Hostelería: «Pedro’s House of Lamb»: un ejemplo de como rectificar a tiempo es de sabios, frente a una crítica de un cliente que tuvo eco en los demás

MANU RAMOS. La restauración se ha convertido en un negocio enormemente competitivo donde salir adelante se convierte en una tarea de titanes, con continuos tropiezos y el sinsabor que supone ver como te da la espalda un público cada vez más exigente en calidad y precio. Tres restaurantes de Majadahonda han pagado un alto precio por ello y esperemos que superen el bache aprendiendo de los errores, detectándolos, corrigiéndolos y modificando su carta, sus precios, su servicio… Los usuarios han hecho llegar sus quejas a MJD Magazin a través de sus emails, foros de lectores o redes sociales. Maribel Pérez de El Carralero fue la primera que escribió: «Nada Recomendable. Pedro’s House of Lamb. Hola vecinos el pasado domingo pedí en este lugar cordero asado… creo que con las imágenes está todo dicho, fue directo a la basura. El lugar se encuentra en el Centro Comercial de Novotiendas en Majadahonda». La reacción no se hizo esperar y nada más publicarse el comentario y tras desencadenar una masiva reacción otros clientes, Maribel Pérez rectificó: «¡Importante! Me acaban de llamar de Pedro’s House of Lamb pidiendo disculpas y ofreciéndose a una nueva entrega gratuita el próximo domingo. Espero que haya sido algo circunstancial. Seguiré informando el lunes».


Rodrigo de la Calle y «Barbecho» en Majadahonda: terraza y mesas vacías junto a un exitoso vecino de «Estoque» que llena siempre. «Oídos sordos» a las críticas.

Otro «chef» que ha experimentado el agrio sabor de las críticas es Rodrigo de la Calle, que abrió la línea de comida a domicilio Verdelivery y el formato de bar vegetal «Barbecho», con una sede en Madrid capital y otra en Majadahonda. Situado en la Avenida de España para «chupar rueda» del vecino «Estoque«, está cerrado hasta el 25 de agosto. Y es que las reseñas son impropias de un chef que basa su prestigio en la «buena prensa» de la que goza: «Las croquetas caras y hechas de maicena y los vinos los devolvimos pero el segundo estaba peor aún que el primero. Un fiasco y un fraude», escribe una lectora de MJD Magazin. «Fatal mi experiencia, segunda vez que asisto al sitio pero recibí una mala atención de parte de Juan que como que no era su día… no le pongo menos estrellas porque no se puede». O «Restaurante de formato mas bien pequeño combinando mesas altas y bajas, lo cual no resulta nada agradable. La zona exterior es la que da mas juego en estos tiempos. El servicio correcto. Sobre la cocina, los platos tienen altibajos enormes, los esgarrados y las alcachofas muy ricos, pero la presa totalmente insípida para un precio completamente desorbitado que rondaba los 25 euros. La tarta de queso un engrudo interminable, prescindible. De vinos, ni fu ni fa. En resumen, es un restaurante tirando a caro para una experiencia de gama media. Algo que sucede muy a menudo en la zona de Pozuelo y alrededores. Sinceramente, no lo recomiendo». Y «Teníamos reserva para comer en la terraza 5 personas, dia 8 de mayo, cuando llegamos nos dan una mesa a pleno sol, 29 grados, el encargado desaparecido, ni poner una sombrilla, ni dar soluciones, mal profesional, no volveremos».


«La Casa del Ceviche» está casi siempre vacía cuando enfrente tiene «La Pulpería» que está llena… ¿Por qué? Faltan cambios y adaptación

Por último, «La Casa del Ceviche» en la Calle San Isidro, 4, es otro de los negocios culinarios que no termina de obtener el favor del público, a pesar de que la parroquia peruana lo anima con sus visitas. Había muchas expectativas con esta oferta latina de gastronomía en Majadahonda pero ¿Por qué a pesar de estar enfrente de La Pulpería, que está siempre llena, y en la concurrida calle San Isidro, perpendicular a la Gran Vía y muy transitada, el ceviche peruano, hoy plato estrella de la alta cocina internacional, no arranca en Majadahonda?. Aquí se junta un problema de precios (no existen platos, «raciones» o «tapas» a precio asequible que animen a los clientes a «probar» una cocina que es para muchos todavía desconocida) junto con el «factor servicio»: mesas desangeladas en la terraza que parecen más propias de un chiringuito playero que de un restaurante con esos precios. Es cierto que la «take away» o «comida para llevar» suple estas carencias pero si la comunidad peruana quiere tener un restaurante emblema en Majadahonda que siga los pasos del que ya resulta exitoso en el barrio de La Granadilla o tiene sus franquicias en Madrid con mayor fortuna que en Majadahonda, tienen que hacer cambios sin perder su personalidad. A veces es solo un problema de adaptación a otros públicos…

Majadahonda Magazin