MANU RAMOS. Pocos se acuerdan ya que hace 5 años, concretamente el 16 de octubre de 2015, nuestro compañero Jorge Rubio publicaba en MJD Magazin esta noticia: «Majadahonda despeja la amenaza de la extraña enfermedad llamada “coronavirus”. El artículo contaba cómo una mujer residente en Madrid y que viajó a La Meca (Arabia) fue hospitalizada en Puerta de Hierro Majadahonda y analizada por el Centro Nacional de Microbiología (CNM), también situado en Majadahonda. Se había montado en un camello supuestamente infectado, parecía que tenía los síntomas… pero dio negativo. Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) aprovechó para advertir: «el 36% de los casos de coronavirus notificados han desembocado en la muerte del paciente“.


Manu Ramos

Desde la redacción conocíamos por ello el siniestro virus. Por eso cuando el 25 de enero el CNM majariego ordenó enclaustrar a 17 turistas chinos en Granada dimos raudos la noticia. Y cuando el 30 de enero la comunidad china agotó las mascarillas de las farmacias de Majadahonda y Las Rozas, también. El día 31 de ese mismo mes alertábamos: «El Hospital Puerta de Hierro Majadahonda no tiene Aislamiento de Alto Nivel para atajar el virus chino«. Nadie lo tomó en serio, hasta el punto de que el Ayuntamiento de Majadahonda, con varios concejales en el jurado, premió casi un mes después (22 de febrero) un disfraz de «coronavirus» en los carnavales de la ciudad. China quedaba lejos y la prensa era «sensacionalista y alarmista».

Hoy ya no lo parece tanto. La vieja Europa, asentada sobre sus ancestrales democracias procedentes de Grecia y Roma, que tanta prosperidad han traído a lo largo de los siglos hasta convertirla en la élite económica del mundo en el siglo XX, se ve ahora recibiendo ejemplo sanitario de la no menos clásica dictadura China reconvertida al capitalismo de Estado. «Cuando China despierte, el mundo temblará«, tituló su libro Alain Peyrefitte (1925-1999), colaborador del general De Gaulle, varias veces ministro, parafraseando a Napoleón. Pues bien, China ya está aquí y su lección aún no ha sido aprendida. Para lo bueno y para lo malo.

La libertad de circulación para frenar la pandemia debió restringirse con carácter militar antes de que comenzara este largo fin de semana ya que hasta convertir el virus en circulante, como la igualmente voraz y mortal gripe (6.500 muertos anuales en España) a la que tan acostumbrados estamos, es necesario contener a la población en sus casas. Pero tampoco hace falta mortificarse demasiado: Francia e Inglaterra han actuado de forma aún más lenta y de ahí que Liverpool dejara entrar a 3.000 hinchas, presuntos «infectados» del At. Madrid. Y abriera Anfield de par en par, dejando 10 británicos con el Covid-19. Ya Merkel advirtió a sus ciudadanos con sinceridad que el 70% de los alemanes contraería el virus: el problema es que no lo hagan todos a la vez para no colapsar los hospitales. Las enfermedades víricas son así y la epidemiología tiene sus complejos y a veces contradictorios trámites que son difíciles de explicar a la opinión pública.

Majadahonda Magazin