El escritor y profesor de Filosofía, Juan Bautista Bajo Miguélez, ha ejercido como docente en países como Tánger

ELENA MARTICORENA. Juan Bautista Bajo Miguélez es vecino de Majadahonda y este miércoles 26 de abril (2023) presentó su libro «Sólo quedan los gorriones» en el Centro de Mayores «Reina Sofía«. Se considera un padre de familia que vive feliz con Maribel, su mujer, sus hijos, sus nietos, sus amigos, y sus actividades. Juan Bautista Bajo Miguélez es catedrático de Filosofía jubilado y escritor. La educación de la juventud ha sido, y es, la pasión de su vida. «Digo pasión porque me he implicado, hasta donde he podido, en la compleja y problemática personalidad de los adolescentes, mis alumnos» explica el majariego. Su profesión le ha llevado a trabajar en el extranjero y sus primeras experiencias educativas fueron en la ciudad de Tánger, donde disfrutó de una enriquecedora convivencia con el mundo musulmán. ¿Qué vinculación tienes con el municipio de Majadahonda? Majadahonda  es un pueblo donde sus habitantes podemos desarrollar nuestras capacidades intelectuales, deportivas, sociales…  Personalmente recibo más que doy. Correspondiendo de alguna manera, llevo años haciendo labores de voluntariado. Primero, como profesor de apoyo escolar a  adolescentes  y ahora dando conferencias en el Centro de Mayores Reina Sofía y en el Colectivo de Mujeres de Majadahonda… El Mercado de la FelicidadSetentones, una nueva especie... Solo nos transformamos… La inquietante evolución del ser humano...han sido  el titular de alguna de esas conferencias.


Elena Marticorena

¿Qué crees que aportan los estudios de filosofía a los jóvenes estudiantes? –La asignatura de Filosofía es fundamental en la educación, por más que el poder quiera reducirla  a  su mínima expresión. Hacer filosofía es preguntarse y preguntar. Es utilizar la razón en total libertad. Es buscar la verdad y fomentar el espíritu crítico frente a la manipulación que ejerce el poder político, religioso, económico… todos los poderes. Y llegar, a veces a una conclusión como que  «solo existe un mandamiento: hacer a los demás lo que quieras que te hagan a ti». ¿Cómo surge la escritura en tu vida? –Ya, siendo adolescente, escribía mis diarios… Mi madre escribía maravillosamente bien y la genética es la genética. En un momento dado, deseé plasmar por escrito mis ideas sobre la educación, la libertad, la vida, el poder, Dios, la felicidad, el amor…¿Cómo defines tu escritura? –Pretendo que las descripciones y los diálogos de mis novelas trasmitan  la inmensa belleza y fragilidad  del ser humano. Camilo José Cela, Delibes, Dostoievski, Sartre y, tantos otros, son mis escritores preferidos. Pero mi maestro es Platón. Sus diálogos me apasionan. Pienso que El Banquete y el Libro VI de La República los debieran leer todo el mundo.


Cartel de presentación de «Solo quedan los gorriones» en el Centro de Mayores «Reina Sofía» de Majadahonda

¿De qué podrán disfrutar los interesados que se acerquen a la presentación de tu novela? –Quienes lean «Solo quedan los gorriones» descubrirán la biografía de unas gentes que nos harán gozar y sufrir, el devenir de un pueblo pletórico de vida y que la modernidad y unas malas políticas condenarán a emigrar a la gran ciudad. Es un canto a la vida de un pueblo condenado a desaparecer, pero cuyas gentes son inmortales. ¿Acaso han desaparecido Babilonia, Delfos, Corinto, Éfeso, Mileto, cuna de la filosofía…?. En la presentación te acompañaron cinco personas, ¿qué nos puedes contar sobre ellos? –Son amigos  entrañables. Siempre dispuestos a compartir con los demás lo bueno que tienen. Que es mucho.

 

 

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