«Ellos se llaman ahora el «Encinas», pero durante años fueron el CNW Majadahonda, el Club de Natación y Waterpolo de esta ciudad. Sin subvenciones, sin apoyos, sin reconocimientos. Pagando 77 euros mensuales de su propio dinero, estos deportistas entrenaban, competían, viajaban y soñaban. Lo hacían en silencio. Lo hacían en soledad. Lo hacían sin que nadie en el Ayuntamiento de Majadahonda —absolutamente nadie— se dignara a mirarles con el respeto que merecían. Ni un euro. Ni una medalla. Ni un comunicado institucional. Ni una bandera. Ni una foto. Nada. Lo hacían y lo siguen haciendo y así han conseguido entrar en la División de Honor». Fotos: © Claudia del Álamo

MIGUEL SANCHIZ. (13 de julio de 2025). “Majadahonda ciega, Boadilla, abre los ojos”. Majadahonda ha cometido uno de los errores más clamorosos de su historia deportiva. Y no hablamos de fútbol, ni de baloncesto, ni siquiera de atletismo. Hablamos de algo más profundo, más valiente y menos ruidoso: de un grupo de jóvenes que han levantado, con sus propias manos y sus propios bolsillos un club de waterpolo hasta llevarlo a la cima: la División de Honor nacional. Ellos se llaman ahora el «Encinas», pero durante años fueron el CNW Majadahonda, el Club de Natación y Waterpolo de esta ciudad. Sin subvenciones, sin apoyos, sin reconocimientos. Pagando 77 euros mensuales de su propio dinero, estos deportistas entrenaban, competían, viajaban y soñaban. Lo hacían en silencio. Lo hacían en soledad. Lo hacían sin que nadie en el Ayuntamiento de Majadahonda —absolutamente nadie— se dignara a mirarles con el respeto que merecían. Ni un euro. Ni una medalla. Ni un comunicado institucional. Ni una bandera. Ni una foto. Nada. Lo hacían y lo siguen haciendo y así han conseguido entrar en la División de Honor. Y ahora que lo han logrado —ahora que han entrado en la élite del waterpolo español, donde sólo hay 12 equipos y 9 son catalanes— resulta que el único club peninsular no catalán es el de estos chicos invisibles para su propio pueblo. Ceuta y Canarias están representados. También Cataluña, claro. Y en la Península… no, no es Madrid capital. Es el «Club Las Encinas de Boadilla del Monte», gracias a ellos. Pero Majadahonda ni se entera, ni reacciona, ni sabe lo que ha dejado escapar.

Miguel Sanchiz

¿QUÉ CLASE DE CEGUERA INSTITUCIONAL ES ESTA? ¿CÓMO PUEDE UN GOBIERNO MUNICIPAL PERMITIR QUE SE LES ESCAPE ENTRE LOS DEDOS UNA GESTA DE ESTE CALIBRE? ¿Qué hacen los responsables de Deportes de Majadahonda? ¿Por qué no se han subido a las gradas ni una sola vez? ¿Dónde están los discursos, las ayudas, los homenajes, el orgullo? Han perdido la oportunidad histórica de que Majadahonda sonara en toda España como símbolo de entrega, sacrificio y excelencia en el waterpolo. Pero el mérito —todo el mérito— no es suyo, sino de esos jóvenes nadadores que creyeron en su sueño cuando nadie más lo hizo. Y eso no se olvida. Porque lo que han hecho estos chicos no es solo jugar al waterpolo. Es resistir, construir, crear, liderar, sostener un proyecto en pie contra viento y marea, como si fueran una cooperativa deportiva, como si no existieran instituciones que debieran proteger el deporte base.

«Y ahora, con los colores de Las Encinas de Boadilla del Monte, su historia continúa»

EL CLUB LAS ENCINAS DE BOADILLA DEL MONTE —EX CNW MAJADAHONDA— ES UNA LECCIÓN VIVA DE AMOR AL DEPORTE. Es el ejemplo que deberían estudiar en los colegios. Son la cara visible de una juventud que no se rinde, que no espera aplausos, pero que los merece todos. Y ahora, con los colores de Las Encinas de Boadilla del Monte, su historia continúa. Por eso, miramos a Boadilla del Monte: que no repita la negligencia de Majadahonda. Que no ignore el valor de estos deportistas. Que entienda la magnitud de lo que representan. La pelota está en su tejado. Y el futuro, en sus manos. ¿Será Boadilla del Monte capaz de no fallarles? ¿O volverán estos héroes a nadar contracorriente?

«Miramos a Boadilla del Monte: que no repita la negligencia de Majadahonda»

«Es el ejemplo que deberían estudiar en los colegios».

«Son la cara visible de una juventud que no se rinde, que no espera aplausos, pero que los merece todos»

«Han perdido la oportunidad histórica de que Majadahonda sonara en toda España como símbolo de entrega, sacrificio y excelencia en el waterpolo».

«Lo que han hecho estos chicos no es solo jugar al waterpolo. Es resistir, construir, crear, liderar, sostener un proyecto en pie contra viento y marea, como si fueran una cooperativa deportiva, como si no existieran instituciones que debieran proteger el deporte base»

Majadahonda Magazin