcio, esas concentraciones de plomo se dispararon durante la lactancia, por lo que se entiende que los huesos liberaron parte de ese plomo. En el grupo que recibió los 500 mg de calcio en forma de suplemento, sin embargo, no se produjo un aumento en las concentraciones de plomo en la sangre, lo cual es prueba de que los suplementos de calcio durante el periodo de lactancia podrían servir para limitar la movilización de las reservas de plomo en los huesos, lo cual reduce el riesgo de que este llegue al lactante a través de la leche materna.
En cualquier caso, la mejor opción siempre es dar el pecho. Se utilicen suplementos o no, las ventajas de consumir leche materna sobrepasan los riesgos, pero los suplementos de calcio pueden ayudar a minimizar aún más cualquier posible riesgo. Pero claro, lo mejor sería si, desde el principio, ese plomo no se acumula en los huesos. Como ya se dijo en un famoso artículo de medicina ocupacional hace medio siglo, existen todo tipo de métodos de intervención dietética, pero la única forma de evitar una intoxicación por plomo es no intoxicarse en primer lugar. Cualquier otra cosa desvía nuestra atención de lo que de verdad importa, que es tratar la causa subyacente. En cuanto a otros metales pesados tóxicos, como el mercurio, por ejemplo, a las mujeres se les aconseja que eviten el consumo de peces depredadores, es decir, peces que se alimentan de otros peces, durante el embarazo y la lactancia, para así minimizar la exposición al MeHg (mercurio). De hecho, deberían empezar a evitarlo incluso antes del embarazo. Es más, las mujeres en edad fértil y las madres en periodo de lactancia deberían evitar consumir peces piscívoros (peces que se alimentan de peces), para así evitar que el mercurio se acumule en el organismo. Y, en lo que se refiere al plomo, eso significaría no vivir cerca de una planta fundidora y evitar el tabaco. Existe otra forma de desintoxicar el cuerpo de plomo y así proteger a futuros hijos, pero no es la opción más ideal. ¿Recuerdas aquel estudio sobre la menopausia en el que las mujeres posmenopáusicas tenían concentraciones de plomo en la sangre más altas que las mujeres premenopáusicas? Pues bien, las mujeres posmenopáusicas que nunca habían tenido hijos tenían concentraciones aún más altas. Como puedes ver en mi video, el aumento en las concentraciones de plomo tras la menopausia era bastante más bajo en mujeres que habían estado embarazadas, presuntamente porque durante el embarazo ya habían liberado parte de ese plomo y lo habían transferido a los hijos.
¿Qué hemos aprendido?: Una vez que se ha depositado en el hueso, el plomo puede volver al torrente sanguíneo cuando se da una disminución de la masa ósea. Esto sucede, por ejemplo, cuando se tiene osteoporosis y durante la menopausia, el embarazo y lactancia. Los investigadores concluyeron que un consumo alto en sal está relacionado con concentraciones de plomo más altas en mujeres cuya ingesta de calcio es menor a 840 mg al día, y que un consumo adecuado de calcio junto con un consumo bajo de sodio puede resultar beneficioso para disminuir las concentraciones de plomo en la sangre de mujeres embarazadas. Cuando se administraron 1500 mg de calcio al día en forma de suplemento a mujeres africanas que habían estado consumiendo menos de 350 mg al día a través de la dieta (tan solo el 35% de la cantidad diaria recomendada), estas mujeres sufrieron más disminución de masa ósea. Lo que pareció ocurrir es que se alteró la adaptación natural y el organismo de estas mujeres esperaba seguir recibiendo la misma cantidad de calcio, por lo que tuvieron grandes deficiencias cuando finalizó el estudio y dejaron de consumir el suplemento, lo que provocó que se liberara más calcio de las reservas que había en los huesos.
Los investigadores eligieron a mujeres para un estudio al azar para que tomaran 500 mg de calcio adicionales al día y concluyeron que las concentraciones de plomo en el grupo que no había tomado suplementos aumentaron durante la lactancia, mientras que en el grupo que consumió 500 mg de calcio al día no se dio un aumento en las concentraciones de plomo en la sangre, lo que indica que el consumo de suplementos de calcio durante la lactancia podría limitar la movilización del plomo que se encuentra almacenado en los huesos y por lo tanto reducir el riesgo de que este plomo se transfiera al lactante. La leche materna es siempre la mejor opción, pero el uso de suplementos de calcio puede reducir aún más cualquier posible riesgo. La prevención de la intoxicación por plomo es importante, así como también lo es la de otros metales pesados tóxicos, como el mercurio, que está presente en muchas variedades de pescado. Lea más artículos del Dr. Greger.