LIDIA GARCIA. «Puedo llegar a ser muy cansina cuando hablo de mi tierra y, sobre todo, de mi querida Pontevedra. Siento que, en mi interior, hay algo más que orgullo. El otro día me dijeron «uno es de donde pace» y me rebelé. A Madrid le estoy muy agradecida porque me acogió sin preguntas desde el primer día, es la ciudad a la que emigré para trabajar y, aunque por operatividad estoy empadronada en Majadahonda, donde vivo desde hace muchos años, soy cien por cien pontevedresa. Y puedo llegar a mosquearme mucho con quien lo dude». La periodista Amalia Enríquez se presenta así y anuncia que este viernes 24 de julio (2020) se estrena en Filmin «La isla de las mentiras«. Rodada en Galicia y protagonizada por Nerea Barros, otra gallega de pro, Darío Grandinetti y Aitor Luna. Inspirada en hechos reales, la madrugada del 2 de enero de 1921, el buque Santa Isabel, que navegaba con destino a Buenos Aires y llevaba a 260 personas a bordo, se hunde frente a la escarpada y dura costa de la isla de Sálvora. A falta de hombres en el lugar, tres jóvenes isleñas deciden ir al rescate y salvan a 48 personas, un hecho heroico que pagarán muy caro ¡Lo que es la vida!
«De un tiempo a esta parte, el mundo del cine y de las series ha encontrado en ella una fuente inagotable de localizaciones. Me viene ahora a la cabeza «El desconocido«, rodada en parte en La Coruña y donde Dani de la Torre consiguió posicionar la estética de esa ciudad en la mejor de las técnicas de Woody Allen. Y ya no os digo el último capítulo de «La Unidad«, la serie más alabada de los últimos tiempos y que también lleva su sello. Sin olvidar «Fariña», «Vivir sin permiso» y unas cuantas más», concluye la periodista de Majadahonda que escribe en el Diario de Pontevedra.
EL «TITANIC» ESPAÑOL. El ingeniero naval 
Construido en los astilleros de la Sociedad Española de Construcción Naval en Matagorda (Cádiz), el Santa Isabel fue entregado a la Compañía Transatlántica Española en octubre de 1916, dos años y medio después del hundimiento del Titanic. Este hecho influyó en su diseño y construcción, incluyendo 8 botes salvavidas con capacidad para un total de 390 personas y más de 400 chalecos salvavidas para los 460 pasajeros y 84 tripulantes que como máximo podían viajar a bordo. En total, 213 personas perdieron la vida en el naufragio, salvándose otras 56 (27 tripulantes y 29 pasajeros) entre los que se encontraba el capitán Esteban García Muñiz y el maquinista Juan Antonio Pérez Cano. «El número de víctimas fue tan alto que el concello de Ribeira se vió obligado a reabrir un antiguo cementerio para enterrarlos, en lo que fue una de las mayores tragedias de la navegación civil en Galicia», concluye este experto ingeniero.










Muy interesante no me la perderé!
Enhorabuena !!!! Estas siempre son buenas noticias. Me encanta Galicia.