David Felipe Arranz y Julián Lago, sobrino y tío en una saga de periodistas legendaria 

LIDIA GARCIA. Los vecinos de Majadahonda mayores de 50 años recordarán a Julián Lago, el legendario periodista español que falleció trágicamente en 2009 a los 63 años tras un accidente de tráfico en Paraguay. En la era analógica del siglo XX, Julián Lago fue fundador de las revistas de papel «Tiempo» y «Tribuna» y en TV inauguró un programa original y exitoso: «La máquina de la verdad«, donde los famosos se sometían a un detector de mentiras. Maestro de jóvenes periodistas, con una sonrisa que desdramatizaba cualquier tema, por muy conflictivo o frívolo que fuese, valiente a la hora de investigar, original y brillante en sus titulares… La genética ha querido que el más que digno sucesor de Julián Lago sea su sobrino David Felipe Arranz, que se parece a su tío como dos gotas de agua y es igualmente incisivo e intrépido. Profesor, escritor y periodista, una feliz casualidad le hizo encontrarse con MJD Magazin a propósito de la reseña de uno de sus artículos que mencionaba los escándalos de corrupción en Majadahonda y Boadilla: «¡Excelente digital, pardiez! Estaré muy atento, porque no lo conocía. Bonito diseño y dinámico», fue su valoración. Y como acaba de publicar el libro «España sin resolver». Crónicas de la postransición» (Pigmalión, 2021), hemos elegido este 24 de enero (2022), Día del Periodista en España, a este escritor y profesor de Comunicación de la Universidad Carlos III de Madrid, que ha sido galardonado con el Premio Internacional Sial Pigmalión de Pensamiento y Ensayo 2020, por este volumen. Y cuenta en esta entrevista el contenido de sus crónicas y artículos más provocadores a lo largo de una década, periodo que este periodista vallisoletano define de «desdoblamiento o bipolaridad de la vida política y social de los españoles».


Lidia García

Para David Felipe Arranz, los dirigentes de nuestro país constituyen el opuesto del político que ha de servir a la ciudadanía, situación sostenida en gran parte por el sistema D’Hont y de listas cerradas, en el que la participación ciudadana es más simbólica que real: cree que España «es un país (des)gobernado por una clase política narcisista que vive de espaldas a la sociedad». Y en esta primera parte de esta larga y exhaustiva entrevista, hace repaso de la situación política y social actual. En la época del comentario anónimo en la opulencia de las redes. ¿cómo crees que puede sobrevivir la precariedad y fragilidad del periodismo? -Cuando nuestros políticos empiezan a declinar en sus liderazgos, en su personalidad –si la han tenido alguna vez– y se dejan manejar por los intereses fácticos y globales, se convierten en títeres del olvido, en “dummies” efímeros y maniquíes de ocasión: véase los ministros de los últimos treinta años, de los que nadie se acuerda. No dejan huella porque carecen de entidad y sirven al juego aleatorio del Poder, del sistema, porque son solubles, como los de esta efebocracia. Así, en este contexto tan soluble e infantil, la red crece y se expande, porque el hombre-red es el hombre-metáfora de nuestros días, y el político joven español tiene mucha testosterona. Lo que se ha ido creando a lo largo de los años de la fiesta digital, que tiene sus cosas buenas y muy buenas para un usuario que le saque rendimiento para crecer y aprender, son en realidad intereses creados de las “Big Tech”: Google, Apple, Meta, Amazon y Microsoft. Ni es una nueva sociedad, ni es una sociedad del conocimiento, ni es un periodismo ciudadano.

¿Entonces? –El invento consiste en que todo el mundo esté pendiente de él gracias al adanismo “red social” en todas sus formas: desde el Santurce de Facebook al Bilbao de Instagram vengo por toda la orilla digitalísima y anónima, y en este plan. Esto, en el periodismo, se manifiesta en la teoría marketiniana del “clickbait”, donde la tendencia populachera manda sobre el titular y la entradilla del reportaje, lo cual es un disparate. La idiocia de impacto gana al periodismo inteligente, al contrapoder: para revertir esta situación haría falta mucha educación y lo veo crudo. Basta con mirar un poco la prensa extranjera como Time, The New York Times, The Washington Post, The New Yorker, The Guardian o Le Monde Diplomatique para enterarse de lo que pasa: aquí nos hacemos eco del vertedero político, replicamos la agenda-setting que nos distribuyen, y así nos va, ya sea la novia de Urdangarín o las ocurrencias de los “tiktokers”. La cosa es desinformar y hacerle reverencias al “trending topic” o inventarse algo que “viralice” mucho en redes, a lo ómicron. Próximo capítulo: Los partidos locales y la ruptura definitiva del bipartidismo.

Majadahonda Magazin