Dos visiones sobre el Rayo Majadahonda, la «cara» y la «cruz». Dos percepciones muy distintas sobre una misma realidad. Dos análisis diferentes cada uno con sus datos. ¿Quien de los dos tiene más razón? ¿Los dos o ninguno? A dos semanas del inicio de la liga, MJD Magazin ofrece estos 2 artículos sobre la gestión del club en su estreno en la nueva categoría. Suscitan el debate el cronista deportivo Tony del Valle (MJD) y Mario Silván en la Revista Panenka (@revistapanenka) y «A la contra» (@Alacontra_es), suplemento deportivo de «El Independiente». TONY DEL VALLE. La mayor incógnita del fútbol en España se llama C.F. Rayo Majadahonda: sin masa social (180 socios) por decisión del presidente –según manifestó en la última Asamblea de Socios– por lo tanto sin abonados que puedan ser socios para que no puedan comprar acciones, sin campo de fútbol dónde jugar los partidos de LaLiga 1,2,3 –jugará de prestado en el Wanda–, sin fecha para volver a jugar en el nuevo Cerro del Espino… El Rayo Majadahonda pasa a ser el equipo con menos influencia en medios audiovisuales y repercusión económica en LaLiga 1,2,3. Y esto significa que pasará a jugar casi todos sus partidos como local en días laborables, lunes o viernes. Raro será el día que recaude en taquilla los costes de alquiler del Wanda (25.000 €) por partido jugado.


Dijo que Iriondo no tenía contrato: luego alegó error de transcripción

Además, el calendario de liga asimétrico perjudica claramente al Rayo Majadahonda, que en las fechas claves de Navidad, dónde podría aumentar las recaudaciones con las visitas a Madrid de equipos de provincias, sus partidos los jugará fuera de casa. Si jugando en Majadahonda los domingos a las 12:00 la media de asistencia no llegaba a los 350 aficionados, se pueden imaginar la asistencia de aficionados locales un lunes a las 20:00 horas en el Wanda y televisado. Por eso no es de extrañar que cuando casi todo el mundo inicia sus vacaciones en agosto, el club abre la tantas veces prometida campaña de captación de socios. «Campaña» por decir algo, pues se han limitado a sacar un cartel con su controvertido lema «No esperes al minuto 97». Para eso han necesitado contratar a dos nuevos responsables de prensa, con lo que ya son cuatro. En definitiva, la campaña se hace tarde, mal y nunca. Con los días y horarios de los partidos y con la tv por medio, mucho me temo que si llegan a los 2.000 abonados –lo cual sería la cifra más baja de Segunda División A junto con el Reus–, se pueden dar con un canto en los dientes.

Villar y Vedia: el destino se escribe con V

Esto es el resultado de casi 30 años de gestión del personaje (41 si lo contamos como directivo, el caso más longevo del futbol mundial y solo comparable a algunos presidentes africanos), un club sin masa social, sin patrimonio, sin organización administrativa ni financiera… Y para una vez que deja la poltrona en el momento más importante de su historia para irse de largas vacaciones al Perú, acontece lo impensable: el vacío y el desastre. El hazmerreir que supuso la suspensión de la Asamblea extraordinaria por falta de comunicación oficial en la web a cargo de todavía no se sabe quien (para unos Casto Gallardo, para otros José Luis Hernández, incluso el que estaba en funciones, Ignacio Acha) estuvo a punto de dar al traste con la conversión en SAD. Pero es que además, para su repetición, se enviaron las cartas con errores y erratas. Y cuando hubo que repetir por tercera vez el envío se equivocaron otra vez en el día de la semana, según advertía una aficionada. ¿Y estos son los directivos que pretendían dirigir el club si Vedia se retiraba? ¿Los que no saben ni convocar una Asamblea? ¿Se puede hacer peor? No hay nivel y ahora los demás tendrán además que avalar 60.000 euros cada uno para que los administre el «presidente-director financiero» y sus 3 adláteres. Que Dios los coja confesados.


Iriondo y Vedia con los Comandos Ultras de Majadahondas (CUM)

Solo le salva la gestión deportiva que él no organiza. La misma que en cuanto subió de categoría le dio la «patada en el culo» –según propia expresión– al director deportivo Movilla, al delegado Paco Moreno y hasta al utillero Gómez. La que dejó escapar a Vicente y Juan Cruz, echó al capitán Rubén y no renovó a Coto y Chiqui, la que no quiso los goles de Jairo y mantiene todavía en el limbo a Salcedo y Alvaro Rodríguez. Y que no sabe aún si ubicar a Escobar, la «perla» de la cantera, en Segunda A o en Tercera con el Tres Cantos, un club filial que se encuentra lejos y poco relacionado con Majadahonda. Porque, a fecha de hoy, el club no tiene segundo equipo local que de salida a su afamada cantera. En estas condiciones ¿extraña que Frutos y Ayoub hayan preferido jugar en Segunda B con Getafe o Castilla antes que en Segunda A que les garantizaba 80.000 euros anuales de ficha según convenio AFE? Si había dudas entre los analistas, su respuesta ya no las ofrece, como tampoco las tuvo Vicente, según declaró al llegar a León.

La TVG lo sorprendió con el móvil durante un partido

Con este panorama el Rayo Majadahonda inicia su andadura por el fútbol profesional, con la transformación del club en Sociedad Anónima (SAD). Aún no sabemos el capital social que impondrá LaLiga pero hay que tener mucho valor en invertir un euro en el club comandado por el incombustible personaje Enrique Vedia Pesquera, ese que se jacta de haber ejercido como «director financiero» durante algo más de 40 años como directivo. Y termino con una frase del piloto alemán Michael Schumacher, siete veces campeón del mundo de Fórmula Uno: «Lo importante de una carrera no es como se empieza sino como se termina». Y aunque estos antecedentes sean incontestables, espero equivocarme y tragarme todo lo escrito en bien del club y aficionados majariegos.

MARIO SILVAN. Lleno de familiares de los jugadores y vecinos de Majadahonda y alrededores. Así se encontraban los 3.300 asientos del más grande de los campos que tiene el Cerro del Espino. Lugar donde juega habitualmente sus partidos el Rayo Majadahonda, equipo, ahora, de Segunda División. Comparte campo con el Femenino del Atlético de Madrid y demás equipos de categorías inferiores del conjunto rojiblanco, además del propio Atlético de Madrid para sus entrenamientos. Pero aquel día, el fruto de un proyecto venido de atrás, iba a dar sus resultados. La ciudad de Majadahonda, de 70.000 habitantes, vivió en mayo el que es, de momento, el logro deportivo más importante.

Un año antes, por las mismas fechas, el sueño era el mismo: subir a la categoría de plata del fútbol español. El Racing de Santander, un histórico del balompié de la península, lo haría añicos a las primeras de cambio. Este año no podía pasarles lo mismo. Solo ellos sabían el duro trabajo, el sacrificio, que les había llevado de nuevo hasta allí. Sabían que si perdían otra vez esa oportunidad, quién sabe si volverían a tenerla algún día. El Rayo Majadahonda entrena por las tardes porque muchos de sus jugadores no pueden dedicarse exclusivamente a ser futbolistas. Lo compaginan con su trabajo y sus estudios, y hacerlo a última hora es una manera de sincronizar ambas vidas: la de futbolista y la de ser humano común. Esto es uno de los principales valores del equipo. Humildad.

Un personaje siempre en primera fila

Aquel 27 de mayo no sería una fecha más en el calendario del Rayo Majadahonda. Estaba ante la oportunidad de su vida y ninguno quería desperdiciarla. El resultado desfavorable de la ida no significaba, ni mucho menos, nada de pesimismo. Todo lo contrario. El 2-1 daba ciertos aires de motivación a los jugadores. Incluso a los aficionados que se habían desplazado aquella mañana. Se les notaba con la sensación de que algo bueno iba a pasar. Normalmente, cuando persigues un sueño, y lo sientes tan cerca, dentro de ti hay algo que se mueve. Sabiendo que todo acabará bien y otras veces, no tan bien. Aquel día era de esos, de los que tienes la sensación buena. Un gol, solo un gol, era el paso que debían de dar para alcanzarlo. Y noventa minutos para lograrlo. Bueno, noventa y siete.

Con Villar hizo buenas migas y aprendió sus mañas

A la par que según pasan los minutos ves alejarse tu destino, la lamentación se va apoderando de ti y la frustración empieza a dominarte hasta el punto de cabrearte con cualquier decisión arbitral o cualquier pérdida de balón de tus jugadores. Piensas en el año que has pasado, y el que tendrás que volver a pasar para vivir una situación así. Si se repitiera, claro. La resignación entra a formar parte de ti y actúas a su antojo. “Qué más da, el año que viene seguro que volvemos”. Al final, cuando ves el cartelón del árbitro anunciando que añade siete minutos, te aferras al hilo, al más fino que hay, de esperanza, para animar hasta el último suspiro. Y llega el momento en el último de los últimos suspiros; en el minuto final. Una explosión de felicidad, incredulidad y no sabes qué se apodera de ti. Te abrazas al de al lado, también al que estaba peor que tú, al que lloraba y al que cantaba sin parar. Le chocas la mano al que te había estado dando el partido con el bombo y te había dejado la cabeza, valga la redundancia, como un bombo. Te tapas la cara. No te lo crees.

Vedia con Infantino y Rubiales: «no quiero socios»

A pesar de que el equipo madrileño nace oficialmente en 1978, llevaba 20 años disputando partidos, pero no es hasta esa fecha cuando se oficializa y se inscribe en competición. El Rayo Majadahonda es un equipo humilde. Con cerca del millón de euros ha sido uno de los presupuestos más bajos de la categoría. Pero el proyecto no se basa en el dinero, sino en la base. Se puede decir que el ascenso se consiguió en el año 97 cuando se alcanzó un acuerdo de colaboración económica-deportiva con el Atlético de Madrid y con el ayuntamiento majariego, que hizo potenciar la cantera y en el que se pactó la construcción de la ciudad deportiva que compartirían ambos clubes, dando unas instalaciones de calidad al club. Acuerdo que hizo mejorar ostensiblemente el pilar del equipo; la escuela municipal de fútbol. Hacer una base sólida para crecer de abajo a arriba. Así en la 14/15 logra subir a 2ªB. La ambición le ha llevado a que, en tan solo cuatro temporadas, se sitúen en la segunda división más importante del país. Por su escuela de fútbol han pasado jugadores de la talla de Marcos Llorente, Theo, Lucas Hernández y Munir.

Los directivos tienen que avalar 60.000 € cada uno

“Este ascenso es más importante que la Champions”. Con esta contundente frase definía la gesta conseguida por el Majadahonda uno de sus centrales, Jorge García, de 34 años y que se estrenaba este año con el equipo de Antonio Iriondo. Él achacaba el ascenso a la divinidad: “Dios nos ha ayudado”. La magnitud de la proeza es tal que te hace replantearte tu fe religiosa. Y este año, como los dos anteriores, el Real Madrid se hacía con la Champions un día antes del ascenso. Jorge García aprovechó la ocasión para hacer la comparación de importancias. Y posiblemente tenga razón: este ascenso puede que sea más importante que una Champions. Y es que las mayores alegrías del deporte rey están en el fútbol más modesto. Si pusiéramos un baremo midiendo quién ha sido más feliz en esa semana, ganarían los minoritarios seguidores del Rayo. Porque el Majadahonda ha ascendido a la división de plata con apenas 300 socios. Pero 300 socios muy felices. El camino no ha hecho nada más que empezar para un equipo que ha ido como un rayo hasta Segunda División. Leer artículo completo.

Majadahonda Magazin