J. FEDERICO MTNEZ. La utilización que habitualmente hacen determinados políticos del cruel asesinato -hay grados de maldad entre los criminales y este alcanzó el máximo– de aquel concejal vasco del PP y músico llamado Miguel Angel Blanco no ha surtido efecto político ni en Bilbao ni en Madrid. Los resultados electorales hablan por sí solos y la ausencia de público, asociaciones y vecinos de Majadahonda, Pozuelo, Las Rozas o Boadilla en los improvisados homenajes electorales que organizaron estos ayuntamientos también. Para colmo de males, los actos coincidieron con las noticias de las nuevas andanzas judiciales de los «hampones» del PP en los casos Gurtel y Púnica, con el ex alcalde de Majadahonda «Willy» Ortega de nuevo como «estrella» en su flamante pero tardía condición de «arrepentido» y ocupando portadas. Demasiado tiempo engañando a demasiados. Y le ha tocado a Pablo Casado oficiar el entierro con los «Casado boys» llevando a hombros el ataúd.
Recuerdo muy bien a Miguel Angel Blanco. Fue también un mes de julio de 1997, hace ahora 23 años. En aquella época Madrid era un peligroso hervidero como el País Vasco, con atentados y crímenes del «comando Madrid». Y la solitaria respuesta de los «ultras» de Ynestrillas asesinando al diputado Josu Muguruza (HB) en 1989 a su salida del Congreso de los Diputados, donde había tomado el acta del escaño. Son los conocidos como «años de plomo» de ETA. Por «culpa» de un artículo publicado en «El Nuevo Lunes» sobre los asesinos de Miguel Angel Blanco y sus cómplices, fui señalado por los adláteres de la banda terrorista. La advertencia no era una broma. Me entrevisté en los pasillos del Congreso, donde ejercía como corresponsal parlamentario, con el entonces ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, al que conocía por haberle reportajeado en Vitoria. Vivía entre fuertes medidas de seguridad en las afueras de la ciudad y llegar hasta él fue toda una dramática odisea que no olvidaré nunca. Entonces ser del PP, como también le ocurría a Carlos Iturgaiz, a quien también entrevisté en Bilbao, era algo parecido a Jesucristo. Cuando le mostré el recorte de periódico con mi «señalamiento», Jaime Mayor respondió: «¡Hombre!, ¡una amenaza es!». Como otros miles de anónimos españoles, me tocó mirar todas las mañanas debajo del coche antes de llevar a los peques al cole en Majadahonda. Nosotros no llevábamos escolta, hubiera sido imposible proteger a todos los amenazados.

Un guardia civil de Majadahonda posa con los nuevos concejales de Vox en el homenaje a Miguel Angel Blanco
Juan Carlos Girauta, que se ha convertido en un atento seguidor de lo que ocurre en la política de Majadahonda, ha definido como «un fracaso nacional sin paliativos» lo publicado por el periodista Juan Navarro en El País: “¿Miguel Ángel Blanco? Me suena. ¿Quién es?”. Así responden varios jóvenes de Bilbao que no ubican al concejal del PP secuestrado y asesinado por ETA hace 23 años». No habían nacido y pudieron votar en las primeras elecciones en una Euskadi libre de ETA. Es «la generación que no conoce a Miguel Ángel Blanco» y los demógrafos «ven como símbolo del cambio en la sociedad vasca el desconocimiento por parte de los más jóvenes del político asesinado por ETA». En Madrid, los «Casado boys» han rizado incluso el rizo: los que hoy ni conocieron a Miguel Angel Blanco, ni vivieron esa época, ni sufrieron el más mínimo acoso, presión o riesgo por su temprana edad, se han erigido en adalides de aquella muerte que levantó a España y fue el principio del fin del terrorismo. Y además la echan en cara a los demás. Eso es algo que solivianta a los que aun tenemos memoria. Y que, a lo que se ve, alcanza pocos réditos electorales, si es que ese poco sincero aprovechamiento no produce lo contrario.
Cuánta razón Federico. Los que ni han vivido esos años ni han pisado Euskadi en su vida son los que nos dan lecciones de cómo actuar. La generación de PPayasos que se avecina llevará a la “quiebra” al partido. Tiempo al tiempo.
Los primeros que utilizan a Miguel Angel Blanco son su familia, su hermana, y los del PP, pero TODOS viven de eso.
Estuve en el servicio de orden de aquella gran manifestación en Madrid, era un muerto de todos, lo sufrimos todos, lo lloramos todos, simbolizaba la unidad de lucha contra el terrorismo, vi llegar juntos a la manifestación a Guerra y Álvarez Cascos. La pena fue que poco después el PP decidió sacar provecho y empezaron a convocar en solitario para rentabilizar, aun siguen haciéndolo, nos hurtaron a los demás un símbolo de la lucha antiterrorista. ¡Qué pena!
Tienen poco en dónde agarrarse y lo hacen sin avisar a ACTOS que posiblemente hubiera gustado asistir,pero aquí,en MAJADAHONDA,SE HACE TODO A ESCONDIDAS.